Anuario de Acuicultura de Galicia
Este es el balance oficial de la producción de mejillón en 2024
Los productores despachan 179.000 toneladas e ingresan 129 millones de euros
La provincia marítima de Vilagarcía empeora mientras la de Vigo mejora
El «oro negro» de batea representa el 93,51% de la producción acuícola total
Se hace acompañar de lenguado, rodaballo, almeja y berberecho

Descargas de mejillón en Meloxo (O Grove). | Iñaki Abella

El sector mejillonero gallego lucha por reponerse y dejar atrás lo sucedido en 2023, que fue el peor año de su historia. Sin duda, marcado por el descenso de la salinidad provocado por las intensas precipitaciones y la debilidad y escasez que arrastraba la semilla del mejillón (mejilla) en el litoral atlántico y las propias bateas.
La situación sigue siendo ciertamente compleja para los productores, pero, al menos, los datos oficiales referidos a 2024, conocidos ayer, indican que no ha empeorado, e incluso se intuye una tímida recuperación.
Al menos en lo que se refiere a las provincias marítimas de Vigo y A Coruña, que mejoran sensiblemente sus registros de 2023, mientras que la de Vilagarcía perdió 10.000 toneladas y casi 4 millones de euros respecto al mismo periodo.

Así se comportó el sector acuícola. / FdV
Así puede comprobarse en el Anuario de Acuicultura de Galicia 2024, difundido ayer por la Consellería do Mar y del que se desprende que durante el pasado ejercicio se descargó en toda la comunidad prácticamente la misma cantidad de mejillón que en 2023, rozando las 179.000 toneladas.
Buenos precios en puerto
Pero, al menos, los precios acompañaron a los acuicultores, de ahí que, tras una cotización media en puerto de 0,72 euros por kilo –en 2023 había sido de 0,67–, los ingresos totales del mejillón cultivado en 2024 se acercaran a los 129 millones de euros, lo que supone diez millones más que un año antes.
Lejos aún de las 220.000 toneladas y los 151 millones de euros que, en 2022, marcaron el registro récord del sector en toda su historia, los mejilloneros siguen conformando un motor económico fundamental en Galicia.
Una comunidad, por cierto, «llamada a seguir ganando relevancia en el suministro de alimentos a nivel global», explica el conselleiro de Mar, Alfonso Villares.
Alude así al informe Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura (Sofia 2024) de la Organización de Naciones Unidas para a Alimentación y la Agricultura (FAO), que señala que la producción acuícola ya supera a la pesca de captura.

La distribución del mejillón por categorías o tipos. / Consellería do Mar
Producción que la comunidad gallega se elevó en 2024 hasta las 191.219 toneladas y los 247 millones de euros, lo cual es tanto como decir que el mejillón representa el 93,5% del volumen y el 52% de la facturación del sector acuícola, integrado también por peces como el rodaballo, algas y otros bivalvos: almeja, berberecho y ostras.
Distritos marítimos
Un mejillón que sitúa a los distritos marítimos de A Pobra, Cambados, Cangas, O Grove, Vilagarcía, Portonovo y Bueu, por este orden, como los más importantes de Galicia en cuanto a volumen.
Dicho lo cual hay que destacar el papel desempeñado por el de Cangas, que aprovechando su buen momento y el aumento de ventas y precios en su puerto se ha aupado hasta la tercera posición del ranking.
Lógicamente, también beneficiado por la caída experimentada en los puertos arousanos.
El año pasado el distrito marítimo de Cangas colocó en el mercado más de 24.234 toneladas (20 millones de euros) tras marcar un precio medio de 0,84 euros por kilo, mientras que el más importante de Galicia –el de A Pobra do Caramiñal– se quedó en 0,65 euros por kilo y apenas 21 millones de euros, tras vender casi 33.000 toneladas de mejillón.
Respecto a los demás distritos, decir que todos los pertenecientes a la provincia marítima de Vilagarcía –salvo el de Ribeira– perdieron peso el año pasado, en relación al pésimo 2023.

Bateas de cultivo de mejillón en la ría de Arousa. | Iñaki Abella
El de Cambados, por ejemplo, tuvo que conformarse con 27.319 toneladas y 20 millones de euros en 2024, cuando un año antes habían sido 30.508 toneladas y casi dos millones de euros más.
Algo parecido sucedió en O Grove, que pasó de 24.000 toneladas en 2023 a 22.283 toneladas durante el pasado ejercicio. La diferencia es que en el muelle de Meloxo el mejillón pasó de 0,66 a 0,75 euros el kilo, de ahí que aún vendiendo menos, los bateeiros consiguieran un millón de euros más, situándose cerca de los 17.

Arousa está presente en la Seafood Expo Global de Barcelona, con el mejillón como estandarte. / FdV
El distrito marítimo de Vilagarcía pasó de 25.000 a 22.235 toneladas y de algo más de 15 millones de euros a poco menos de 13 millones, en este caso con el precio por kilo más bajo de Galicia: 0,58 euros.
El distrito de Ribeira, como se decía antes, mejoró, pasando de 4.952 a 6.528 toneladas de mejillón y de apenas 4 millones a casi 6 millones de euros, gracia a haber marcado el segundo mejor registro gallego en cuanto a precio por kilo: 0,91.
Provincia marítima de Vigo
En cuanto a la provincia marítima de Vigo, a los datos antes referidos de Cangas hay que añadir los del distrito marítimo de Portonovo, que pasó de 8.085 a 10.248 toneladas y de 4,7 a 6,3 millones de euros.

La comparativa entre la producción de mejillón de los años 2023 y 2024. / Consellería do Mar
Por delante del de Bueu, que subió desde las 7.295 hasta 9.186 toneladas de «oro negro» de batea y de 5,8 a 8 millones de euros, marcando un precio medio de 0,86 euros el kilo; tercer mejor registro de Galicia.
El distrito marítimo de Redondela, a su vez, descargó en puerto el año pasado 4.421 toneladas, por valor de 3,4 millones de euros; Vigo despachó 2.338 toneladas, por importe de 1,8 millones de euros; y Baiona se quedó en 943 toneladas y 936.000 euros.

Solo el 10% salió con sello de la DOP
Hace un mes el Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia indicaba que a lo largo de 2024 se certificaron en los puertos gallegos con esta marca de calidad un total de 18.772.151 kilos de molusco, lo cual representa un aumento del 56,37% respecto al año 2023.
Ahora que se conoce oficialmente el total de mejillón producido durante el pasado ejercicio, 178.813.310 kilogramos, es fácil concluir que solo el 10% del «oro negro» de batea llega al mercado con el sello de calidad. O, lo que es lo mismo, el 90% de la producción está «por fuera» de las certificaciones.
La tercera provincia marítima, la de A Coruña, está abanderada por el distrito de Muros, en 2024 con 7.472 toneladas y 5,5 millones de euros, seguido del de Sada, con 5.863 toneladas y 3,7 millones de euros.
En cuanto a sus otros distritos marítimos, decir que el de Camariñas creció desde las 327 toneladas de 2023 a las 1.534 del año pasado (987.000 euros), y que el de Noia subió de 894 a 1.653 toneladas que generaron un millón de euros.

Así se reparte: entre fresco e industria
Solo el 27% del mejillón producido el año pasado en Galicia se destinó al sector transformador o industrial, conformado por cocederos y conserveras.
Fueron casi 49.000 toneladas –12.000 más que en 2023– que generaron unos ingresos de 32,4 millones de euros, tras venderse el molusco a un precio medio de 0,66 euros el kilo.
El 73% restante de la producción bateeira, es decir, casi 130.000 toneladas, fue a parar al mercado de fresco, es decir, las depuradoras, que abonaron por esta materia prima algo más de 96 millones de euros, con un precio medio de 0,74 por kilo.
- Grande
En este caso, como siempre, hay que diferenciar por tipos o categorías. El mejor pagado y el más escaso, el mejillón «grande», con un precio de 0,84 euros por kilo. Fueron 14.786 las toneladas vendidas, por importe de 12,3 millones de euros.
- Mediano
Del «mediano» salieron 27.574 toneladas, con un precio medio de 0,79 y unos ingresos totales de casi 22 millones.
- Pequeño
El más abundante fue el mejillón «pequeño», en el que se incluye el llamado «europeo» o «lacasito», de hasta 70 piezas por kilo y destinado, sobre todo, a Francia.
De esta tercera categoría –la más importante para el sector bateeiro– salieron al mercado el año pasado 87.503 toneladas que, con un precio medio de 0,71, arrojaron un resultado final de 62 millones de euros.
La provincia marítima de Vilagarcía empeora
Todo esto quiere decir que, en sintonía con la pérdida de productividad que arrastra el sector marisquero en la ría de Arousa, el cultivo de mejillón también ha experimentado un retroceso considerable en estas aguas, donde se agrupa el mayor número de bateas: unas 2.300 para un total de 3.300.
La provincia marítima de Vilagarcía sigue ofreciendo los mejores registros, con 111.000 toneladas de mejillón y casi 77 millones de euros el año pasado, lo cual representa el 65% del volumen total y un 60% de la facturación.
Pero pierde 4 y 7 puntos, respectivamente, respecto a 2023, cuando se descargaron 121.105 toneladas por valor de 80 millones de euros en los distritos marítimos de Ribeira, A Pobra, Vilagarcía, O Grove y Cambados.

Descargas de mejillón para Francia e Italia en el puerto de Vilanova de Arousa. / M. Méndez
Nada que ver con lo sucedido en la provincia marítima de Vigo, que pasó de 44.000 toneladas de mejillón y 32 millones de euros en 2023, a 51.372 toneladas y 41 millones de euros durante el pasado ejercicio.
De este modo, la suma de los distritos marítimos de Portonovo, Bueu, Cangas, Vigo, Baiona y Redondela rozó en 2024 el 29% de la producción total gallega y el 32% de los ingresos.
También la provincia marítima de A Coruña experimentó una sensible mejoría, pasando de 13.000 a 16.513 toneladas y de 7 millones de euros a más de 11 millones.
Esto supone que los distritos marítimos de Sada, Camariñas, Muros y Noia representan prácticamente el 9% del volumen y de la facturación.
Por cierto, el precio medio fue de 0,68 en la provincia marítima de A Coruña, de 0,69 en la de Vilagarcía y de 0,79 en la de Vigo.
Un producto que se hace acompañar de otros bivalvos, rodaballo y lenguado
El mejillón de batea domina claramente la producción acuícola de Galicia, como lo de demuestra el hecho de que sus 179.000 toneladas representen más del 93% del volumen total.
Un porcentaje que supera el 94% si se suman los demás bivalvos producidos, tales como la almeja babosa, con 31 toneladas el año pasado, la fina (11), almeja japónica –con 741 toneladas y 9 millones de euros–, ameixón (5 toneladas) y berberecho (56).

Los viajeros de un catamarán de Cruceros del Ulla Turimares observan una batea de engorde de almeja mientras degustan mejillón y ostras a bordo. / M. Méndez
De este grupo biológico también forman parte el mejillón de parques de cultivo, que apenas llega a las 3 toneladas, la ostra plana (209), la rizada (481) y la volandeira, con solo 901 kilos obtenidos mediante acuicultura.
Ni que decir tiene que, gracias al mejillón de batea, la familia de los bivalvos es la clara dominadora del sector.
Peces
Pero no hay que perder de vista a los peces, con 795 toneladas de lenguado de pintas (12 millones de euros) el año pasado, ni al rodaballo, del que se produjeron más de 10.000 toneladas (93 millones de euros).

El reparto de la producción por distritos marítimos. / Consellería do Mar
El tercer grupo acuícola, aunque éste meramente testimonial, es el de las algas, que entre las verdes, las rojas y el argazo real sumó en el pasado ejercicio apenas 14 toneladas (140.000 euros).
En definitiva, todos ellos productos que conforman «una despensa de alimentos extraordinarios que son parte importante de nuestra gastronomía» y contribuyen a mantener a Galicia como «principal región pesquera de España y de Europa, tanto en la pesca extractiva como en el ámbito de la acuicultura», manifiesta en conselleiro de mar.
Un Alfonso Villares que se muestra relativamente satisfecho por los resultados ofrecidos por la acuicultura gallega en 2024, pues sabe que pueden y deben mejorar.
Pero también es conocedor de que «el sector atraviesa un momento complejo», y de que 2024 «estuvo marcado por las consecuencias de un 2023 caracterizado por episodios de precipitaciones extraordinarias que tuvieron un gran impacto en la salinidad de las aguas», provocando «una elevada tasa de mortalidad de bivalvos» cuyas consecuencias aún se sufren hoy en día.
A pesar de todo, «el sector de la acuicultura marina supo reponerse, mejorando la facturación en más de un 6% , para situarse en 247 millones de euros», reflexiona.
Pero queda mucho que avanzar y «retos importantes en el horizonte», como los derivados del cambio climático y la transformación del sector en materia de sostenibilidad y competitividad.

Alfonso Villares, sembrando almeja en Cambados. / Iñaki Abella
Ante ese horizonte, el titular de Mar lanza un mensaje que viene a ser un nuevo llamamiento a la unidad del sector mejillonero –por asuntos como la histórica fragmentación organizativa que arrastra y la siempre polémica recolección de mejilla– y a la cooperación de las cofradías y mariscadores, que son un pilar básico para revertir la progresiva pérdida de productividad marisquera de las rías.
A unos y otros, el conselleiro los invita a seguir «un camino que debemos transitar unidos, apoyándonos en la ciencia» y las investigaciones. Tanto las que lleva a cabo directamente la propia Xunta, en centros adscritos como el CIMA, Intecmar o Ifaga, como la desarrollada en colaboración con las propias organizaciones productoras, universidades, CSIC, empresas privadas y otras instituciones públicas.
Se trata, argumenta Villares, de utilizar el respaldo y trabajo de la comunidad científica para «encontrar respuestas y soluciones eficaces» a los problemas y retos actuales y futuros, marcando así un rumbo «que nos permita garantizar el futuro» de la actividad acuícola, que considera «estratégica para la economía de Galicia».
Precisamente esa apuesta por la investigación lleva a Alfonso Villares a decir que «el objetivo final debe ser recuperar cifras anteriores en especies relevantes como la almeja fina, la japónica, la babosa o el berberecho».
Y para ello, remarca, juega un papel crucial el «Plan de Competitividad y Sostenibilidad del Marisqueo en Galicia 2024-2025, dotado con 123 millones de euros y que, de acuerdo con el sector, recoge líneas de ayuda y actuaciones pensadas para el presente y el futuro de la actividad».
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