Entrevista | Alfredo Bea García Exconcejal de O Grove y aspirante a repetir como alcaldable en 2027

«Me voy a presentar a las elecciones para tratar de sacar O Grove adelante»

«Sanxenxo crece y O Grove empieza a estar tan quemado como su gobierno»

«Para gobernar no sirve decir ‘hakuna matata’ a todos; es necesario mojarse»

«Nuestro pueblo se parece cada vez más a la vieja Habana»

El exconcejal Alfredo Bea García, ayer.

El exconcejal Alfredo Bea García, ayer. / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

O Grove

La alarma social generada por la oleada de robos que azotó a O Grove en los últimos meses, las críticas vecinales por el supuesto estado de «abandono» de la localidad meca y los lamentos de los empresarios, en relación con la pérdida de peso del municipio, hacen que el nombre de Alfredo Bea García, «Fredi», vuelva a sonar como alcaldable en O Grove en las elecciones de 2027. ¿Con quién?

FARO DE VIGO ya avanzó en 2019 que el exconcejal galeguista regresaría a la escena política en la cita electoral de las municipales. Y más recientemente, el propio Bea lo confirmó. Ahora no solo lo ratifica, sino que explica las razones por las que lo hará. Y todas apuntan en la misma dirección: cree que el gobierno y la oposición dejan mucho que desear y no dan a los ciudadanos lo que estos necesitan y reivindican.

Alfredo Bea García, en un acto como presidente de la Federación Galega de Piragüismo.

Alfredo Bea García, en un acto como presidente de la Federación Galega de Piragüismo. / Marta G. Brea

-Ya se dijo en FARO en otras ocasiones, y en carnaval volvió a quedar claro, que cada vez son más los vecinos que piden su vuelta. La frase más repetida es «¡Esto con Fredi no pasaba!».

-A mi también me lo dice cada vez más gente, y la verdad es que me sorprende y halaga. Jamás pensé que me animarían tantas personas, conocidas o no, y de tantos partidos distintos. Lo hacen porque O Grove padece un grave problema, y aunque el responsable es el gobierno, los vecinos también hablan pestes de la oposición.

-Quiere eso decir que lo animan a volver. Pero cuando fue concejal gobernó en coalición con el PSOE de José Cacabelos y con el PP de Miguel Pérez, así que la preguntas es obligada, ¿con qué siglas regresará?

-Volveré porque no dejé la política, sino que me lincharon a causa de una multa de 200 euros que no era mía, lo cual resulta ridículo viendo lo que pasa en el mundo y en O Grove. ¿Con qué partido? Siempre me consideré gallego y galeguista, pero parece que también debo de ser de centro, porque me animan a volver tanto los de derechas como los de izquierdas y los nacionalistas… ¡Quizás algo hice bien cuando fui concejal!

Me voy a presentar, si o si, para arrimar el hombro y tratar de sacar esto adelante, porque lo quiero yo y porque me lo pide mucha gente. Lo de menos es con qué siglas.

-¿Pero a usted cuáles le tientan?

-Nunca me deje llevar por ideologías, sino por «coger el sacho». En todos los partidos y en todas partes hay personas buenas y malas.

Lo que hace falta es gente que tenga claro el objetivo y el camino a seguir para alcanzar esa meta. Me da igual colaborar con quien sea si es para trabajar por mi pueblo. Y el que no quiera hacerlo que se vaya a su casa. El problema que hay en O Grove es que ni unos ni otros tienen un proyecto claro. Se limitan a sobrevivir dejando pasar el tiempo.

Tuve contactos con personas de todas las ideologías, y me llegan comentarios de que hay dirigentes del PP, PSOE y BNG diciendo que me presentaré con ellos. Lo que yo tengo claro es que mis ganas de trabajar por el pueblo siempre fueron enormes, y más ahora, cuando O Grove está peor que nunca.

-Eso dicen, pero, ¿tan grave es la cosa?

-Basta ir en coche por Vilalonga, Meis, Meaño, Cambados o Vilanova para darse cuenta de que O Grove está dormido y se está muriendo.

En nuestro pueblo hay un pasotismo absoluto y no hay gobierno. El alcalde sabrá por qué está solo, pero si en su candidatura había 17 personas, a lo mejor debe pedir el cese de los concejales electos que no trabajan, o marcharse él, y hacer que entren en sus sitios otros de esa lista con más ilusión.

Mientras tanto, su parálisis seguirá siendo absoluta. Como lo es en la oposición, pues como los vecinos me dicen, «ni está ni se la espera».

-Hable de algo concreto. Por ejemplo, la Policía Local, cuya precaria situación salió a relucir a raíz de la oleada de robos.

-Cuando fui concejal impulsé la renovación de este servicio y, aún teniendo el mismo número de efectivos que ahora, llegamos a disponer de agentes trabajando por la noche y se hacían controles de alcoholemia, motos y velocidad, entre otras labores.

Alfredo Bea.

Alfredo Bea. / FdV

Pero claro, para lograr resultados hay que gobernar y mojarse, y eso no lo hacen ahora, por eso no hay policía, sino unos señores patrullando en coche de vez en cuando.

Lo que ocurre es que hay dinosaurios en su estructura interna y nadie asume responsabilidades.

Lo primero es disponer de una jefatura que sea capaz de reconducir la situación. Un jefe en condiciones al margen de ese círculo vicioso que no se mueve de su espacio de confort.

Y después hay que afrontar una reestructuración y crear plazas, aunque para eso hay que tener un presupuesto y sueldos atractivos, para que la gente quiera venir a trabajar a O Grove y que no suceda lo mismo que con el secretario o el aparejador.

Lo que sucede es que O Grove sigue presupuestando anualmente los 9 millones que se empleaban hace diez años, de ahí que el pueblo se esté muriendo. Es decir, que O Grove sigue anclado en el pasado mientras Sanxenxo pasó de 14 a 40 millones de euros.

Pero Cacabelos ni siquiera fue capaz de aprobar el presupuesto en tiempo y forma cuando tuvo mayoría absoluta.

Todo esto es, insisto, fruto de un pasotismo absoluto en la gestión de los servicios municipales.

Hace días alguien muy importante me preguntaba qué pasa en O Grove porque «todo está que da pena», me dijo. Lo que sucede es que los políticos que tenemos aplican una filosofía de «vive y deja vivir» o de «no pasa nada». Pero para gobernar no sirve decir «hakuna matata» a todos, sino que es necesario, repito, mojarse los pies.

-¿Cómo se hace?

-Con un proyecto común y de futuro. Ahora resulta que ya no queremos puerto deportivo, ni el desdoblamiento de la vía rápida, ni la piscina, no queremos más instalaciones deportivas, dejamos morir a los clubes y al movimiento cultural… Y los colectivos en vez de unirse vuelven a fraccionarse, como se vio hace días con la creación de una nueva asociación turística y empresarial.

No solo eso, sino que volvemos a tener tres clubes de fútbol, hay asociaciones obligadas a hacer el trabajo de la oposición y si quieres una licencia para una reparación debes esperar ocho meses. Incluso hay pasos de peatones en pleno centro urbano borrados desde hace dos años. Es decir, el alcalde habla de ampliar la plantilla de la policía pero no tiene ni para un bote de pintura.

También hay casas derrumbándose por todas partes sin que se abran expedientes para hacer cumplir la ley y cambiar una ruinosa imagen que hace que O Grove se parezca cada vez más a la de la vieja Habana.

En Portonovo no hay un solo bajo cerrado o en alquiler y en O Grove da pena ver los letreros. No hay aparcamiento, ni soluciones para el comercio, ni nada… Solo ideas de bombero, como la del show de la expropiación de una casa en el colegio de las monjas.

La gente no es tonta y ve todo eso, por eso muchos se acuerdan ahora de que cuando fui concejal y colaboré con los diferentes gobiernos tenía un proyecto claro.

Eso es lo que quiere la gente, a alguien que tire del carro. Me da pena decirlo, pero nos salva estar al lado de Sanxenxo, que crece con alternativas turísticas mientras O Grove se hunde y empieza a estar tan quemado como el gobierno.

-¿Ideas de bombero?

-Cuando se quiere expropiar a una familia por el bien de todos y el interés general se paga a precio de rey y no se ofrecen cuatro pesetas.

El exconcejal galeguista José Alfredo Bea García.

El exconcejal galeguista José Alfredo Bea García. / FdV

Pero el alcalde no sabe qué es eso de expropiar por un bien público. Si ofreciera 120.000 euros a esa familia todos tan contentos y problema resuelto. Si a él le ofrecieran 30.000 por su casa seguro que no la vendía.

Pero claro, todo lo soluciona con su particular «Aló Presidente», imitando en las redes sociales el programa de televisión del presidente de Venezuela. En su casó es un «Aló Alcalde».

Una sentencia de 2015 que muchos no entendieron

En 2015 el Juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra condenaba al concejal Alfredo Bea a siete años de inhabilitación para cargos públicos en la administración municipal al considerarle culpable de un delito de prevaricación por la retira de una multa en 2012.

Los hechos se remontaban a mediados de enero de 2012, cuando Bea pidió a un miembro de Protección Civil y compañero suyo un año antes en la lista electoral del Partido Galeguista Demócrata que fuese a la base de la agrupación a recoger unos documentos que el edil necesitaba para una reunión sobre playas. El voluntario aparcó su coche en una parada de taxis, y un policía local le impuso una multa de 200 euros, que se quedarían en 100 por el pronto pago.

Posteriormente, el miembro de Protección Civil presentó una alegación según la cual había acudido a aquel lugar por órdenes de Alfredo Bea (que en 2012 era concejal de Seguridad Ciudadana, y por lo tanto, responsable tanto de Protección Civil como de la Policía Local), adjuntando un escrito de Bea, con el sello del Ayuntamiento, en el que solicitaba la retirada de la sanción al voluntario de Protección Civil porque había ido hasta la base por instrucciones suyas.

La sentencia considera probado que posteriormente el policía que había puesto la denuncia aceptó retirarla porque fue a ver a Alfredo Bea a su despacho e interpretó la solicitud como una orden, y habría querido evitar represalias.

Pero el entonces jefe de la Policía Local tuvo conocimiento de los hechos y denunció el caso en el juzgado, con la asistencia legal de la abogada de Meaño Dolores Salgueiro. Tres años y medio después, el Juzgado de lo Penal de Pontevedra consideraba probado que Alfredo Bea incurrió en un delito de prevaricación y el voluntario de Protección Civil en uno de tráfico de influencias, de ahí que condenara a ambos.

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