El desove del mejillón acelera la instalación de cuerdas colectoras

Aunque algunos pueden pensar que la labor de los mejilloneros se limita a sacar el producto de las bateas, para descargarlo en el puerto de turno e introducirlo en camiones, en realidad su trabajo requiere de una dedicación permanente.

Incluso con momentos puntuales del año de máximo ajetreo, tanto en los puertos como en los barcos auxiliares de acuicultura y sobre los viveros flotantes.

Actualmente, por ejemplo, la subida de las temperaturas permite anticipar el inminente desove del mejillón, de ahí que muchos productores trabajen a máxima intensidad para colgar en los emparrillados las cuerdas colectoras destinadas a captar las larvas de manera totalmente natural.

Los bateeiros se reparten entre la mejilla, el desdoble, el reparqueo y las descargas

Es una de las opciones que contempla la campaña de recolección de cría (mejilla) autorizada por la Consellería do Mar e iniciada el pasado mes de diciembre en toda Galicia.

Una labor que, como se indicó hace solo unos días, se ha visto reforzada por la propia Consellería tras autorizar la instalación de 50 colectores más en cada concesión bateeira.

El otro eje de esa campaña de recogida de semilla, que es además el más importante, es el referido al trabajo de los bateeiros sobre las rocas del litoral atlántico, donde raspan las piedras para obtener el producto alevín que necesitan para preparar el siguiente ciclo de cultivo.

Una recogida de cría en las piedras que también se ha visto intensificada en las últimas semanas, y muy especialmente a raíz de las importantes «secas» vividas finales de marzo y principios del mes en curso.

Esto hace que la preparación y colocación de las cuerdas colectoras comparta espacio, tiempo y protagonismo con el encordado de la mejilla de roca que realizan los bateeiros, ya sea con los barcos auxiliares de acuicultura fondeados, amarrados a puerto o abarloados a las bateas.

Desdoble y reparqueo

Pero al mismo tiempo, hay viveros donde se efectúan tareas de desdoble. Esto supone vaciar en cubierta las cuerdas de cría elaboradas hace unos meses para repartir el peso de cada una de esas cuerdas en dos o tres diferentes, tratando así de que los ejemplares juveniles sigan ganando peso y tamaño durante los próximos meses.

Pero eso no es todo. Un recorrido por la ría también permite estos días observar el trabajo que deben hacer los bateeiros cuando se trata de «reparcar» mejillón.

Este procedimiento consiste en sacar el molusco de las cuerdas e introducirlo en los tradicionales sacos de malla plástica en los que se envía al mercado, pero en lugar de llevarlos a puerto, los sacos de reparqueo se sumergen nuevamente en el agua y quedan suspendidos de las vigas hasta que llega el momento de su comercialización.

Una fórmula cada vez más habitual que demandan, sobre todo, los depuradores italianos, ya que el mejillón de reparqueo soporta mejor las condiciones y tiempos de traslado desde el muelle hasta su destino final.

Y, lógicamente, a todas estas operaciones hay que sumar las propias de las descargas diarias, pues el molusco que alcanza el tamaño comercial sigue llegando al mercado de fresco, lo cual implica no solo sacarlo de la batea, descargarlo en puerto e introducirlo en camiones, sino también someterlo a controles en el propio muelle y enviarlo a la depuradora correspondiente.