La uva ratiño galega promete grandes éxitos

Rías Baixas espera los primeros vinos tras la próxima vendimia en bodegas como Viña Moraima

La pasada vendimia en Val do Salnés. |  Iñaki Abella

La pasada vendimia en Val do Salnés. | Iñaki Abella

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La Denominación de Origen Protegida Rías Baixas sabe de las enormes posibilidades de una variedad de uva con tanta historia en sus raíces como la ratiño galega, recientemente incorporada a la lista de especies autorizadas tras completarse un complejo y largo proceso de investigación.

Pronto saldrá al mercado de la mano de empresas como Viña Moraima, una cooperativa asentada en el Concello de Barro adscrita a esta marca de calidad y diferenciación que ahora, precisamente, presume de ese trabajo.

Desde Rías Baixas argumentan que la característica uva ratiño galega –pequeña y redonda– «permite elaborar vinos blancos estructurados, potentes en boca y con notas herbales totalmente distintos a cualquiera de los demás vinos» de esta DO.

En el órgano que capitanea Isidoro Serantes promocionan esta una nueva variedad blanca, que se suma a albariño, caíño blanco, loureira, treixadura, godello y torrontés, diciendo que su etiqueta pronto estará en el mercado gracias a la cooperativa Viña Moraima, asentada en Barro y que «trabaja desde hace años en vinificaciones experimentales con esta uva».

Dadas las fechas en las que se oficializó la autorización para la ratiño galega, «tendrá que ser a partir de la próxima vendimia, porque las viñas deben ser registradas semanas antes de la misma y ésta estaba a punto de empezar cuando llegó la luz verde», esgrimen en Rías Baixas.

Donde hacen hincapié en que se trata de la culminación de un largo proceso, iniciado cuando el grupo de Vid, Olivo y Rosa de la Misión Biolóxica de Galicia, perteneciente al Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC), descubrió esta uva.

Uva de mesa

Fue «en su estudio sobre variedades autóctonas centenarias, iniciado hace ya treinta años», cuando se determinó el potencial como uva de vinificación «que estaba casi extinguida y que sobrevivió en fincas domésticas», ya fuera «por casualidad» o porque su sabor «era tan atractivo que hasta se consumía como uva de mesa».

Una uva de tamaño pequeño y piel gruesa que «crece en racimos alargados» y se conocen también como colgadeira o branca de Cabanelas, sobre todo en la zona de Cambados.

«Este hallazgo y el interés de los viticultores de O Salnés que encontraron en sus fincas algunas de esas cepas centenarias abrió la puerta a que la Misión Biolóxica de Galicia continuara con la catalogación de la variedad y realizara un completo estudio ampelográfico (botánico) de la uva ratiño galega».

Fue esto lo que «avaló su condición de variedad autóctona y diferente a las de otras partes del mundo».

Insisten en Rías Baixas en que se trató de «un análisis complejo y prolongado» que llevó al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a incorporar esta uva al Registro de Variedades Comerciales, el 11 de octubre de 2021.

Ya en 2023 «fue autorizada para su cultivo y vinificación en Galicia, tanto por el Ministerio como por la Xunta».

Y el pleno del Consello Regulador «aprobó la pasada primavera modificar su Pliego de Condiciones para incluir la ratiño galega dentro de las autorizadas para elaborar vinos DO Rías Baixas», completándose el proceso con «la posterior confirmación» por parte de la Axencia Galega da Calidade Alimentaria (Agacal).

Se abren así las puertas «a nuevas plantaciones de esta variedad ahora minoritaria, por lo es previsible que en unos años su uso crezca progresivamente».

El resultado serán «unos vinos gastronómicos, con notas herbales, grado alcohólico, complejos y potentes en boca, pero menos frescos y de menor acidez que los Rías Baixas Albariño», sostienen en la DO.

Calidad garantizada

Dicho de otro modo, que se ofrecerá al consumidor «un vino completamente diferente a cualquiera de los que existen dentro de nuestra Denominación de Origen, pero con los mismos estándares de alta calidad que garantizamos en el resto de nuestros vinos», garantizan en el Consello.

No es el único cambio que se avecina, pues como se avanzó en su momento, «los vinos Rías Baixas Val do Salnés y los Rías Baixas Ribeira do Ulla podrán elaborarse con un porcentaje igual o superior al 70% de una o varias de las siguientes variedades: albariño, loureira, treixadura y caíño blanco, siempre que empleen uvas procedentes de su subzona y elaboren los vinos en la misma».

Por cierto, que «las bodegas de la subzona de O Rosal que lo deseen pueden añadir nuevos matices al Rías Baixas Rosal, dado que varían los requisitos sobre las variedades de uva a utilizar en estos coupages o varietales de las subzonas».

Esto quiere decir que «si hasta ahora un Rías Baixas Rosal tenía que contar con una cantidad igual o mayor al 70% de uvas albariño y loureira cultivadas en esta subzona, ahora se añade la variedad caíño blanco y ese 70% puede alcanzarse con una o diferentes variedades de las tres admitidas», concluyen en Rías Baixas.

Barbanza e Iria

No está de más recordar, al margen de la DO Rías Baixas, que la ratiño galega también ha sido autorizada para la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Barbanza e Iria.

En este caso también se modificó el reglamento para ampliar el ámbito territorial de esta IXP, de tal forma que pasa a integrarla la parroquia de Seira (Concello de Rois), sumándose al área ya delimitada en los municipios de Boiro, Catoira, Dodro, A Pobra do Caramiñal, Pontecesures, Rianxo, Ribeira y Valga.

También forman parte de Barbanza e Iria las parroquias de Camboño, Fruíme y Tállara, en el Ayuntamiento de Lousame; junto a las de Iria Flavia y Padrón, del término municipal padronés; y las de Baroña, Caamaño, Queiruga, Ribasieira, San Pedro de Muro y Xuño, ya en el Concello de Porto do Son.

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