Piedras talladas en el XVI en una casa afectada por la peste negra de 1893

Es la vivienda en la que nació Francisco Lores, uno de los industriales más influyentes de la historia meca

Patrimonio y Concello deben decidir qué hacer con las piezas encontradas durante unas obras

Dos de las figuras que se cree datadas en el siglo XVI aparecidas durante el derribo.

Dos de las figuras que se cree datadas en el siglo XVI aparecidas durante el derribo. / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

O Grove

Las obras de demolición de una propiedad situada en la grovense Rúa da Praza, anexa a la popular Taberna do Salitre, han dejado al descubierto piezas de un indudable valor patrimonial que algunos entendidos datan en el siglo XVI.

Por esta razón, los propietarios del terreno que estaban derribando la vieja edificación para construir una nueva, se han visto obligados a paralizar las obras, a la espera de que Patrimonio de la Xunta y Concello de O Grove decidan qué hacer.

Esas importantes piezas son piedras talladas que han sido encontradas en la edificación quizás porque alguien las usó en el pasado como mampostería y/o cimentación de la casa original y ya derruida. En ellas se muestran figuras como una cara y la concha de una vieira, entre otras.

Una de las figuras que se observan en las piedras tiene forma de concha de vieira. |  FdV

Una de las figuras que se observan en las piedras tiene forma de concha de vieira. / FdV

Parece que su valor patrimonial está fuera de toda duda, de ahí que Patrimonio de la Xunta decidiera intervenir paralizando los trabajos que se llevaban a cabo en esta propiedad privada; a la espera de decidir qué hacer e incluso de averiguar si hay más elementos de valor aún enterrados entre las ruinas.

Un solar que encierra mucha historia, ya que en el pasado albergó un cuartel de la Guardia Civil y pertenece a una de las familias más conocidas de la localidad, como son los Lores.

Familia que tuvo como gran referente a Francisco Lores Fernández (1894-1971), un emprendedor que jugó un papel decisivo en la historia de O Grove durante el siglo XX.

Un industrial que según investigadores de la historia local como Francisco Meis proporcionó trabajo a cerca de 250 personas en un holding empresarial constituido por una fábrica de conservas, comercializadas con las marcas «Lores», «Pan do Mar» y «El Marino», una sala de cine construida en los años 40 con el nombre de O Marino y una sala de baile, con capacidad para 500 personas.

El lugar de la obra, en la Rúa da Praza, al lado de la Taberna do Salitre. |  FdV

El lugar de la obra, en la Rúa da Praza, al lado de la Taberna do Salitre. | FdV

Fue aquel hombre quien implantó los famosos motores Lores y constituyó una importante flota de barcos para surtir a su empresa y bateas, todo ello tras iniciar su andadura empresarial en 1920 en el mundo del transporte.

Francisco Lores

Pues bien, Francisco Lores Fernández nació en esa casa de la Rúa da Praza donde ahora se han localizado las joyas arquitectónicas mentadas.

Nació un año después de que la peste de la viruela negra hiciera aparición en la villa meca a mediados de mayo de 1893, cuando «atracaba en el muelle antiguo, pequeño y resguardado de O Grove, un galeón panzudo cargado de mercancías».

En su interior almacenaba sacos de harina destinados a abastecer a varios clientes del pueblo, y fue con ese reparto cómo se expandió la peste. La suya, ahora de nuevo convertida en noticia, fue la segunda casa afectada del pueblo.

O Grove, historia de la pandemia sufrida en 1893

La zona ocupada por la vivienda y la antigua taberna. / FdV

La primera fue una vivienda-taberna próxima, en la que dos niñas y hermanas fueron las primeras infectadas por aquella pandemia. La pequeña, Carmen Lores, no tardó en morir, víctima de la variedad de la enfermedad más agresiva y hemorrágica, de pronóstico irremediablemente mortal.

Su hermana mayor, que figuraba en el registro como Victorina pero a la que todos llamaban Victoria, sobrevivió a aquel virus.

Sus tíos, Félix Lores Prieto, de profesión pescador, y Juana Fernández Rodríguez, jornalera, habían visitado a las dos niñas nada más conocer el diagnóstico del médico.

Y aquello convirtió su casa en la segunda de la lista, de ahí que su hija Mercedes Lores se infectara y falleciera cuatro días más tarde que su prima Carmen Lores, la primera en morir en aquella pandemia.

Fue al año siguiente, tras perder a sus hijos Mercedes y Arturo, cuando Félix Lores y Juana Fernández tuvieron la oportunidad de ser felices de nuevo con el nacimiento de su hijo Francisco Lores Fernández en esa misa casa en la que ahora se encuentran las piedras talladas.

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