Ruta por el Románico de O Salnés: estos son sus 16 templos más representativos
Son templos construidos a partir del siglo XI, aunque con remodelaciones posteriores
El monasterio de Armenteira es el mayor ejemplo de este estilo arquitectónico que salpica las principales localidades de la comarca

Ermita de A Lanzada / Gustavo Santos
Un total de 16 templos catalogados dentro del primer estilo artístico internacional en el mundo cristiano salpican la comarca de O Salnés. Las iglesias románicas remontan su origen al siglo XI, si bien gran parte de ellas han conocido remodelaciones o ampliaciones posteriores que han alterado aquel estilo arquitectónico, pero manteniendo aún la esencia de los templos primigenios que fueron.
Cualquier itinerario por el Románico de O Salnés ha de arrancar por c, iglesia del monasterio conocida hoy por el sobrenombre de «catedral de O Salnés», y cuya construcción se remonta al siglo XII. Siguiendo las directrices cistercienses, comprende tres naves abovedadas, coronadas en sus cabeceras por tres capillas semicirculares. Rosetón y portada monumental completan el conjunto monumental. Esta última cuenta con seis arquivoltas tóricas semicirculares apostadas en columnas con fuste monolítico, las cuales descansan en bases de perfil tórico. Mientras, arriba culminan en capiteles con ornamentación floral. Encima de la portada, un tornalluvias apostado en canecillos, que hace las veces de peana al majestuoso rosetón, y cuyas filigranas algunos historiadores del arte vinculan con la influencia mozárabe.
Amén de este epicentro románico, el itinerario por Meis conduce a otras parroquias del municipio, hasta el punto de convertirse en el foco más prolífico de O Salnés en vestigios románicos. No en vano, las iglesias de seis de sus siete parroquias se encuadran dentro de este primer estilo internacional del arte cristiano.
En la ruta, la primera parada obligada cumple en Nuestra Señora de Mosteiro en Nogueira. Las reseñas de su construcción se remontan al primer tercio del siglo XII, vinculando su existencia a un antiguo monasterio radicado en el lugar. Este fuera fundado por monjes benedictinos de Carboeiro, el cual, a partir del siglo XVI pasó a los Sanjuanistas (o Caballeros de Malta). A ese monasterio estuvo ligada la iglesia que se conserva hoy, legando por ello el nombre de Mosteiro a este enclave.

Iglesia de Nosa Señora do Mosteiro / IÑAKI ABELLA
Sobremanera, destaca el ábside semicircular y su fachada románica cisterciense, con dos grandes contrafuertes que enmarcan una puerta coronada por dos arquivoltas, asentadas a cada lado en dos columnas con capiteles decorados con motivos vegetales. Encima, cerca de un tímpano luego modificado, se asienta un blasón posterior, hoy sin decoración, pero que, en origen, las reseñas historiográficas vinculaban a la familia Ulloa. Del interior, sobresale el ábside en el que la estructura de sus arcaturas evoca reminiscencias del románico bizantino. Añadido, reseñar la presencia de algunas ventanas en el ábside, enmarcadas con decoración románica que habla de la singularidad de esta ermita monasterial, completada por su colección de canecillos.
En Meis, la ruta románica se completa con las iglesias de San Salvador, San Martiño, Santo Tomé de Nogueira y Santa María de Paradela. Las tres primeras tienen en común su ábside rectangular. La primitiva de San Martiño remonta su construcción al siglo XII, acabándose a inicios del XIII, tomando el año 1218 de una inscripción que se conserva en un alféizar de una ventana, y que el profesor Filgueira Valverde postulaba como fecha de finalización de la obra.
Por su parte la iglesia de San Salvador de Meis conserva su matriz románica en la nave, mientras que el actual ábside rectangular responde a una remodelación posterior (s. XV o XVI), desconociendo la forma del anterior. Sus reseñas documentales no van más allá del s. XIII, apareciendo citada por primera vez en un pacto con el monasterio de Armenteira.
En la ladera norte del monte de A Escusa se enclava la iglesia de Santo Tomé de Nogueira. Un lugar que alberga también un antiguo castro, que se entiende fue cristianizado con este templo. En su interior, un peraltado arco de triunfo da entrada a un ábside abovedado en el que destaca su decoración con frescos posteriores, que datan del s. XVI, y que muestra escenas de la Anunciación de María, la Natividad y la Adoración de los Magos. Arriba, los frescos de la bóveda de cañón, en alusión al cielo, ofrecen un firmamento estrellado con la luna y el sol.
En relación al ábside, Santa María de Paradela, es la excepción de este cuarteto de templos románicos meisinos, por cuanto el suyo comprende dos cuerpos, el último acabado en forma semicircular. El ábside es su parte de fábrica romana, siendo la nave fruto de remodelaciones posteriores. En el interior destaca la bóveda de cañón apuntada, recurso constructivo más tardío que podría llevar la datación del templo a inicios del siglo XIII. El arco triunfal de entrada se apoya en columnas coronadas por sendos capiteles de gran belleza, decorados con motivos vegetales junto a seres humanos robustos que, adaptados a la arquitectura, se muestran agachados con las manos apoyadas en sus rodillas, cargando el arco a sus espaldas.
En el vecino concello de Ribadumia, la huella del Románico está presente en las iglesias de Santa María de Besomaño y San Andrés de Barrantes. La primera, de ábside rectangular, que es la parte primigenia, y al que se accede por un arco triunfal ligeramente apuntado, apeado en pilares impostados en el muro, y cuya cubierta se resuelve con ligera bóveda apuntada. En el exterior, el vestigio románico se atisba en el alero norte del ábside, albergando bajo el tejado seis canecillos. Entre ellos, el que, en alusión al pecado de la ira, muestra a un hombre llevándose las manos a las mejillas, otro de bóvido y un tercero con decorados de festoneado.
Por su parte, San Andrés de Barrantes responde a una iglesia de origen románico, con dos pasillos laterales que flanquean la nave central, y que luego sufrió remodelaciones que la fusionan con el Barroco que impera en su fachada. De su huella románica, destacan los canecillos de tejaroz de la nave, a los que luego se sumaron otros posteriores, entre los que destaca, el que preside por el exterior el ábside, y que aúna un cordero sobre el que emerge una cruz griega con lazos que la decoran. La bibliografía data el origen de estas dos iglesias a finales de siglo XII.
Románico meañés
Por su parte, el Románico meañés pasa por dos iglesias, que son las de San Xoán Bautista de Meaño y Santa María de Simes. En la primera destaca la colección de canecillos mejor conservada de la comarca saliniense. En total, 22 piezas, en la que resalta la temática obscena y admonitoria de varias piezas, conformando un libreto de piedra creado con el fin de amonestar y advertir al observador sobre la conducta equivocada y la necesidad de expiar el pecado antes de acceder al interior sagrado. Entre ellas, cuatro canecillos de onanismo, en los que la masturbación y la sexualidad se muestran de forma explícita.
Por lo demás, la huella románica pervive en el ábside rectangular, cuyo interior, cubierto con bóveda de cañón ligeramente cerrada en el arranque y sin columnas ni ornamentos, evocan por su simplicidad la influencia visigótica. La nave propiamente dicha obedece a una remodelación del siglo XVII.
Dado que la parroquia de Meaño fue la más tardía en crearse como tal, la iglesia primitiva, alejada de núcleo poblacional, podría haber actuado como ermita señorial del linaje de los Lis. No en vano, hasta inicios del s. XX, los señores de Lis tenían derecho de ascendencia sobre el nombramiento del párroco en Santiago (en 1931 Desiderio Dovalo fue el primer párroco nombrado por el arzobispado sin interferencia señorial alguna).
Mientras, la parroquia de Simes rememora los personajes de Doña Urraca y Alfonso VII, que fueron protectores de su iglesia, más un pasado monacal en las inmediaciones. La iglesia, también de ábside rectangular, tiene este espacio cubierto por bóveda de cañón apuntado (coronado con una linterna que da entrada a la luz natural), en consonancia con sus arcos. Estos últimos se asientan sobre columnas adosadas, rematadas en amplios capiteles vegetales de bella factura.
Vilagarcía de Arousa
De seguido, la ruta sigue hacia Vilagarcía de Arousa. Cumple una primera parada en San Martiño de Sobrán (Vilaxoán), una de las joyas mejor conservadas del Románico saliniense y cuya construcción apunta a la primera mitad del s. XII. Posiblemente vinculado a un cenobio monástico, esta iglesia cuenta con un ábside semicircular, unido a un tramo recto del presbiterio. Próximo al altar, el tempo alberga dos sepulcros del linaje de los Soutomaior.
Por el exterior, de gran belleza, la fachada monumental e inusual en las iglesias rurales, con tres cuerpos (portada, ventana con similar decoración y rosetón con molduras tóricas), los canecillos del ábside y la decoración con arco de medio punto y columnas que magnifican sus saeteras. Y, en el interior, su singularidad radica en que la cubierta, tanto en nave como en capilla mayor, es toda ella de bóveda de cañón.
La segunda parada nos traslada con San Pedro de Fontecarmoa. Como en tantas, la parte Románica se corresponde con el ábside, este rectangular, y cuya construcción data del siglo XII. Mientras, fachada y parte de la nave obedece a transformaciones posteriores.
Vilanova de Arousa
El Románico en Vilanova pasa por las iglesias de Santa María de Caleiro y San Juan de Baión. La primera, cuya existencia se acredita documentalmente en la primera mitad XII, responde a un templo conectado con un antiguo monasterio. De ábside semicircular y con una única nave, transformaciones posteriores convirtieron su planta en cruz latina. Por el exterior, el ábside alberga bajo el alero una decena de canecillos con decoración de rollos y caulículos que no van más allá de lo estético.
De Vilanova a Sanxenxo, con parada inexcusable en A Lanzada, donde se celebra el rito de las 9 olas
Otro de los templos a los que hay que referirse es el de San Juan de Baión que conserva del Románico su ábside rectangular, con arcos, bóveda y canecillos. Responde a una iglesia de finales del s. XII (la bóveda de cañón apuntada del ábside no hace sino reafirmar la datación) con vestigios de otra anterior, cuyo emplazamiento en una colina conectaría con reminiscencias castreñas. De hecho, se ha acreditado la existencia de restos prerrománicos encontrados hace más de medio siglo en el atrio, con capiteles de traza visigótica, que parecen corroborar la existencia de esa iglesia anterior.
Tras connocer esta iglesia, el recorrido debe finalizar en el sur de O Salnés, en el concello de Sanxenxo. En este municipio el itinerario se completa con dos iglesias rurales: San Esteban de Noalla y la ermita de A Lanzada.
Esta última responde a un pequeño templo erigido para cristianizar un enclave que antes fuera de culto pagano. La ermita que hoy se conserva responde a un Románico tardío, con ábside circular, columnas embutidas en el muro, y canecillos en ábside y nave muy erosionados por la exposición al viento marino. El interior, con arcos ligeramente apuntados (signo tardorrománico), y fachada con un pequeño rosetón ornamentado en base a cuatro pequeños arcos de herradura. Una ermita que, dado su enclave, aúna arqueología, leyenda, tradición, paganismo y religiosidad.
También a tardorromana apunta San Esteban de Noalla, templo que conoció profundas remodelaciones entre el XVI y XVIII. Ábside y buena parte de la nave fueron eliminadas, por lo que la huella románica persiste tan solo por poniente, donde se conserva parte de la antigua portada, que fue reutilizada, más algunos restos. Entre estos últimos las angostas saeteras y una portada cegada por ese muro norte. El modelo de arquivolta externa de la portada occidental semeja atisbar una fecha de construcción no anterior a finales del primer tercio del siglo XIII.
Viaje al Románico de O Salnés a través de sus templos
- Santa María de Armenteira (Meis)
- Nuestra Señora de Mosteiro (Nogueira, Meis)
- Iglesia de San Salvador (Meis)
- Iglesia de San Martiño (Meis)
- Iglesia de San Tomé de Nogueira (Meis)
- Santa María de Paradela (Meis)
- Santa María de Besomaño (Ribadumia)
- San Andrés de Barrantes (Ribadumia)
- San Xoán Bautista de Meaño (Meaño)
- Santa María de Simes (Meaño)
- San Martiño de Sobrán (Vilaxoán, Vilagarcía de Arousa)
- San Pedro de Fontecarmoa (Vilagarcía de Arousa)
- Santa María de Caleiro (Vilanova de Arousa)
- San Juan de Baión (Vilanova de Arousa)
- San Esteban de Noalla (Sanxenxo)
- Ermita de A Lanzada (Sanxenxo)
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