El fracaso de una obra: el Saco de Fefiñáns cumple 15 años como zona C
La Cofradía de Cambados retoma la búsqueda de soluciones
El millonario proyecto de saneamiento ejecutado hace una década no solventó el problema

El estuario de Cambados en una imagen reciente. / Iñaki Abella
Lucía Romero
La obra de saneamiento ejecutada por la Xunta hace una década no ha conseguido uno de sus principales objetivos: retirar todos los vertidos que acababan en el Saco de Fefiñáns, un importante recurso para las mariscadoras de Cambados. Así las cosas, lleva quince años bajo la calificación de zona C para la extracción de marisco y la Cofradía considera que es hora de volver a poner este problema sobre la mesa.
«Algún vertido tiene que haber», se lamenta el patrón mayor, Alejandro Pérez. Precisamente, hace no mucho que mantuvo una reunión con el Intecmar por diferentes asuntos y se interesó por el estado del estuario, que «sigue presentando niveles altos» de contaminación.
Según le trasladaron los técnicos, las analíticas se hacen mensualmente y, de hecho, la clasificación ha ido variando en los últimos años tanto para el Saco como para una pequeña zona vinculada conocida como Entrecanos, yendo de zona C provisional a estable.
Pero quieren encontrar una solución definitiva para recuperar este recurso que daría un respiro a su banco más productivo, el de O Sarrido, y sobre todo después de que la regeneración con nueva arena en Ribeira de Fefiñáns no resultara todo lo positiva que preveían.
La obra autonómica de saneamiento superó el millón de euros y se presentó como la solución a la docena de vertidos detectados en el estuario y procedentes de conexiones domésticas y alivios del sistema de las inmediaciones.
El tanque de tormentas era la estrella porque contendrías aguas sucias en momentos de sobrecarga de la red. Toda la nueva maquinaria entró en pleno funcionamiento en 2016 y hubo rayos de esperanza al principio, con leves mejorías de la calidad del agua, pero nunca llegó a perder el triste título que recibió en 2010.
Y es que aunque la meta fundamental era implantar infraestructura de saneamiento en una amplía zona de O Pombal y hacia otras calles, se presentó como una esperanza para este banco.
Nuevas reunión
Pérez cerrará en los próximos días una nueva reunión con el instituto de Vilaxoán y con presencia de las mariscadoras para «ver todos juntos las analíticas que se vienen realizando y si nos pueden concretar a qué se puede deber la contaminación registrada».
El siguiente paso sería acudir a las administraciones responsables y estudiar las posibilidades para «atajar el problema, porque no acaba de sanearse», lamenta el patrón.
El cambadés recordó que con esta calificación, el estuario se mantiene solo como una especie de vivero donde la agrupación extrae recurso durante determinadas épocas del año, pero no para su comercialización, por ese estado determinado por la Consellería do Mar.
Así las cosas, en estos casos, se resiembra en otras zonas donde debe pasar por lo menos dos meses con el fin de depurar cualquier agente contaminante.
En otros lugares este proceso se realiza en las bateas de engorde y cría de los pósitos, reduciendo el plazo preceptivo a los diez días, sin embargo, la plataforma cambadesa no cuenta con autorización para este menester, según Pérez.
Cuenta que es una opción que habían puesto sobre la mesa con el fin de facilitar las cosas a las profesionales en unos tiempos duros para el sector y con el fin de darle «algo de descanso» a O Sarrido.
Regeneración de 2022
No ha sido la única medida adoptada en los últimos tiempos. Cabe recordar que el Pósito realizó hace un par de años una regeneración en la zona de Ribeira de Fefiñáns para incrementar su potencial en una superficie de unos 20.000 metros cuadrados.
Con la ayuda de una subvención se aplicaron unos mil metros cúbicos de arena de cantera granulosa, además de remover el sustrato con palas en tres zonas concretas.
Sin embargo, el patrón mayor indica que se ha convertido «en la peor zona» de sus concesiones porque «el marisco crece, pero no se desarrolla como en el banco de O Sarrido.
Las propias mariscadoras indican que la almeja es muy redonda y les cuesta encontrar la talla mínima». Así las cosas, cuenta que durante la época de las navidades acudieron algunas tardes, pero acabaron regresando a su banco principal.
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