El BDRI refuerza el estudio de delfines y ballenas en Galicia

El seguimiento de arroaces en Arousa se amplía a Pontevedra, Vigo y Muros-Noia

Colabora en un proyecto europeo sobre la navegación que amenaza a los rorcuales

La observación de delfines en la ría de Vigo.

La observación de delfines en la ría de Vigo. / BDRI

Manuel Méndez

Manuel Méndez

O Grove

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) redobla esfuerzos en materia de seguimiento e investigación en torno a los mamíferos marinos.

El centro asentado en O Grove que dirige Bruno Díaz ha decidido ampliar el seguimiento de los arroaces que hace casi a diario en Arousa a las rías de Muros-Noia, Pontevedra y Vigo.

Al mismo tiempo, acentúa su participación en un proyecto europeo centrado en las ballenas con el que se trata de evitar la colisión de las mismas con los mercantes que navegan por la costa gallega.

Empezando por la estrategia en torno al delfín mular, delfín nariz de botella o delfín de hocico de botella (Tursiops truncatus), conocido en Galicia como arroaz, decir que el estudio ahora puesto en marcha tiene por objetivo principal determinar el número de individuos existentes en la costa gallega.

Además de poder concretar que hay delfines que visitan las diferentes rías gallegas en un mismo día, otros que apenas se mueven de una en concreto –sobre todo en el caso de Arousa– y muchos que las visitan esporádicamente en sus desplazamientos entre el Cantábrico y Portugal.

Bruno Díaz

El doctor Bruno Díaz López y su equipo emplean para ese seguimiento sus embarcaciones «Benur», que se ocupa de la ría de Arousa, y «Savana», el yate de investigación de 10 metros de eslora que se centra en el estudio de los delfines en las rías de Muros-Noia, Pontevedra y Vigo.

«Esto no solo nos ayudará a estimar el tamaño de la población con alta confianza, sino que también revelará patrones de uso de hábitats individuales en toda la región», asegura el director del BDRI.

Al margen de este proyecto arropado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el citado centro se ocupa, como se decía antes, de las ballenas.

En este caso formando parte del Atlantic Whale Deal, un proyecto que parte de la base de que al proteger a las ballenas también se genera un impacto positivo en el mundo, «manteniendo un medio ambiente saludable y preservando la biodiversidad».

Prevenir colisiones

Su objetivo es «garantizar que los barcos no choquen accidentalmente con ballenas» en el Atlántico, y para ello los socios de diferentes países participantes, entre los que se encuentran España y el BDRI, colaboran para buscar el modo de prevenir tales colisiones, «probando tecnologías nuevas e inteligentes para reducirlas».

Esto implica «técnicas de localización para encontrar ballenas, la elaboración de mapas que indiquen dónde existe riesgo de colisión y la creación de herramientas para reducir el ruido en el océano».

Es un equipo formado por expertos en física, ingeniería, biología, estadística, diseño y economía social de cuatro países el que se ocupa de buscar «soluciones eficaces que beneficien a la sociedad, a la vez que cuidan el planeta», insisten los mentores del proyecto.

Las universidades de La Laguna (Canarias) y Porto (Portugal) participan igualmente en esta experiencia, al igual que lo hacen la empresa de actividades náuticas portuguesa Mar Ilimitado, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Consorcio para el Diseño, Construcción, Equipamiento y Explotación de la Plataforma Oceánica de Canarias y la Universidad de La Rochelle (Francia).

Irlanda y Azores

Otros participantes son la University College Dublin (Irlanda), el también irlandés Grupo de Ballenas y Delfines, el francés Centre National de la Recherche Scientifique y, desde las islas Azores, la Asociación para el Desarrollo del Centro Internacional de Investigación del Atlántico y la Dirección Regional de Políticas Marítimas.

Con la Agência Regional para o Desenvolvimento da Investigação, Tecnologia e Inovação (Madeira) como socio principal, el proyecto Atlantic Whale Deal parte de la base de que «la coexistencia de buques y ballenas en zonas costeras y de mar abierto requiere la cooperación transnacional entre múltiples actores para prevenir colisiones y la pérdida de biodiversidad».

3,5 millones de euros

Cuenta con un presupuesto de 3,5 millones de euros, de los que 2,6 millones proceden de fondos europeos, se puso en marcha en diciembre de 2023 y está previsto que finalice en noviembre de 2026.

Esto supone que en las conclusiones finales jugará un papel decisivo la observación de ballenas comunes, azules, jorobadas, aliblancas y demás especies llevada a cabo por el BDRI en la costa de las Rías Baixas.

Hay que recordar que este centro, en el que cada año se dan cita alumnos llegados de todo el mundo, llegó a detectar sorprendentes congregaciones de ballenas.

Congregaciones

Hubo un día en el que se registraron hasta 53 rorcuales comunes y uno azul alimentándose juntos en la misma zona, un lugar no muy alejado de la costa e islas como Sálvora, Ons y Cíes, frente a las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa.

En otra jornada fueron 35 rorcuales comunes y dos aliblancos, cientos de delfines comunes, muchos mulares (arroaces) y marsopas.

Todos acompañados de una ballena azul bautizada por el BDRI como «BM4», un portentoso ejemplar incorporado a la base de datos internacional que sigue la pista de los grandes mamíferos marinos gracias a la técnica de fotoidentificación.

Era, como se decía entonces, «una visitante regular de las aguas gallegas» y «una de las ballenas azules más conocidas» por el BDRI.

Muchas de las ballenas se han acostumbrado a regresar a Galicia cada año, incorporando estas aguas a su ruta migratoria habitual en busca de alimento.

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