El CSIC revela fosos y restos desde la Edad del Hierro en el castro de Alobre

Reclaman protección integral para el entorno de la zona arqueológica tras descubrirse más estructuras | El georradar desvela indicios de ocupación y construcciones enterradas

El vestigio sigue generando riqueza histórica. |  Iñaki Abella

El vestigio sigue generando riqueza histórica. | Iñaki Abella

Vilagarcía

Los recientes estudios de prospección geofísica realizados en el castro de Alobre por el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) han revelado hallazgos de notable interés arqueológico que reafirman la riqueza patrimonial del yacimiento situado en Vilagarcía. A través de técnicas no invasivas como el gradiómetro y el georradar (GPR), los investigadores han detectado importantes anomalías que permiten extraer conclusiones de alta y media certeza sobre la configuración defensiva y la posible ocupación del lugar en distintas épocas históricas.

Uno de los hallazgos más relevantes y con mayor grado de certeza es la identificación de una triple línea de fosos defensivos que protegía el istmo que en su día unía el castro con tierra firme. Esta configuración, habitual en yacimientos costeros, muestra una distancia de aproximadamente 35 metros entre cada foso, lo que sugiere la posibilidad de un uso específico o incluso una ocupación en el espacio comprendido entre ellos. De hecho, las anomalías registradas mediante georradar refuerzan esta hipótesis, al señalar indicios de actividad o estructuras en esos espacios intermedios.

Con un grado medio de certeza, los estudios han permitido identificar una serie de anomalías rectangulares, que podrían corresponderse con construcciones divididas en varias estancias. Estas estructuras se sitúan principalmente en la terraza sureste del recinto principal del castro y a lo largo del rellano que fue objeto de la investigación. Dos de estas construcciones presentan un mayor grado de definición, mientras que otras cinco se registran con menor claridad.

Asimismo, se han detectado otras posibles estructuras lineales o cuadrangulares, dispuestas de forma paralela a los fosos, que podrían tener un carácter defensivo o agrícola, o incluso ambas funciones combinadas.

Más allá de los límites visibles del castro, el análisis cruzado de los datos geofísicos con los resultados de sondeos arqueológicos anteriores —realizados en zonas como el extremo suroeste del área de estudio, donde se documentaron tumbas posiblemente medievales, o en la parcela actualmente ocupada por Mercadona— refuerza la conclusión de que el entorno inmediato del castro alberga restos arqueológicos significativos. Estos restos podrían corresponder a periodos que abarcan desde la Edad del Hierro hasta épocas romanas y medievales, extendiéndose en un cinturón de al menos 100 metros en las bandas oeste y sur del yacimiento.

A la luz de estos resultados, los investigadores consideran imprescindible que la totalidad del rellano estudiado sea incluida dentro de la delimitación oficial del yacimiento arqueológico de Alobre y pase a estar protegido como tal. La evidencia acumulada no deja lugar a dudas sobre el valor patrimonial del entorno inmediato del castro, que supera con creces lo visible en superficie y apunta a una historia de ocupación mucho más amplia y compleja de lo que hasta ahora se había documentado.

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