El oídio también acecha la floración del viñedo

La aparición de los capuchones florales en la vid hace temer al hongo

Puede afectar a los granos, cuya piel se endurece, se agrieta y puede romper

Ayuda a expandir la botritis, por lo que debe tratarse junto con el mildiu

Aplicación de tratamientos fitopatológicos en los viñedos de Val do Salnés. |  Iñaki Abella

Aplicación de tratamientos fitopatológicos en los viñedos de Val do Salnés. | Iñaki Abella

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Val do Salnés

Con la viña en estado fenológico 57, camino del 60, según el código de verificación BBCH, lo cual significa inflorescencias desarrolladas completamente, con flores separándose, y la aparición de los primeros capuchones florales, es momento de prestar atención al oídio.

Cierto es que, debido a las condiciones que necesita para su desarrollo, tiene menos relevancia o repercusión en Galicia que el mildiu o la podredumbre gris, pero no es menor verdad que en años cálidos provoca también pérdidas considerables.

EFA

De ahí que el boletín fitosanitario emitido esta semana por la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA) deje claro que viticultores y bodegueros no deben perder de vista este hongo que sobre los sarmientos se presenta formando un polvo grisáceo y puede contaminar las flores, haciendo que se sequen y acaben cayéndose.

Una hoja de tinto con oídio confirmado. |  EFA

Una hoja de tinto con oídio confirmado. | EFA

Al igual que, de ser el momento, afecta a los granos, que se cubren de un polvo blancuzco que endurece su piel, la cual se agrieta y acaba por romperse.

Alteración de calidad

Lógicamente, si el oídio castiga al racimo estará propiciando los ataques de la podredumbre (Botrytis cinerea) u otros hongos, lo cual deriva en una alteración de la calidad de los vinos producidos.

De ahí que los técnicos de la EFA, tras toparse con los primeros síntomas de oídio en una variedad tinta sensible a este patógeno –dentro de una de las parcela de seguimiento de este centro dependiente de la Diputación–, aconsejen empezar a añadir productos antioídio cuando se apliquen los tratamientos contra el mildiu.

Estos últimos, por cierto, se están aplicando desde hace días y se intensifican este fin de semana, aprovechando la ausencia de lluvias.

Un viñedo en plena floración. |  EFA

Un viñedo en plena floración. | EFA

Son especialmente recomendables en las viñas donde ya ha transcurrido el periodo de protección de la anterior intervención, o bien en predios particularmente sensibles ante esta enfermedad, ya sea por estar poco ventilados u otros factores.

Ataques anteriores

La EFA abunda en todo ello cuando también propone combatir el mildiu allí donde se hayan producido ataques de este patógeno con anterioridad.

En todos los casos el producto fungicida empleado debe incorporar una acción curativa y, preferiblemente, «antiesporulante».

Los expertos hacen hincapié en ello cuando vuelven a insistir en que, sea cuál sea el tratamiento antimildiu elegido, «debe aplicarse atendiendo a las buenas prácticas fitosanitarias, para que el cultivo crezca protegido y no se escape el producto fuera de las zonas a tratar».

Por el envés

«Incluso aunque se apliquen productos sistémicos –añade la EFA–, los tratamientos deben ser cuidados y bien realizados, garantizando que quede mejor mojado el envés de las hojas, donde se encuentra la fructificación».

En relación con esto, hay que destacar que las condiciones meteorológicas de días pasados ayudaron a contener el avance de la enfermedad.

Aún así, como destacan desde la EFA, hay predios «con ataques considerables», sobre todo en la subzona productora de Condado do Tea.

Botritis

Los mismos argumentos empleados para explicar el «ralentí» del mildiu pueden hacerse extensivos a la botritis, pues «a pesar de mantenerse la vegetación mojada por la lluvia y el rocío durante más de diez horas, las temperaturas frescas que tuvimos no fueron favorables para este hongo», matizan en el órgano de supervisión y asesoramiento adscrito al ente provincial.

El mismo en el que advierten de que, como consecuencia de la subida de las temperaturas, «habrá que estar pendientes, pues hay hojas con roturas producidas por el viento o el granizo».

Hoja con sintomas de botritis.

Hoja con sintomas de botritis. / EFA / Diputación

«Incremento notorio» de black rot

Hay que destacar tambien que a pesar de las temperaturas frescas de días pasados, los técnicos de la Estación Fitopatológica de Areeiro han detectado durante sus controles preventivos del viñedo un «incremento notorio» de los síntomas de black rot (podredumbre negra); una de las enfermedades fúngicas que más daños causan en viticultura.

Procedente de Estados Unidos e introducida en Europa, vía Francia, a mediados del siglo XIX, junto con los patrones americanos resistentes a la filoxera, la black rot se desarrolla mejor cuando confluyen condiciones de humedad y temperaturas altas.

Manchas black rot.

Manchas black rot. / EFA / Diputación

Es una enfermedad virulenta y peligrosa provocada por el hongo «Guignardia bidwelli», un parásito cuyo origen se encuentra en las ascosporas que hayan atacado las vides durante el anterior año y que pudieran sobrevivir al invierno.

Comienza afectando a las hojas de la vid, con manchas de color marrón claro y de tipo poligonal en cuyo interior acaban apareciendo pequeños puntos negros, llegando a necrosar zonas enteras de la hoja y a afectar a pámpanos y pedúnculos de las inflorescencias.

Como también puede producir la pudrición y deshidratación del racimo, de ahí la conveniencia de incluir fungicidas registrados para controlar este patógeno en las intervenciones contra el mildiu y el oídio.

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