La huerta de O Salnés despierta
El buen tiempo propicia una actividad frenética en el rural
La actividad es notable en los viñedos

Eliminación de cubierta vegetal en viñedos de Castrelo (Cambados). / Noé Parga

No cabe duda de que los arousanos sacaron partido al soleado fin de semana. Después de tantas semanas y meses de lluvias, el cuerpo pedía calle y fiesta. De ahí que muchos optaran por sentarse en la terraza, ir de compras, acudir a alguna que otra feria o, simplemente –que no es poco después del mal tiempo–, pasear.
Las playas y demás espacios litorales y las diferentes rutas de senderismo, tanto al lado del mar como de ríos y en montañas, fueron la opción elegida por muchos, siempre buscando sol y naturaleza.
Pero la actividad del fin de semana no solo fue frenética desde un punto de vista lúdico, sino también desde una óptica laboral, destacando el intenso trabajo desarrollado en la huerta de O Salnés.

Viticultores atando sus viñas tras la poda. / Noé Parga
Y es que las tierras de los diferentes cultivos, las viñas, invernaderos, jardines y todo tipo de espacios o instalaciones vinculados a la agricultura estaban esperando como agua de mayo este de sol de finales de marzo.
Se rebaja el encharcamiento
De ahí que muchos agricultores aprovecharan para realizar plantaciones que se habían retrasado, a la espera de que se rebajara la humedad del suelo e incluso su encharcamiento.
Al igual que no pocos viticultores procedieron a eliminar restos de poda y el manto vegetal que se había desarrollado más de lo aconsejable en sus viñas tras las últimas lluvias y la posterior subida de las temperaturas.
Otros se encargaban de la colocación de trampas de feromonas con las que confundir y combatir a los parásitos de la viña, y la mayoría aprovecharon el buen tiempo para inspeccionar minuciosamente las cepas, tratando de determinar cómo intervenir cuando lleguen los patógenos.
Desarrollo heterogéneo
Supervisión de los más recomendable este año, dado que se está registrando un desarrollo vegetativo llamativamente heterogéneo, incluso dentro de una misma parcela.

Leticia, vecina de Cambados, distribuyendo el abono entre las plantas. / Noé Parga
Algo en lo que incide la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA) tras detectar en las plantas estadios fenológicos altamente dispares.
Tanto es así que aplicando la codificación BBCH puede decirse que hay cepas que se encuentran en el proceso de fin del hinchado de las yemas (estadio 3), pero también otras con primera hoja, desplegada y fuera del brote (estadio 11) e incluso de dos hojas desplegadas (12).
Esto es tanto como decir que también las hay de estadio 5 o «lanoso», es decir, en la fase de «lana marrón», claramente visible; en el 7, que marca el comienzo de la apertura de las yemas, con ápices foliares verdes, apenas visibles; y de estadio 9, referido a la apertura de las yemas con ápices foliares ya claramente visibles.
Una misma misión: mimar los viñedos
Tanto este control de las plantaciones entre la primera fase del ciclo de cultivo –la de brotación– y la siguiente –desarrollo de las hojas– como la culminación del atado del viñedo tras la poda, así como el abonado y preparación del terreno, son acciones que forman parte de una misma misión: mimar los viñedos ahora que las plantas despiertan del letargo invernal.
Una tarea que se hizo notar de manera especialmente intensa durante el fin de semana en localidades como Meis, Meaño, Ribadumia y Cambados.
En este último caso puede citarse como ejemplo a Leticia, una joven trabajadora del sector de la conserva que en sus ratos libres ayuda a la familia en las tareas de la huerta y la viña.

Un tractor remueve el terreno, lo oxigena y esparce el abono. / Noé Parga
Ayer se encontraba en un viñedo de Castrelo abonando el terreno. Lo hacía avanzando detrás de su padre, un jubilado de la construcción que abría el paso desbrozando la parcela.
Tras Leticia, su pareja, un mecánico que se ocupaba de fresar el suelo para oxigenarlo y esparcir mejor el abono que ella iba lanzando.
Se trataba de mineral orgánico, que es el que deben emplear todos aquellos propietarios o trabajadores del campo que, como esta familia cambadesa, tienen terrenos dentro de la Red Natura 2000.
«Todo esto está muy regulado y controlado, para proteger el medio ambiente, y más aún aquí, a orillas del río Umia, por eso solo empleamos abono autorizado para este tipo de zonas», relataba esta que es una de las muchas mujeres que se ocupan del campo y la viña en la comarca de O Salnés.
Por cierto, que cada vez son más, como ya se explicaba hace días a raíz del informe de la Denominación de Origen Rías Baixas en el que se indica que en su seno hay 2.606 mujeres activas, de las cuales 2.222 son viticultoras y 384, trabajadoras en los diferentes departamentos de las 179 bodegas adscritas.
El intenso trabajo desplegado ayer por la familia de Leticia es, como se indicaba antes, solo un ejemplo de la intensa actividad vivida este fin de semana en la huerta de O Salnés, donde es fácil toparse con trabajadores y se observa a ciudadanos de todas las edades, algunos de ellos septuagenarios e incluso octogenarios.
Unos y otros se afanan en la puesta a punto de sus predios ahora que la huerta se encuentra en un momento crucial del ciclo de cultivo.
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