Preocupación por la pérdida de peso del marisco gallego en los mercados

El sector mar-industria advierte: «Estamos matando a la gallina de los huevos de oro»

La venta de mejillón demasiado joven, pequeño y sin la calidad deseable preocupa a los distribuidores

Los ceses de actividad marisquera propician el despegue de los competidores

Descargas de mejillón en Vilanova, ayer.

Descargas de mejillón en Vilanova, ayer. / Noé Parga

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Arousa

Mariscadores que prefieren cobrar una ayuda por cese de actividad, en lugar de volver a trabajar, y depuradores que se quedan sin materia prima, obligados a recurrir a producto extranjero, que proponen explotar ellos mismos zonas improductivas.

También ateeiros que en lugar de hacer desdobles y sacar mejor producto al cabo de doce o catorce meses de cultivo, optan por despacharlo con solo siete, aunque carezca de tamaño y calidad.

Y conserveros que quieren enlatar mejillón gallego, pero que se ven obligados a recurrir a Chile, Escocia u otros países para compensar las carencias que encuentran en Galicia...

Son solo algunos de los lastres que desde hace un tiempo castigan al sector mar-industria gallego, y cuyas repercusiones ponen sobre la mesa tanto mariscadores como depuradores, bateeiros, parquistas, cocederos, conserveros y comercializadores, muchos de los cuales coinciden al señalar que, «entre todos, estamos matando a la gallina de los huevos de oro».

Un lamento y un aviso a navegantes que se lanza a raíz del descenso de producción que se arrastra desde hace años, y que puede acentuarse en el presente ejercicio si, como ya empieza a suceder, la anticipada primavera propicia un desove prematuro del mejillón.

El mejillón está tan flojo que su comercialización se limita casi en exclusiva al "lacasito"

Manuel Méndez

«A la deficiente gestión de bancos, la subida de la temperatura del agua y el descenso de la salinidad que se ha registrado en los últimos años, provocando episodios de mortandad de almeja, berberecho y navaja, hay que sumar el desove anticipado que estamos observando en rías como la de Arousa», explican diversos depuradores de moluscos.

Mejillón desovando ya

«Es cierto que hay polígonos donde está desovando, pero también lo es que no hay una cantidad excepcional de mejillón», apostillan los bateeiros.

Y como una cosa lleva a la otra, los conserveros consultados sugieren que, «efectivamente, no hay cantidad, pero tampoco la suficiente calidad, por eso la demanda ha caído mientras las importaciones crecen».

En lo que bateeiros, depuradores y conserveros están de acuerdo es en que «el mejillón ya no se trabaja como antes».

Y aunque no todos quieren verlo así, muchos en el sector mar-industria advierten de que, «al igual que sucede con la almeja, el mejillón también está perdiendo cuota de mercado».

¿Acaso las cofradías y agrupaciones de mariscadores que deciden cesar su actividad para estar cobrando ayudas sin trabajar, o trabajando en otra cosa mientras las cobran, pretenden que nosotros nos arruinemos parando también a la espera de que decidan volver?

«Antes encordábamos la cría, hacíamos los desdobles y sacábamos mejillón al mercado al cabo de doce meses o un año –reconocen los productores–; ahora hay muchas bateas en las que ya no se hace el desdoble y se espera a que la cría cumpla seis o siete meses en las cuerdas para sacarla directamente al mercado».

Y claro, «lo que sucede es que no hay mejillón grande y ni siquiera se le da tiempo a que desove, por lo que se reduce la cantidad de larvas y después no aparece la cría o mejilla», replican en el sector de la depuración.

Lacasito

Sin entrar a valorar si es acertado o no ese método de trabajo, con el que se favorece la venta de «lacasito» –el mejillón más pequeño, de hasta 70 piezas por kilo–, los comercializadores dicen haber detectado en el mercado nacional –incluido el gallego– una creciente presencia de mejillón foráneo.

Llegados a este extremo, hay que aclarar que también se produce mejillón en Chile –el «chorito» de aquel país es el principal rival–, Escocia, Holanda, Francia, Italia, Dinamarca, Grecia... Sin olvidar el cultivo en Andalucía y el que poco a poco se va reforzando, mediante el sistema de long-line, en Marruecos.

«Son producciones aún limitadas que hasta ahora no suponían una amenaza», dado el enorme potencial de las bateas gallegas.

«Pero van a más y se están beneficiando de la progresiva pérdida de peso de nuestra comunidad, por lo que pueden considerarse rivales de futuro», esgrimen en las empresas distribuidoras.

Almeja y berberecho

Donde abundan en ello diciendo que «es lo mismo que sucede con la almeja y el berberecho ahora que se dejan morir bancos marisqueros, propiciando la entrada de producto foráneo».

Es decir, que con el «marisco blanco» o de concha y el mejillón se está «perdiendo estabilidad y presencia, y eso es algo que los mercados nacionales e internacionales siempre castigan».

En otras palabras, que «muchas veces se nos acusa de comprar mejillón y almeja fuera, ante lo que debemos decir, por mucho que algunos no quieran asumirlo, que estamos obligados a hacerlo para atender a nuestros clientes si resulta que en Galicia no encontramos la producción que necesitamos», espeta la depuración.

«¿Acaso las cofradías y agrupaciones de mariscadores que deciden cesar su actividad para estar cobrando ayudas sin trabajar, o trabajando en otra cosa mientras las cobran, pretenden que nosotros nos arruinemos parando también a la espera de que decidan volver?», preguntan los depuradores.

«Podríamos encargarnos nosotros»

«Evidentemente, tenemos que velar por nuestros negocios, y eso implica buscar producto donde sea necesario, e incluso, si nos dejaran, podríamos encargarnos nosotros mismos de trabajar, mimar y explotar zonas marisqueras actualmente abandonadas», se contestan ellos mismos.

Lo hacen antes de poner como ejemplo a la Organización de Productores Pesqueros Parquistas de Carril (OPP-89), pues «todos vemos que mientras hay mariscadores de a pie y a flote parados, a la espera de que el marisco regrese a sus bancos y pidiendo ayudas públicas que pagamos todos, los parquistas invierten y cuidan sus viveros para no perder productividad y recuperarlos en caso de que sufran pérdidas por descenso de salinidad, depredadores u otros factores».

Al final todo se resume en la «necesidad de un cambio de modelo productivo que permita recuperar los recursos y garantizar estabilidad en los mercados, ya que nosotros mismos estamos acabando con el sector mar-industria», aseveran depuradores y productores.

Lo plantean así desde el convencimiento de que «la debilidad que estamos mostrando desde Galicia puede ser aprovechada por nuestros competidores presentes y futuros».

Muchos de los cuales «ya están enviando ingentes cantidades de producto a regiones de España que antiguamente estaban casi monopolizadas por los moluscos gallegos, y mientras nosotros seguimos lamentándonos, ellos nos recortan distancias quedándose con nuestros clientes y consumidores».

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