El callejero de Vilagarcía que muda con la historia

La céntrica calle dedicada al alcalde Rey Daviña es escenario de múltiples eventos. |  Iñaki Abella

La céntrica calle dedicada al alcalde Rey Daviña es escenario de múltiples eventos. | Iñaki Abella

Víctor Viana

El primer cambio de nombres, que además es el más numeroso, lo decreta el alcalde, Villaverde a principios del siglo XX, y los vocales José Moreira Casal, Manuel Oubiña López, José Otero Lago y Gumersindo Caramés López, -no el pleno municipal-, y deciden renombrar la práctica totalidad del callejero.

La plaza de Alfonso XIII pasa a llamarse plaza Catorce de Abril. La antigua calle de Tetuán, que posteriormente pasó a denominarse de Marqués de Aranda con la dictadura de Primo de Rivera, se cambia con la República por calle de Galán y García Hernández. La calle de San Quintín se llamará en el futuro como de Castor Sánchez. La plaza del Arzobispo Lago, que con la de González Besada (antes conocida como plaza del Sol), con parte de la de Covadonga, y una zona del Ensanche pasa a llamarse plaza de la República. La calle de Lepanto pasa a calle Arzobispo Lago. La plaza de Alfonso XII se convierte en plaza de la Libertad, también en Carril. En Vilaxoan, la plaza del Campo pasa a llamarse plaza de Casares Quiroga.

La decisión del cambio de nombres continúa el cinco de mayo, y en esta ocasión afecta a la calle González Garra que pasa a denominarse de Rosalía de Castro. Posteriormente, en el pleno del veinticinco de septiembre de 1931, el concejal José Pérez Fernández propone continuar con el cambio de nombres, pidiendo que se sustituya la placa de la calle de Martínez García por la de Concepción Arenal, López Ballesteros por el general Riego, Ramiro Cores por el de Marina, y Edelmiro Trillo a Joaquín Costa.

Alegaba el concejal a favor del cambio de nombre de las calles indicadas que «solo el servilismo de anteriores corporaciones pudo haber aconsejado homenajes tales a hombres que nada hicieron por el progreso de Vilagarcía».

Discusiones eternas

Esta última proposición ya le pareció demasiado al presidente de la comisión gestora, Elpidio Villaverde, quien alegó en el pleno municipal que este cambio de nombres «envuelve un agravio a nombres de hombres que aún viven y a la memoria de otros que han desaparecido, pero cuyas familias conviven con nosotros».

Y más concretamente, en el caso de Edelmito Trillo, contestó que «sabe el señor Pérez y sabemos todos que ha llegado a la cumbre de su carrera y destacado gracias a su ciencia y probidad en la Magistratura española, que como autor y organizador de los tribunales de niños y autor de la codificación de nuestra zona de Marruecos; ahora este último que traspasó las fronteras ha dado Trillo y honrado a Vilagarcía, que fue su pueblo, que con justicia perpetúa su nombre. Yo no solo ruego, yo suplico al autor de la moción que la retire».

«Efectivamente, Edelmiro Trillo había fallecido en junio de 1930, por lo que era imprudente solicitar la anulación del nombre de la calle que le recordaba por su extraordinaria labor como juez, alcanzado por su prestigio y seriedad en sus sentencias en el cargo de presidente de la Audiencia Provincial de Madrid y posteriormente como miembro del Tribunal Supremo de España».

Otros méritos de Trillo

Pero es que, además, su prestigio se extendía fuera de nuestras fronteras, tal como demuestra el haber sido nombrado miembro de la Comisión Internacional encargada de elaborar una serie de normas para dar cuerpo legal a las leyes que deberían regir en la zona del Protectorado de Marruecos, tanto francés como español. Labor por la que fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Gran Cruz de Carlos III.

A nivel de España, sería recordado por ser el promotor y principal ejecutor de los tribunales tutelares de menores, así como de las casas de acogida de los mismos, contribuyendo siempre a solucionar cuantos problemas fueron surgiendo en la estructura y evolución de los mismos. Y a nivel gallego, prestó su apoyo a las organizaciones agrarias y sus congresos, razón por la cual sería invitado al Congreso Agrario Provincial de Pontevedra de 1915.

Apenas unos meses antes de morirse, se reúne con el alcalde de Santiago para tratar de las obras de un reformatorio en la ciudad. Su casa, que aún existe en la calle de su nombre, recibió a cuantos vilagarcianos necesitaran de su influencia. Y, desde luego, no se merecía que se intentara cambiar el nombre de su calle.

Héroes de la Independencia

En cuanto a López Ballesteros, es obviamente conocida su biografía como luchador contra los franceses en la Guerra de la Independencia, organizando las guerrillas de O Salnés y manteniendo conversaciones con los marinos ingleses para coordinar la ayuda en armas al pobre ejército español. Y si el intento de cambiar su nombre en la calle correspondiente se debe a que fue ministro de Hacienda con Fernando VII, se podría hacer una lista bien extensa con los nombres de figuras ilustres que ocuparon cargos importantes durante los reinados de monarcas déspotas y que son recordados como grandes españoles. Sin contar con los políticos republicanos que ayudaron a mantener la dictadura de Primo de Rivera a través de su adhesión al Somatén, incluyendo algún dirigente socialista nacional que colaboró con la dictadura aceptando algún cargo de responsabilidad en la estructura del Estado.»

«Con todo, si bien el nombre de las calles pudo agradar o desagradar a ciertas personas y grupos sociales y políticos, nada comparable a una ciudad más grande como Vigo, habitualmente con más tensiones sociales, en donde las derechas llegaron a tener ciertos temores en presentarse a las siguientes elecciones municipales. Solo relataremos los cambios de calles y plazas que, por su antigüedad, formaban ya parte del habla popular, y menos las de personajes más o menos ligados a la monarquía.

Los nombres de santos

Algo que apenas se dio en Galicia fue el cambio de nombre religioso de calles o plazas. Así, en Madrid, la calle de San Francisco pasó a Aniceto Alcalá Zamora, San Antón a Concepción Arenal, o de la Verónica a Comandante Pastor. En Martorell, el Ayuntamiento acordó cambiar todos los nombres de santos. En Porcuna, Jaén, la plaza de la Cruz pasó a Sanchís Banús, y el monumento al Sagrado Corazón de Jesús se sustituyó por una estatua de Pablo Iglesias.

La calle del Príncipe pasó a conocerse como Capitán Galán, la de Santiago como Mariana Pineda, la Gran Vía en Blasco Ibáñez, San Vicente en José Nakens, Paseo Alfonso XII en Paseo Ramón Franco, Ronda se convirtió en Curros Enríquez, la plaza de la Princesa en plaza Ferrer, Progreso en Jaime Vera, Travesía de Isabel II en Travesía de Jaca, Arenal en Nicolás Salmerón, etc.

El caso de Santiago fue el más estrafalario, cambiando la antiquísima calle del Hórreo en calle Alejandro Lerroux, que como es sabido contribuyó al advenimiento de la República, claro que el cambio de nombre ocurrió cuando el conocido político radical se pasó a las derechas.

Por otra parte, el cambio de nombre en las calles de Vilagarcía se realiza el 24 de abril de 1931, o sea cuando los dirigentes municipales no constituyen un Ayuntamiento definitivo, sino una comisión gestora hasta las nuevas elecciones que se celebrarán a primeros de junio. Formando su Ayuntamiento el 5 de junio de 1931.

Con todo, la pregunta que se puede hacer a la vista de todo ello, en el caso de Vilagarcía, es sencilla: ¿Tanta prisa existía por el cambio de nombres cuando aún no se sabía si la comisión gestora del municipio se transformaría en Ayuntamiento formal? ¿No se podía esperar al 5 de junio para hacer la reforma? Los cambios forzados del reciente pasado, tanto nacional como local, siempre suponen, cuando las aguas se han calmado, un reacomodo de la historia».

Médico y divulgador

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