Opiniones encontradas y muchas dudas en el primer día de la zona residencial de A Illa

Vecinos de calles estrechas y sin apenas garajes particulares tienen ahora más posibilidades de dejar el coche cerca de sus casas

Los hosteleros afirman que sus clientes están asustados y que han perdido afluencia

Un vehículo accede a la zona residencial por la calle Castelao.

Un vehículo accede a la zona residencial por la calle Castelao. / Iñaki Abella

A Illa

La norma que regula el acceso a la llamada zona residencial de A Illa entró ayer en vigor. En realidad, lo único que diferenciaba la jornada de este domingo con respecto a las semanas precedentes -desde que se señalizó el acceso a ese conjunto de calles y se anunció la prohibición de paso para los vehículos no autorizados- es que desde ayer, en teoría, los infractores se expondrán a una sanción de 200 euros.

En A Illa se escuchan las mismas opiniones encontradas; y, entre los visitantes, hay muchas dudas en el mejor de los casos. Muchos otros se enteraron ayer de la entrada en vigor de la norma. Es el caso de una familia de A Coruña, que después de comer en un restaurante se paró a leer un escrito de protesta de la hostelería, pegado en la cristalera de un local cerrado. «Nosotros no sabíamos nada, pero siempre que venimos a comer a A Illa aparcamos por la zona del puerto», afirmó uno de ellos.

Imagen de detalle de las cámaras con lector de matrícula. |  I.Abella

Tráfico denso a la salida de las playas, ya en Vilanova. / Iñaki Abella

Más adelante, una pareja de Ourense que había almorzado en la zona de O Cruceiro aseguró que, «nosotros nos acabamos de enterar, porque nos lo dijeron en el restaurante». «Tuvimos suerte, porque anoche dejamos el coche en el aparcamiento público (en referencia al situado entre el paseo marítimo y Castelao), pero ayer estuvimos con él por estas calles para dejar las cosas en la habitación que alquilamos y no vimos ninguna señal», afirman.

Tráfico denso a la salida de las playas, ya en Vilanova. |  Iñaki Abella

Imagen de detalle de las cámaras con lector de matrícula. / Iñaki Abella

La zona residencial comprende 45 calles y una superficie de unos 200.000 metros cuadrados. Hay cuatro grandes accesos: desde las calles Abilleira, Castelao, A Torre y Ribeira do Chazo, y en cada uno de ellos se ha pintado señalización horizontal y se han colocado carteles advirtiendo a los conductores de que no pueden circular por esa zona, salvo que estén empadronados en A Illa o estén autorizados.

Estas autorizaciones se le extenderán a familiares de residentes, personas que tengan en esas vías una segunda residencia, clientes del comercio local o de la hostelería, o proveedores. En las principales entradas a ese grupo de calles hay cámaras con lector de matrícula, y los vehículos que pasen por allí sin permiso serán propuestos para una sanción de 200 euros, que quedará reducida a la mitad por pronto pago.

Opiniones encontradas

«Yo he tenido la mitad de gente que otros domingos», sostiene el dueño de un establecimiento situado en el barrio de O Cruceiro, quien añade que «la señalización no se ve bien, y entraron muchos conductores despistados». «Como encima las multas sean acumulativas, como pasen por el lado de varias cámaras, se van a encontrar con multas de 400, 600 u 800 euros», continuó.

Otra hostelera, por su parte, afirma que «nosotros hoy tuvimos gente, pero estos últimos días sí que fueron raros, con menos de lo normal». Asegura que hay muchas dudas entre los visitantes. «Nos preguntan por dónde tienen que venir y por dónde no pueden meterse», pero que, más que la zona residencial, «el mayor problema que tenemos en A Illa es que no hay donde aparcar, y esto tanto lo sufren los que vienen de fuera como nosotros».

Sin embargo, entre los vecinos el sentimiento es diferente. «Hoy por fin la gente que vivimos aquí y nuestros familiares pudimos aparcar en el barrio», aseguró una mujer en A Torre. «Mucha gente de fuera al meterse por estas calles tan estrechas acaba teniendo problemas, o no sabe por dónde tiene que seguir y genera un atasco, o aparca donde no debe y al final no deja pasar a los demás. Así es mucho más seguro», añaden en su casa. «También en Pontevedra y Vilagarcía hubo protestas cuando empezaron a peatonalizar las calles, y ahora en cambio la gente está contenta. Yo creo que detrás de toda esta polémica hay mucho de política», concluyen.

El comienzo de este plan de tráfico coincide con el inicio de la temporada de playas. Ayer ya hubo mucha gente en los arenales, y en el caso de A Illa esto derivó a partir de las 19.00 horas en retenciones a la hora de salir del puente, con atascos a la altura de los semáforos de A Pantrigueira (Vilanova).

Arosa: «La finalidad de todo esto no es recaudar»

El alcalde de A Illa, Luis Arosa, afirma que, «el día transcurrió con normalidad, pero sí que he notado que en algunas calles de la zona residencial donde antes a estas alturas del año ya empezaría a escasear el aparcamiento, hoy (por ayer) los residentes tenían donde dejar el coche».El regidor insiste en que, «no tenemos que obsesionarnos con las multas, porque la finalidad de todo esto no es recaudar; la finalidad es ordenar un poco el casco urbano, ganar seguridad vial y un poco de aparcamiento para nuestros vecinos». En cuanto a los visitantes, asegura que pueden dejar el coche, «a cinco minutos a pie del centro urbano» en una explanada situada junto al instituto, con 300 plazas.Por su parte, la Asociación de Empresarios de A Illa ha convocado a sus asociados a una reunión que se celebra hoy lunes por la tarde, a las 20.30 horas, con la finalidad de debatir los próximos pasos a dar.

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