Comienza la floración y el viñedo necesita sol

Es un momento vital, pues determinará el volumen y fecha de la vendimia

El desarrollo fenológico del viñedo está ya en una fase avanzada

El viñedo ya presenta un considerable desarrollo vegetativo.

El viñedo ya presenta un considerable desarrollo vegetativo. / Noé Parga

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Val do Salnés

Viticultores y bodegueros miran al cielo con la esperanza puesta en una estabilidad meteorológica que se antoja vital ahora que el viñedo afronta un momento tan decisivo y crítico como el de la floración, de la que van a depender la fecha y volumen de la cosecha.

Después de tantas lluvias y las granizadas que marcaron la fase de brotación, es más necesario que nunca un clima soleado que permita a la vid desarrollar convenientemente los esperados racimos que se vendimiarán en septiembre y octubre.

«Las condiciones climatológicas favorables son necesarias a lo largo de todo el proceso vegetativo de la vid, pero especialmente durante la floración, cuando necesita una menor cantidad de lluvia y una gran cantidad de sol para desarrollarse perfectamente», explican en la Denominación de Origen Rías Baixas.

En estos momentos los llamados viñedos «bravos», más precoces que los del albariño, ya tienen flores abiertas.

Pero también hay parcelas con plantas de esta misma variedad inmersas en esa floración, que más pronto que tarde será generalizada, toda vez que la viña se encuentra en estado fenológico «G», camino del «H».

Esto quiere decir que los racimos están separados, que es cuando «las inflorescencias se alargan y se presentan separadas y espaciadas a lo largo del brote», y empiezan a aparecer los botones florales separados, que es tanto como decir que los racimos florales se desarrollan por completo y empiezan a formarse los racimos de uvas.

Flores separándose

Según la codificación BBCH, se alcanzaron los estadios 55 y 57: Inflorescencias hinchándose, con las flores apretadas entre sí, e inflorescencias desarrolladas completamente, con las flores separándose.

Dicho de otro modo, que los racimos comienzan su desarrollo entre este mes y el que viene, dependiendo de la ubicación, aireación y orientación de cada parcela.

Tampoco son iguales los tiempos en las subzonas productoras de la Denominación de Origen Rías Baixas, donde explican que «las subzonas situadas más al Norte, como Ribeira do Ulla o Val do Salnés», acostumbran a tener una floración y una vendimia más tardías que O Rosal, «con temperaturas ligeramente más cálidas y menos lluvias del Sur».

En cualquier caso, lo importante ahora que se separan los racimos y aparecen los botones florales, es que necesitan recibir mayor cantidad de luz solar y viento, de ahí la necesidad de que cesen las lluvias y aparezcan las ansiadas condiciones anticiclónicas.

Polinizadores

De ello va a depender la próxima campaña. De ello, y del papel que desde ahora están llamados a jugar los agentes polinizadores.

En relación con esto, Rías Baixas destaca que «son muchos los insectos, como abejas, mariposas o polillas, que se encargan de transferir el polen desde los estambres hasta el estigma de la flor, lo cual ayudará a fecundar los óvulos de la misma».

El año pasado el ciclo vegetativo fue «complicado». Precisamente debido a «la inestabilidad meteorológica», caracterizada por «un invierno y una primavera cálidos y húmedos, con un mes de junio húmedo y de temperaturas normales», según el Departamento Técnico de Rías Baixas.

La tasa de brotación había sido del 92,7% –casi cinco puntos por encima de la registrada en el histórico 2023–, pero se alcanzó un menor índice de fertilidad y se registraron mermas significativas a causa del «corrimiento de flor»; cuando una considerable cantidad de flores no son fecundadas y no se produce su conversión en uvas.

Un contratiempo que se produce en la época de floración, cuando a causa de las lluvias persistentes u otros factores se entorpece o imposibilita la fecundación, dando como resultado racimos desmembrados, con pocas bayas desarrolladas o sin frutos.

Eso es lo que el sector vitivinícola desea evitar este año, para lo cual es fundamental, como queda dicho, que el buen tiempo haga acto de presencia de una vez por todas.

Botritis y black-rot están al acecho

El mildiu, al que combaten cada año viticultores y bodegueros, es la principal amenaza para el viñedo, y de ahí las constantes recomendaciones que emite la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA), aconsejando extremar la vigilancia, aplicar tratamientos eficaces y eliminar la vegetación acompañante que esta primavera castiga a no pocos viñedos.

Pero el mildiu no está solo. El oidio, la botritis y el black-rot están al acecho. Respecto a este último hongo, los técnicos de la EFA aconsejan empezar a tratarlo cuando se combatan el mildiu y el oidio, en el caso de los predios que hayan sufrido sus efectos en años anteriores.

En cuanto a la botritis, el sector debe permanecer especialmente atento en los predios que hayan sido más castigados por las granizadas y los vientos.

Las hojas y brotes rotos son las principales vías de fructificación de este hongo. Al menos mientras persistan las lluvias y la humedad elevada.

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