Expectación en Valga con los aranceles de Trump al aluminio
Estados Unidos es uno de los destinos del material producido por firmas como Exlabesa o Extrugasa
Estas empresas dan empleo en el bajo Ulla a alrededor de 1.300 trabajadores

El sistema de control de una de las fábricas de Exlabesa. | FdV

La decisión del presidente Donald Trump de instaurar aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio que importe Estados Unidos preocupa a las numerosas empresas vinculadas a este sector, que son alrededor de 300.000 en toda España y a sus trabajadores, aproximadamente 1,5 millones de personas.
Algunas de las más importantes firmas del extrusionado se encuentran en la comarca y sus alrededores, como es el caso de Extrugasa y Exlabesa, con sedes en el Concello de Valga pero asentadas en otros muchos países de todo el mundo.
De ahí la expectación con la que empresarios y trabajadores de esas dos firmas –alrededor de 1.300– siguen las noticias que llegan desde el otro lado del océano.
25%
Está por ver cómo afectan esos aranceles al volumen de exportaciones, en qué medida repercutirán en el precio del material enviado a tierras americanas y cómo castigará ese cargo del 25% a la rentabilidad de las empresas de aluminio a medio y largo plazo.
Exlabesa tiene presencia en cuarenta países. Dispone de 22 centros de trabajo y diez plantas de producción, tanto en España como en Inglaterra, Alemania, Francia, Polonia, Portugal, Marruecos y Estados Unidos, configurando así una red internacional de expertos en aluminio.

Una vista aérea de Extrugasa y su instalación fotovoltaica. | FdV
El hecho de tener producción propia en el estado de Georgia, en la costa sureste americana, puede facilitar las cosas a esta empresa que hace más de una década decidió apostar fuerte por ampliar su presencia internacional a través desde la ciudad de Tifton, donde dispone de cuatro líneas de extrusión, una de lacado vertical y una línea de troquelado.
«El mayor mercado del aluminio del mundo»
Precisamente para penetrar en «el mayor mercado del aluminio del mundo», Exlabesa adquirió en 2011 la factoría Tifton Extrusions, Inc., «con una extensa trayectoria en el sector de la extrusión de perfiles de aluminio».
Es una fábrica fundada en 1966, «por lo que encajó a la perfección con la experiencia de nuestra compañía y ayudó a sentar las bases de una nueva etapa conjunta», destacan en Exlabesa.
Desde aquella compra, la compañía «ha ampliado y diversificado su mercado a través de la inversión en cinco nuevas prensas de extrusión equipadas con la última tecnología y nuevas líneas de producto, lo que nos ha permitido posicionarnos en sectores tan diversos como la construcción, la arquitectura, el transporte, la industria, la automoción o la agricultura».
Para entender la importancia de esta multinacional con raíces arousanas hay que destacar que Exlabesa dice haber «aumentado significativamente» su capacidad productiva en los últimos años, «superando actualmente las 238.000 toneladas de aluminio extrusionado anual».
Esto la ha llevado a «adaptarse a las necesidades del mercado, garantizando siempre la máxima calidad y la fiabilidad en el suministro a todos nuestros clientes», hasta posicionarse «a la vanguardia del sector».

La factoría americana de Exlabesa. / Exlabesa
Ni que decir tiene que la imposición de aranceles no solo puede salpicar a las fábricas de Exlabesa en Valga, sino también a la inaugurada en Portugal el pasado 9 de diciembre, desde la que atiende a cerca de 16.000 clientes en 40 países.
El nuevo centro productivo, por cierto, está especializado en la «extrusión de perfiles de aluminio de alto valor añadido, destinados a los sectores industriales más exigentes, como la construcción, el transporte, las infraestructuras y las energías renovables».
Ubicada en una parcela de más de 86.000 metros cuadrados, esta planta cuenta con dos líneas de extrusión de 2.800 toneladas, además de una línea de lacado vertical con capacidad para procesar perfiles de hasta 7.200 milímetros de largo que le permiten alcanzar una capacidad anual de 16.000 toneladas de perfiles extruídos.

Las instalaciones de Exlabesa. / Exlabesa
Por cierto, la de Valga, donde la compañía inició su andadura en los años sesenta, se centró inicialmente en el sector de la extrusión de perfiles de aluminio para ventanas, puertas y carpintería metálica en general.
En 1992 completaba «un ambicioso plan de expansión», con fuertes inversiones en nuevas plantas de extrusión, lacado y anodizado, para «completar todo el proceso productivo del aluminio en los centros productivos de Valga y Padrón».
Características
Suma así diez líneas de extrusión, una de lacado horizontal, dos líneas de anodizado, 28 centros de mecanizado, una línea de lacado madera, un centro de curvado, nueve líneas de ensamblado de poliamida, tres de lacado vertical y una planta de reciclaje.
En el conjunto de España, Exlabesa cuenta con tres fábricas con unas instalaciones que «superan los 150.000 metros cuadrados que generan empleo directo a más de 600 trabajadores y desde donde se da servicio a más de 5.000 clientes ubicados en varios países de Europa».
Sus principales sectores de actividad son «la arquitectura y la construcción, la automoción, el transporte, las infraestructuras y las energías».
En cuanto a Extrugasa, fundada en Valga en 1963, con alrededor de 700 trabajadores y once delegaciones en toda España, produce 40.000 toneladas de aluminio extruído al año y exporta a sesenta países.
En 1977 la sede central de Extrugasa en Valga incorporaba su primera planta de anodizado, y cuatro años después empezaba con los procesos de extrusión, pasando de ser una firma proveedora a fabricante de perfiles de aluminio.
Solo un año después instalaba su primera planta de lacado en polvo, y en 1984 empezó a desarrollar sus primeros sistemas propios de carpintería en aluminio.
La firma de la familia Quintá empezó a exportar en 1995, especializándose pronto en el sector industrial.
En 2000 empezó a apostar fuerte por la sostenibilidad, instalando estaciones depuradoras de aguas residuales en sus procesos productivos.
La investigación desarrollada desde el principio le permitió crear en 2014 la gama de productos bautizada como «Quinarq» y en 2023 procedió a cubrir 30.000 metros cuadrados de su infraestructura valguesa con placas solares. Una instalación para el autoconsumo que «genera hasta el 25% de la demanda energética de la empresa y nos permite reducir las emisiones de CO2».
Unos avances que el año pasado permitieron poner en marcha un servicio de reciclaje del aluminio con el que «cerrar el círculo productivo y generar un producto sostenible llamado ‘Fénix’, nuestro tocho reciclado a partir de 99,9% de chatarra de aluminio».
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