El marisqueo de Noia tiende a recuperarse, pero el de Arousa sigue hundido

El sector reconoce que la situación es «crítica» y pide ayuda a la Xunta

Muchos se preguntan qué se hace bien en los bancos noieses y qué falla en los arousanos

La debacle también castiga a depuradores y comercializadores

La campaña de libre marisqueo en O Bohído. |  Noé Parga

La campaña de libre marisqueo en O Bohído. | Noé Parga

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Después de caer al abismo a causa de lar riadas de 2023, el marisqueo parece recuperarse, aunque sea lentamente, en la ría de Muros-Noia. Una invitación a la esperanza del sector que, tanto si debe a una deficiente gestión, a la carencia de capacidad para dar respuesta a los problemas u otras causas, no aparece por ninguna parte en la ría de Arousa.

Dicho de otro modo, que tras el fracasado modelo de explotación del libre marisqueo impulsado por algunas cofradías de la ría, los bivalvos no han vuelto a levantar cabeza, y de momento nada parece indicar que vaya a hacerlo.

De ahí que cada vez sean más los mariscadores que exigen explicaciones y soluciones a sus dirigentes en las distintas agrupaciones de marisqueo y cofradías, que a su vez tratan de encontrar consuelo, y ayudas, en la Xunta de Galicia.

Lógicamente, el nerviosismo aumenta al ver cómo se cierran zonas de explotación, se dejan morir otras, se reducen cupos de extracción y se buscan ceses de actividad remunerados u otro tipo de ayudas mientras en Muros-Noia, «los bivalvos empiezan a recuperarse».

Así lo destacan tanto los mariscadores como el conselleiro de Mar, Alfonso Villares, cuando se refiere al «episodio de alta mortalidad provocado por la baja salinidad del agua que originaron las lluvias extraordinariamente fuertes registradas en otoño de 2023».

Habla de ello en una visita cursada la semana pasada a la lonja de O Testal, referencia indiscutible del marisqueo en Muros-Noia y donde operan también decenas de arousanos que, a causa de la crisis de su ría, se han visto obligados a «emigrar» a aquellos bancos.

Se refería el conselleiro al brutal desplome registrado en 2023, cuando apenas se subastaron 200 toneladas de almeja y berberecho en la ría muradano-noiesa, muy por debajo de las 1.800 toneladas de los años 2022 y 2021.

La recuperación de la que habla se hizo notar a medida que avanzaba 2024, que finalmente se cerró en cerca de 600 toneladas, es decir, casi 400 más que el año anterior.

Ese aumento de capturas y el consiguiente incremento de facturaciones, pasando de 2,7 millones de euros en 2023 a los 5,8 millones de 2024, invitan al optimismo en Noia, siendo ésta, la del optimismo, una sensación desconocida desde hace tiempo para los mariscadores de a pie y de a flote arousanos.

No es extraño, teniendo en cuenta que en esta ría no hay recuperación que valga, o al menos no se ve. ¡Y si los resultados de 2023 fueron malos, los de 2024 han sido mucho peores!

Sumando almeja babosa, bicuda, fina, rubia, japónica, ameixón, berberecho, birollo, cadelucha, carneiro, berberecho rabioso, relojito y todo el marisco de concha que uno pueda imaginar –dejando a un lado navaja, longueirón y bivalvos similares– se constata que las lonjas de Arousa siguen en caída libre.

Por eso de las 2.700 toneladas subastadas en 2022 se bajó en 2023 a 1.965 toneladas de los citados bivalvos.

La diferencia respecto a Muros-Noia, es que en 2024 no se produjo un repunte en Arousa, sino todo lo contrario. Las capturas siguieron cayendo, para limitarse finalmente a 1.153 toneladas.

Claro que sigue siendo más cantidad que en las «rulas» de la ría de al lado, pero la arousana también tiene más cofradías, más mariscadores, mayor superficie explotada y, sobre el papel, mayor riqueza y capacidad productiva.

La pregunta que se hacen muchos, dentro y fuera del sector, es: ¿Por qué Muros-Noia puede recuperarse y Arousa no?

La respuesta es la que dicen querer conocer los representantes de las cofradías de pescadores arousanas que ayer comparecieron ante los medios de comunicación para exigir soluciones a la Xunta.

Diálogo

«Lo primero que pedimos es que nos llamen para dialogar, porque hemos pedido una reunión con el conselleiro y la directora xeral hace más de un mes y aún no nos citaron», lamenta el patrón mayor de Rianxo, Miguel Iglesias.

Cuando se produzca ese nuevo encuentro entre las dos partes, los pósitos insistirán en exigir «una regeneración integral de la ría», centrada en «los tres principales bancos del libre marisqueo», como son Os Lombos do Ulla –actualmente cerrado por su nula productividad–, O Bohído y Cabío, donde los rañeiros siguen «rascando lo que pueden», que es poco o nada.

Precisamente el libre mariqueo es lo que más preocupa a las cofradías, toda vez que aquel oasis que fue antaño –entre los meses de octubre y abril– se ha convertido en un saco sin fondo del que los «raños» solo levantan concha y piedras.

«Lo que tiene que hacer la Xunta es regenerar esas zonas y tomar medidas de verdad que no se limiten a sembrar unos cuantos miles de semillas de almeja», reflexionan los representantes de las cofradías arousanas.

Fueron los de A Pobra, Rianxo, Carril, A Illa, Vilanova y O Grove los que comparecieron ayer en Vilagarcía para volver a pedir ayuda a la Xunta, diciéndole que «si el conselleiro de Mar pone como ejemplo la recuperación de Noia, lo que tiene que hacer es ayudarnos en Arousa para que logremos lo mismo».

Eso implica «que la Consellería tome medidas de gestión con las que recuperar el libre marisqueo, ya que es de su competencia directa», esgrime el patrón rianxeiro.

Hay que hacer un paréntesis para recordar que hace años las propias cofradías quisieron asumir directamente la gestión de esas zonas comunes y presionaron a la administración hasta que lo lograron.

La lonja noiesa de
O Testal. 
|  M. Méndez

La lonja noiesa de O Testal. | M. Méndez

Fue así como crearon la asociación Rañeiros da Ría de Arousa y desplegaron un modelo que resultó un estrepitoso fracaso, ya que los bancos del libre marisqueo empezaron a funcionar peor y a producir menos que nunca.

Aunque el patrón rianxeiro aclara que «no fue porque aquel modelo no funcionara, sino porque la Xunta nos dejó solos y no nos ayudó durante los primeros años, cuando tenía que meternos dinero en cuenta para poder afrontar aquella gestión».

Llegan a decir los patrones, por boca del rianxeiro, que «había un acuerdo verbal según el cual la Consellería do Mar nos iba a prestar esa ayuda durante unos años, pero en cuanto nos hicimos cargo del libre marisqueo –FARO ya dijo entonces que era un muerto que la administración se sacaba de encima– nos dejó solos, como si estás enseñando a andar a un bebé y le sueltas de la mano demasiado pronto».

Superado el traumático momento, y devuelta la gestión a la Xunta ante la incapacidad demostrada de Rañeiros da Ría para reflotar el barco, «es la Consellería la que tiene que tomar medidas, por eso pedimos una reunión y una vía de diálogo, ya que los patrones no sabemos qué decir a los mariscadores cuando nos preguntan que está pasando», argumentaron los comparecientes de ayer.

Reconocen así que la situación del marisqueo en Arousa es «crítica» y no ocultan su preocupación por ello, lo cual deja patente, como se dejó entrever tantas veces en este diario, que hay cofradías que caminan peligrosamente hacia su quiebra y desaparición.

Dicho de otro modo, que el marisqueo que históricamente fue la tarjeta de presentación de la ría de Arousa es ahora un lastre para las cofradías y la propia administración autonómica.

El problema es que la debacle de los bivalvos no solo castiga a los mariscadores que los extraen, sino que arrastra a las empresas depuradoras, a las conserveras, comercializadores y todos cuantos integran la cadena mar-industria, incluidos los vendedores de las plazas y pescaderías, restauradores y otros muchos colectivos.

Los representantes de las cofradías reunidos ayer en Carril.

Los representantes de las cofradías reunidos ayer en Carril. / Noé Parga

De ahí que en el sector no solo se alerte de la caída productiva, sino también de la pérdida de cuota de mercado, el aumento de las importaciones e incluso de la posibilidad de que empresas privadas exploten directamente zonas de la costa gallega infrautilizadas para criar almeja y berberecho.

En definitiva, que son enormes las dudas y más las complicaciones actuales, siendo la única lectura positiva que puede hacerse a estas alturas que si Muros-Noia puede recuperarse, quizás también Arousa tenga capacidad para hacerlo.

El ejemplo de O Testal, Muros, Carril...

A la espera de acontecimientos, hay que ceñirse a lso números. Tomando como referencia las principales lonjas en Muros-Noia y Arousa, hay que decir que la noiesa, en el puerto de O Testal, superaba las 1.660 toneladas de almeja y berberecho en los años 2021 y 2022.

El brutal descenso de la salinidad experimentado en 2023 dio al traste con la campaña marisquera y únicamente permitió extraer 100 toneladas, es decir, que el agua dulce se llevó por delante 1.500 toneladas de bivalvos.

Pero O Testal parece querer coger oxígeno de nuevo, de ahí que de las 100 toneladas de 2023 pasara a casi 473 toneladas en 2024.

Así se adaptan los mariscadores arousanos emigrados a la ría de Noia

Manuel Méndez

Incluso se nota el repunte en la lonja de Muros, que tras limitarse a 77 toneladas en 2023 llegó a rozar las 95 toneladas en 2024, prácticamente calcando los registros de 2022.La cosas no pintan igual en Arousa, ni mucho menos.

Carril, por ejemplo, bajó de unas 900 toneladas anuales a las 790 de 2023, para seguir cayendo hasta 566 toneladas en 2024.

El caso de A Illa también es sintomático, con 207 toneladas de marisco de concha en 2022, 163 al año siguiente y solo 92 tras el pasado ejercicio.

En O Grove tres cuartos de lo mismo, ya que sus 239 toneladas de almeja, berberecho y similares en el año 2022 se quedaron en 219 al año siguiente y en solo 150 toneladas al cierre de 2024.

Idéntica tendencia a la marcada en Cambados, con 232, 183 y 124 toneladas en los años 2022, 2023 y 2024, respectivamente.

De Vilanova, casi mejor no hablar, pues en esos mismos años bajó de 199 a 158 y a unas casi insignificantes 34 toneladas de bivalvos.

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