La crisis de la cofradía aborda una espiral inútil de reproches

Los representantes del marisqueo aluden a situaciones a veces anecdóticas para tratar de justificar el ataque a la patrona mayor

Los detractores de la patrona mayor, a la que reprochan sus supuestos malos modos.

Los detractores de la patrona mayor, a la que reprochan sus supuestos malos modos. / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Los representantes del marisqueo a pie que en las últimas semanas, ya fuera directa o indirectamente, han protagonizado la polémica en la cofradía mancomunada de San Martiño, cuando se pidió por activa y por pasiva la dimisión de la patrona mayor, salieron ayer al paso de las declaraciones realizadas por ésta, quien lo achacó todo a una campaña de desprestigio y difamación.

Finalmente acabaron poniendo sobre la mesa una casi interminable lista de reproches que en muchos casos parecen obedecer a berrinches o caprichos. Y todo para acabar reconociendo que el problema está en que unos y otros se tratan con malos modos o poca educación.

Los detractores de la patrona, con Almudena Martínez a la cabeza, quisieron dejar claro que «si no tiene la dignidad de dimitir, al menos que recapacite y adopte una nueva conducta que implique hacer un uso correcto de la experiencia que lleva acumulando durante toda su vida como mariscadora».

Proponen así a María del Carmen Besada «que escuche, que comprenda, que no nos ignore y que se moje algo más que las botas en la playa».

Lo que quieren decirle es que debe dirigirse personalmente a los socios «para buscar soluciones y calmar los ánimos».

Almudena Martínez y demás representantes del marisqueo a pie, aseguran no ser responsables de las protestas llevadas a cabo en la calle y la playa. Para añadir que se ven en la necesidad de velar por sus socios y «apoyarlos como ellos hacen con nosotros».

¿Malas formas?

Unos socios que decidieron recurrir a las protestas porque la patrona «realiza críticas no constructivas y se dirige con malas formas a las personas que conforman el punto de control y a cualquiera que non esté de acuerdo con su parecer».

Citan casos que, supuestamente, así lo prueban. Uno de ellos es el de la propia Almudena Martínez, que cometió un error el primer día de cribado de almejas y vio como Maricarmen Besada «se dirigió a mi y a una compañera de malas formas».

En otra ocasión, una duda relacionada con el tractor empleado en la recogida de basura marina hizo que se le preguntara a la patrona mayor cómo resolverla, atendiendo a su experiencia en el cargo que había ocupado anteriormente, dirigiéndose al tractorista «de malos modos».

Los críticos también hacen constar que la máquina limpiaalgas aprobada por la cofradía «fue una iniciativa nuestra».

En cuanto a la compra de semilla exclusivamente para el sector de marisqueo a pie, indican que se hizo con dinero que ya correspondía al propio sector.

Dimes y diretes

Entre una larga relación de dimes y diretes, con alusiones a enfrentamientos que en realidad obedecen a situaciones puntuales y, en algunos casos, anecdóticas e irrelevantes, los cítricos destacan que se trabajó con maquinaria de la cofradía sin pasar la ITV, haciendo responsable de ello a la secretaria.

Y otro caso concreto es el de la manifestación en Santiago por los vertidos de plásticos, cuando la cofradía no aceptó poner autobuses.

Otra cuestión a la que aluden es un supuesto abuso de cámaras de seguridad o vigilancia en la lonja. Al tiempo que citan que un miembro de la junta general fue sorprendido con marisco de talla ilegal en su vehículo personal tras haber cubierto su cuota en la lonja tras mariscar.

Los directivos del marisqueo solicitaron su dimisión en la junta general y la apertura de un expediente paralelo y sancionador que «no se llevó a cabo».

En referencia a las alusiones a los salarios, «es muy importante señalar que no solicitamos un aumento, a pesar de que el salario sigue sin ser modificado desde 2014».

Para terminar, los representantes del marisqueo dicen sentirse «intimidados» por ser una minoría en la junta general, «donde en varias ocasiones hubo subidas de tono y malas contestaciones también por nuestra parte, ante la impotencia y los constantes reproches que nunca acaban siendo constructivos».

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