Cuenta atrás para una lamprea que sigue a la baja
La campaña agoniza tras «uno de los peores años que se recuerdan»
La demanda existente «es lo nunca visto», pero no hay producto para satisfacerla

Valeiros levantando nasas al lado del puerto de Pontecesures. | Iñaki Abella

La «desaparición» de la lamprea en el río Ulla desespera al colectivo de los valeiros, que es como popularmente se conoce a los pescadores de las cofradías de Rianxo y Carril que largan sus nasas butrón en aguas de Pontecesures.
Algunos aseguran que es «el peor año que se recuerda», y aunque reconocen que la pesca de este primitivo pez suele ofrecer altibajos a lo largo de los años, sostienen que «ya llevamos demasiados padeciendo esta escasez».
Es por ello que temen que, «debido al calentamiento del agua, la contaminación o cualquier otra causa desconocida», algo esté afectando a la «dama del Ulla», impidiendo que remonte el río para desovar antes de volver al mar.

Degustación de lamprea en Casa Farrucán (Padrón). | M. Méndez
La temporada iniciada el pasado 2 de enero finaliza el próximo día 15. Aún queda tiempo para maquillar los resultados, ya que todos los factores que influyen en esta actividad parecen favorables, desde el elevado caudal del río a los vientos del Norte pasando por las soleadas jornadas que se están viviendo.
Pero no parece sencillo remontar el vuelo, ya que estas mismas condiciones se dieron la semana pasada «y tampoco se pescó».
De ahí que algunos valeiros decidieran finalizar la temporada antes de tiempo, a pesar de que «la demanda de producto que estamos teniendo es lo nunca visto», aseguran los propios pescadores.
Se refieren a decenas de compradores, sobre todo restaurantes especializados en la preparación de lamprea, que tienen lista de espera entre sus clientes para poder saborear este preciado manjar, como sucede en Casa Farrucán, situado justo al lado de la zona de pesca pero en la orilla coruñesa del río Ulla, en el Concello de Padrón.
Visitas al puerto
También hablan los valeiros de ciudadanos a título particular que acuden a la zona portuaria de Pontecesures casi cada mañana para observar de cerca cómo trabajan y levantan sus nasas, con la esperanza de que llegue la lamprea en abundancia para tener la opción de adquirir algún ejemplar, aunque sea pagando entre 70 y 100 euros por unidad.

Una lamprea capturada en el río Ulla. | Iñaki Abella
Dado que la venta se hace sin pasar por lonja no es fácil hacer un balance oficial de la capturas, pero todos los valeiros consultados coinciden al señalar que «son muy escasas».
De ahí, también, que resulte materialmente imposible reunir stock suficiente para organizar eventos como la fiesta de exaltación de la lamprea que organiza el Concello de Pontecesures, y que ya hubo que suspender en años anteriores por carecer de materia prima suficiente.
«Pescamos una o dos lampreas por barco, y a veces ni eso, cuando lo lógico con este tiempo sería pescar entre ocho y diez piezas», explicaba hace unos días Pepe Barreiro, uno de los valeiros más populares de cuantos operan en aguas pontecesureñas.
De hecho, se pescó así hace aproximadamente un mes, durante un par de jornadas en las que también hizo buen tiempo.
«Pero de repente la lamprea volvió a desaparecer, por eso no sabemos si es que está escaseando o que remontó el río cuando hizo fuerte temporal y no pudimos salir a largar las nasas desde nuestros barcos, ya que durante esas jornadas tan malas sí que capturaron ejemplares en las ‘pesqueiras’ de Carcacía», reflexiona Barreiro haciendo alusión a las construcciones tradicionales desde las que se pesca lamprea aguas arriba .
¿Algo pasajero?
En cualquier caso, el propio pescador quiere aferrarse a la esperanza de que la actual escasez sea algo pasajero.
Por eso explica que «ya hubo otros años malos», y pone como ejemplo que, «a finales de los ochenta, hubo campañas tan flojas que ya se pensaba que la lamprea se había extinguido, y sin embargo vinieron algunos años excepcionales durante la última década, por eso queremos pensar que si no aparece este año quizás lo haga el que viene».
En resumen, que los valeiros se disponen a cerrar otro año pésimo, pero los que van a apurar la campaña hasta el final aún confían en que se mantenga el buen tiempo para que estos últimos quince días de actividad puedan depararles alguna que otra satisfacción.
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