Estos son algunos de los «alienígenas» marinos de las rías gallegas

Siguen apareciendo especies nuevas para la ciencia

Hay decenas de seres desconocidos para el conjunto de la sociedad

Todos coinciden en que quedan muchas más aún por descubrir

El gusano conocido como «Emplectonema gracile».

El gusano conocido como «Emplectonema gracile». / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Arousa

El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) daba cuenta hace unos días de la identificación de un nuevo ser en la ría de Arousa.

Uno de esos que por su minúsculo tamaño suelen pasar desapercibidos, pero que, por su aspecto, bien podrían considerarse como auténticos monstruos o algo así como unos alienígenas acuáticos.

No en vano, son seres vivos con hasta 60 ojos, con capacidad para resistir un desplome de la salinidad, devoradores de percebe o de pequeños invertebrados y moluscos, con trompas que inyectan veneno a sus presas o bien con la cabeza de tamaño desproporcionado o en forma de espátula... Esas y otras muchas características distintivas los convierten en seres misteriosos y, sobre todo, desconocidos.

«Pararosa vigarae»

Prueba de ello es, precisamente, el «Pararosa vigarae» identificado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales, que como se explicó entonces es un gusano que se considera una nueva especie para la ciencia, capaz de «contraerse hasta una quinta parte de su longitud formando anillos similares a los de las sanguijuelas», de ahí que lo hayan apodado «gusano acordeón».

Pues bien, esta es una de las especies incluidas en el libro «Fauna marina atlántica: Nemertinos del litoral de Galicia», editado el año pasado por la Xunta de Galicia y del que son autores los investigadores Jacinto Pérez Dieste y Bruno Almón Pazos.

Una publicación exclusivamente dedicada a estos gusanos conocidos como nemertinos, es decir, un filo de seres no segmentados, con el cuerpo alargado y aplanado, que poseen un órgano característico, como es la probóscide o trompa evaginable.

Viene a ser algo así como la trompa de un elefante, ya que es el apéndice alargado y tubular situado en la cabeza del animal.

En el caso concreto del «Pararosa vigarae», decir que aparecía ya el año pasado en el mentado libro como pendiente de revisión y/o identificación. Y eso, identificarlo, es lo que ha hecho el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), adherido al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

«Amphiporus lactifloreus».

«Amphiporus lactifloreus». / FdV

De ahí que saliera ahora a relucir la secuenciación genética y los resultados de otras pruebas que permiten concluir que el «Pararosa vigarae» localizado en Arousa es «un nuevo género» para la ciencia.

Algo que «nos permite ampliar el número de especies de nemertinos conocidas e indica que hoy por hoy solo conocemos una parte muy pequeña de este grupo de animales», indica Aida Verdes, una de las investigadoras del MNCN.

A lo que se puede añadir, volviendo al principio de esta información, y en base a la investigación de Pérez-Dieste y J. & Almón lanzada por la Consellería do Mar, que las profundidades de las rías gallegas están plagadas de seres tanto conocidos como desconocidos para la ciencia que resultan un auténtico misterio para el conjunto de la población.

«Existe consenso en el ámbito académico en cuanto a que todavía nos queda mucho por descubrir sobre los secretos que esconden nuestros mares y océanos», resalta el conselleiro, Alfonso Villares, en el prólogo de esa publicación.

Alude así a la gran variedad de esponjas de mar, nudibranquios –moluscos gasterópodos sin concha– y platelmintos –también llamados gusanos planos– existente, para añadir que los nemertinos «son otro grupo de gusanos marinos, alargados y planos, tan abundantes en nuestras rías como desconocidos para la mayoría de la sociedad».

«Emplectonema echinoderma»

«Emplectonema echinoderma» / FdV

En esa reflexión radica la trascendencia de la publicación realizada por investigadores como Jacinto Pérez Dieste, al que muchos identificarán como integrante del Grupo de Estudio del Medio Marino (GEMM), que en las dos últimas décadas ha descubierto una gran cantidad de «animales nunca antes vistos» en las rías gallegas.

En el caso de los nemertinos, el libro antes citado se centra en 45 especies distintas detectadas en la comunidad. A continuación se citan algunas de ellas:

  • Carcinonemertes carcinophila.

El gusano «Carcinonemertes carcinophila» (Kölliker, 1845), tiene menos de 1 milímetro de diámetro y puede alcanzar entre 20 y 70 milímetros de largo.

La curiosidad de esta especie radica en que parasita cangrejos, y de ahí el nombre de «Carcinophila», que puede traducirse como afín a los cangrejos, ya que el prefijo «carcino-» es la palabra de origen griego usada para referirse a ese tipo de crustáceos, y el sufijo «-philo» deriva de «philos», que significa amor o afinidad.

  • Amphiporus allucens.

El «Amphiporus allucens» (Bürger, 1895) es otro nemertino afincado en Galicia. Este con un tamaño de hasta 50 milímetros y un diámetro de 3,5 milímetros que habita fondos de arena y lodo a profundidades de entre 10 y 30 metros.

Lo que sucede es que «se conoce muy poco, por no decir nada, sobre la biología y hábitat de este nemertino –relatan los investigadores–. Se supone que, como las demás especies de este género, se alimenta de pequeños invertebrados a los que clava el estilete de se probóscide, inyectándoles una toxina».

«Gibsonnemertes spectabilis»

«Gibsonnemertes spectabilis» / FdV

Un veneno, el de este tipo de gusanos, que «está siendo estudiado para desarrollar diferentes fármacos y pesticidas ecológicos», según explicaba hace días el MNCN.

  • Amphiporus lactifloreus.

El «Amphiporus lactifloreus» (Johnston, 1828) aparece en el libro sobre los nemertinos gallegos, presentado por Pérez-Dieste y J. & Almón, como un gusano que puede alcanzar los 10 centímetros de longitud y 3 milímetros de diámetro.

Un bicho de «cuerpo delgado, aplanado ventralmente y con el dorso redondeado, que termina en una cola roma y cuya cabeza tiene forma espatulada».

«Nemertopsis bivittata»

«Nemertopsis bivittata» / FdV

También se caracteriza por presentar «muchos ojos dispuestos en dos grupos a cada lado, con los extremos casi unidos bordeando la frente».

Habita desde el intermareal hasta los 250 metros de profundidad, en sedimentos de arena limpia o grava, donde «se alimenta de pequeños invertebrados a los que clava el estilete» de la trompa inyectándoles una toxina.

Añade el libro «Fauna marina atlántica: Nemertinos del litoral de Galicia», que también puede encontrarse asociado a los equinodermos y que tolera las fluctuaciones en la salinidad, de ahí que pueda aparecer dentro de las rías y en estuarios.

«Tetrastemma coronatum».

«Tetrastemma coronatum». / FdV

  • Emplectonema echinoderma.

El intermareal es, igualmente, el principal lugar de residencia del «Emplectonema echinoderma» (Marion, 1873), que llega a zonas de hasta diez metros de profundidad y puede alcanzar 20 centímetros de largo por apenas 2,5 milímetros de diámetro en la parte anterior, y alrededor de 5 milímetros en la zona intestinal.

Así se explica en el libro, donde se aclara que su cabeza, «que es redondeada y aplanada en su parte anterior, tiene una forma que recuerda a un diamante».

Es de destacar, asimismo, que «sus órganos sensoriales cerebrales son de gran tamaño» y que su parte dorsal «puede ser de color salmón pálido o bien amarillo rojizo o naranja rojizo, con la parte posterior del cuerpo más pálida y una línea central y dos laterales de color blanco en la cabeza».

«Tetrastemma robertianae McIntosh»

«Tetrastemma robertianae McIntosh» / FdV

El libro de Jacinto Pérez Dieste y Bruno Almón Pazos aclara, de igual modo, que en el litoral gallego suele verse siempre en pareja y en fondos de arena con escombro y asociados a la holoturia o pepino de mar.

  • Emplectonema gracile.

La relación de los gusanos más sorprendentes de las rías gallegas continúa con el «Emplectonema gracile» (Johnston, 1837), de hasta 50 centímetros de longitud y apenas 4 milímetros de diámetro.

Explican los autores que su cuerpo es «ligeramente aplanado dorso-ventralmente» y que «presenta una gran capacidad de contracción y/o extensión».

«Tetrastemma vermiculus».

«Tetrastemma vermiculus». / FdV

De cabeza redondeada y también aplanada, ligeramente más ancha que el cuerpo, este gusano «posee en los laterales entre 20 y 30 ojos divididos en dos grupos a cada lado, unos en la zona anterior de la cabeza y los otros, en la posterior».

Puede encontrarse en la zona intermareal y a cien metros de profundidad, entre mejillones y algas como las laminarias, pero también entre rocas o enterrado en la arena.

Se alimenta de cirrípedos como el percebe, la bellota de mar y la anatifa, así como de pequeños invertebrados, como en los casos antes mentados inyectándoles una toxina a través de su probóscide.

Como curiosidad, resaltar que se rompe «con extrema facilidad, pudiendo reproducir un animal nuevo a partir de cada trozo».

El «Amphiporus allucens»

El «Amphiporus allucens» / FdV

Pero no solo eso, sino que «cuando lo molestan se enrolla formando una espiral» y segregando un líquido «al que se adhieren pequeñas partículas de arena», formando un tubo en el que se protege.

  • Emplectonema neesii.

De hasta 60 centímetros de longitud con algún ejemplar documentado de un metro de largo y 6 milímetros de ancho máximo, el «Emplectonema neesii» (Örsted, 1843) tiene una cabeza con forma de espátula u orbicular que puede ser más ancha que la parte del cuerpo, con un hocico romo y una hendidura cefálica en la parte delantera.

Emplectonema gracile (Johnston, 1837)

Emplectonema gracile (Johnston, 1837) / FdV

Detalla el libro editado por Mar que posee alrededor de 60 ojos distribuidos irregularmente, siendo más numerosos en los laterales de la cabeza. De dorso color castaño amarillento o color paja, manchado longitudinalmente de forma irregular en castaño oscuro, este gusano presenta un vientre pálido. Los juveniles de aguas profundas pueden ser casi blancos o de color rojo anaranjado.

Depredador y carroñero, puede verse en la zona intermareal y a 30 metros de profundidad, bajo piedras, en grietas, entre algas y entre el biso de los mejillones.

Se desplaza lentamente y de forma suave gracias a «un movimiento generado por pequeñas ondas de contracción muscular que fluyen a lo largo de su cuerpo, desde la cola hasta la cabeza».

Emplectonema neesii (Örsted, 1843)

Emplectonema neesii (Örsted, 1843) / FdV

En este caso, cuando es molestado opta por enrollarse sobre sí mismo, «encogiendo el cuerpo mientras segrega una mucosidad a la que se adhiere la arena».

  • Nemertopsis bivittata.

El «Nemertopsis bivittata» (Delle Chiaje, 1841) puede llegar a 200 milímetros de largo y apenas 1 milímetro de diámetro. Tiene un cuerpo filiforme (apariencia de hilo) con un ancho uniforme.

Excepto en los extremos, «de forma redondeada». La cabeza «apenas se diferencia del cuerpo y presenta cuatro ojos negros situados en cuadrado». Recurre a la toxina para alimentarse de pequeños crustáceos y, probablemente, de poliquetos.

  • Nemertopsis Flavida.

De cuerpo «algo aplanado y muy estrecho», el «Nemertopsis flavida» (McIntosh, 1873-74), de 40 milímetros de longitud y apenas 0,5 de diámetro, una cabeza que no se diferencia de la parte corporal y con dos pares de ojos negros dispuestos en rectángulo.

Un ejemplar de «Nemertopsis bivittata»

Un ejemplar de «Nemertopsis bivittata» / FdV

  • Prosorhochmus claparedii Keferstein.

El libro «Fauna marina atlántica: Nemertinos del litoral de Galicia», también se refiere al «Prosorhochmus claparedii Keferstein», de 4 centímetros de longitud y 1,5 ancho, cabeza ligeramente diferenciada del cuerpo y cuatro ojos.

Según los investigadores que detectaron en aguas gallegas esta especie hermafrodita y vivípara, de comportamientos gregarios, «los individuos maduros pueden verse por transparencia, observándose a los juveniles dentro de su cuerpo en forma de pequeñas manchas que flanquean los divertículos intestinales.

  • Tetrastemma coronatum.

El «Tetrastemma coronatum» (Quatrefages, 1846) alcanza los 15 milímetros de largo y 1 milímetro de ancho. La cabeza, de forma redondeada en la parte frontal, presenta dos pares de ojos dispuestos de manera trapezoidal.

Sobre la cabeza y entre los ojos presenta una mancha en forma de media luna de color castaño o negro con los extremos orientados hacia el par de ojos anterior.

  • Tetrastemma longissimum Bürger.

El «Tetrastemma longissimum Bürger» (1895) detectado en las rías gallegas es un nemertino «de cuerpo filiforme que puede llegar a alcanzar los 2 centímetros y tiene 1 milímetro de diámetro».

Es similar al «Tetrastemma coronatum», de menor tamaño, y al «Tetrastemma melanocephalum», que puede alcanzar los 6 centímetros de longitud por 2,5 milímetros de ancho.

  • Tetrastemma robertianae McIntosh.

El «Tetrastemma robertianae McIntosh» (1874) llega a 35 milímetros de longitud y 1 milímetro de ancho.

Pararosa vigarae

Pararosa vigarae / FdV

Tiene un característico color naranja en el dorso, también castaño rosáceo o amarillento, marcado con una banda transversal castaña que rodea el cuerpo en la parte posterior de la cabeza.

Los investigadores explican que desde la parte trasera de esa banda surgen «un par de rayas paralelas de color café que recorren toda la parte dorsal hasta la cola, donde pueden juntarse».

Entre esas dos rayas «aparecen manchas blancas que pueden unirse para formar una línea que recorre longitudinalmente el centro del dorso hasta terminar en la punta da cola, que es blanca».

Asimismo, «entre los dos pares de ojos presenta una banda de color blanco que puede desarrollarse hasta formar una ancha banda transversal».

  • Tetrastemma vermiculus.

Unos 20 milímetros por apenas 0,8 de ancho. Es el tamaño máximo del «Tetrastemma vermiculus» (Quatrefages, 1846), un gusano con cabeza de forma oval, aplanada y más ancha que la región corporal adyacente, con cuatro ojos.

A cada lado de la cabeza presenta una línea longitudinal de pigmento oscuro que puede ser de anchura uniforme o ser más ancha en la parte delantera.

  • Gibsonnemertes spectabilis.

De cuerpo y dorso ligeramente convexos, con la parte ventral plana, el «Gibsonnemertes spectabilis» (Quatrefages, 1846) puede medir hasta 70 milímetros, por cinco de ancho.

Es un carnívoro que se alimenta de pequeños invertebrados y segrega un líquido sedoso y apergaminado, que fija a la parte inferior de las rocas en las que vive.

  • Lineus ruber.

El «Lineus ruber» (Müller, 1774) puede llegar a 12 centímetros, con 4 milímetros de ancho. Se reproduce sexualmente entre los meses de enero y mayo, adhiriendo capas gelatinosas de huevos a la parte inferior de las piedras.

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