Coinba se desmorona: la plantilla ya lucha para rescindir sus contratos

La CIG afirma que la planta de Vilaxoán lleva meses sin actividad y que los trabajadores no cobran desde hace más de tres meses | Es una empresa con siglo y medio de historia

Mar Vila, a la izquierda, junto a parte de la plantilla, frente a la fachada de Coinba, ayer en Vilaxoán. |  Noé Parga

Mar Vila, a la izquierda, junto a parte de la plantilla, frente a la fachada de Coinba, ayer en Vilaxoán. | Noé Parga

Vilagarcía

El futuro de la empresa Coinba vuelve a teñirse de negro. La firma lleva sin actividad desde noviembre, y la mayor parte de la plantilla no cobra nada de la empresa desde hace más de tres meses. Tanto es así que algunos trabajadores ya han perdido las esperanzas y la paciencia, y han empezado a reclamar en los juzgados su derecho a desvincularse de la sociedad para poder cobrar el paro o buscar otros empleos. El Juzgado ya le ha dado la razón a una de las trabajadoras que optó por este camino, y el sindicato CIG confía en que en las próximas semanas o meses vayan encadenándose otras sentencias similares.

Compañía Industrializadora de Bacalao (Coinba) es una firma histórica de Vilaxoán, cuya costa estuvo salpicada en el pasado de un buen número de fábricas. Ya queda muy poco de esa tradición industrial y Coinba también podría cerrar sus portalones de forma definitiva si se confirman los augurios de la CIG, que asegura que en 2024 la carga de trabajo cayó un 50 por ciento con respecto a los ejercicios anteriores.

Nacida en 1899 como salazón bajo la denominación Andrés Rodríguez de Dios Hijo, la factoría se reconvirtió en 1961 para la transformación de bacalao, pescado con el que alcanzó una gran fama. Pero en 2020 entró en concurso, y terminaría en manos de una sociedad vinculada al grupo Vinova. En la actualidad pertenece a la Corporación Vasiliev, con sede en Pozuelo de Alarcón (Madrid).

En un primer momento, los nuevos propietarios abandonaron el bacalao, y empezaron a trabajar con langostinos y atún, y la situación mejoró. Pero los problemas no tardarían en surgir de nuevo. A finales de 2022, la empresa cesó la actividad tras una inspección de Sanidad en la que se apreciaron varias deficiencias en la planta. Aunque la empresa salió del bache, ahora vuelve a estar inmersa en una profunda crisis.

Mar Vila, delegada del sindicato CIG, compareció ayer ante los medios acompañada de varias trabajadoras frente a la fachada de Coinba, que se asoma a la playa de O Preguntoiro. Allí, expuso que la plantilla está bajo mínimos. De la veintena de personas que llegaron a operar en la fábrica, apenas quedan una docena, entre el personal de oficinas y seis personas que son fijas discontinuas.

El sindicato asegura que el personal lleva tres meses sin cobrar y que la actividad está parada desde noviembre. «La gerencia solo nos dice que están buscando clientes, carga de trabajo, pero la realidad es que no aparecen. Los dirigentes están en Pozuelo de Alarcón, y no dan la cara», afirma Mar Vila.

La gerencia declinó dar su versión de los hechos.

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