Las vacas cachenas tiran del carro (socioeconómico) en San Vicente
La explotación ganadera de los comuneros interesa en otros montes
Las reses mantienen limpio el terreno, evitan incendios y generan ingresos

El comunero José Álvarez Vidal, uno de los encargados de cuidar a las cachenas. / FdV

La cría de vacas cachenas iniciada hace trece años en los montes de San Vicente de O Grove se han convertido en un proyecto plenamente consolidado que envidian difererntes comunidades de montes vecinales en mano común gallegas.
Fueron los comuneros de San Vicente, a manos de expresidentes como Manuel Ochoa y Jesús Otero Pombo, los que abrieron el camino a otras entidadees poniendo en marcha este ambicioso proyecto en montes mecos como el de Con da Hedra, inicialmente con tres hembras y un macho.

Dos vacas cachenas con una cría nacida hace unas semanas. / M. Méndez
Actualmente, siendo Manuel Castro el presidente –él estaba entre los directivos que desde el principio arroparon esta propuesta– son 26 las cabezas de ganado existentes en la parroquia.
Doce crías
Más concretamente, catorce vacas adultas –en el grupo siempre se mantiene un toro que se va cambiando periódicamente– y doce ejemplares juveniles, algunos nacidos hace solo unos días.
Las reses, y de ahí el interés mostrado por otras comunidades, se encargan de mantener limpio el monte, lo cual ayuda a prevenir incendio sy a salvar de la quema a los pinos del monte comunal, de los que se obtienen ingresos para la comunidad con la venta puntual de madera.

Manuel Castro junto a dos de las vacas. / FdV
Además, los animales generan ingresos directos por sí solos, ya que algunos son sacrificados y su carne se vende tanto entre los propios comuneros como a través de la carnicería La Bellota, en la plaza de abastos de O Grove.
En relación con esto, cada verano se sacrifican uno o dos terneros para organizar la Festa da Vaca Cachanea, lo cual representa otra fuente de ingresos para esta comunidad integrada por 110 asociados, es decir, vecinos con casa abierta en la parroquia

Celebración de la VI Festa da Vaca Cachena en los montes de San Vicente de O Grove. / Noé Parga
Por si no fueran suficientes ventajas o alicientes para la entidad, decir también que las cachenas se han convertido en un aliciente turístico añadido para la parroquia y el conjunto del Concello de O Grove, siendo cada vez más los vecinos y visitantes que se acercan a Con da Hedra para observarlas de cerca.
Especialmente en esta época del año, cuando nacen las crías y es fácil disfrutar viéndolas de enternecedoras imágenes.
Pequeñas pero con grandes cuernos
Los machos pueden pesar en edad adulta alrededor de 580 kilogramos –1,22 metros de alzada–, mientras que las hembras apenas llegan a los 400 kilos y miden cerca de 1,17 metros. Pero los teneros apenas llegan a los 20 kilos cuando nacen, de ahí que llamen tanto la atención.

Vacas cachenas en San Vicente de O Grove. / Muñiz
En relación con esto, no cabe duda de que mantener este rebaño de cachenas en Con da Hedra contribuye a preservar esta especie autóctona tan importante y preciada, caracterizada por su reducido tamaño –es la raza española más pequeña– y el gran porte de su cornamenta, cuya voluminosidad le sirve para proteger a sus crías, haciendo gala de un desarrollado instinto maternal.
«Sello de identidad»
«Lo más importante es que ya forman parte de O Grove y son un sello de identidad de nuestra parroquia», explica Manuel Castro, popularmente conocido como Manolo o do Leite, a quien suele verse a diario junto a los animales.
Al igual que hacen José Álvarez Vidal, otro conocido comunero de San Vicente, y demás miembros de este colectivo que se esfuerzan por mantener el rebaño en las mejores condiciones posibles.

Comuneros recogiendo forraje para las reses. / FdV
No hay que olvidar que una explotación ganadera de estas características no se limita a tener en el monte un puñado de vacas, sino que hay que procurarles alimento y agua de manera permanente, además de prestarles tratamientos o controles veterinarios y todo tipo de cuidados.
Esfuerzo y dedicación
«Requiere más esfuerzo y dedicación de lo que se cree, pues si bien se alimentan del pasto que encuentran en el monte, también debemos aportales alimento extra, encargándonos nosotros mismos de recoger el forraje en nuestras fincas», detalla el presidente de los comuneros.
Asimismo, hay zonas de tojos, zarzas y otras especies vegetales que no consumen las vacas y los comuneros se encargan de limpiar, para que crezca la hierba y despejar el camino a las cachenas, que se ocupan del resto.

El comunero José Álvarez Vidal en Con da Hedra. / FdV
Es así como se amplía cada vez más la extensión de monte comunal que es controlado de manera totalmente natural por estas vacas.
Animales originarios del área montañosa de la zona del Xurés (Ourense) y montes limítrofes con el Parque Nacional de Peneda-Geres (Portugal) que son capaces de aprovechar unos recursos naturales pastables que difícilmente aprovecharían otras razas bovinas.
En junio reeditan la exaltación de su preciada carne
La excelente calidad de la carne de vaca cachena y su capacidad para adaptarse al medio han intensificado los planes de cría y producción de esta especie, cargando de argumentos a Manuel Castro y quienes, como él, apostaron por su introducción en Con da Hedra.
El mismo lugar en el que se reeditará a finales de junio la ya tradicional fiesta de exaltación de su carne, como siempre bajo carpa y dando la posibilidad de saborearla en diferentes preparaciones.
«Aún estamos empezando a trabajar en su organización, pero puedo decir que, efectivamente, este verano volveremos a tener la fiesta de la cachena», anuncia el presidente de la comunidad de montes vecinales en mano común de San Vicente de O Grove.
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