Mirador de Lobeira

Recuperar el teléfono fijo, una prioridad para los turistas

Antonio Touriño

Antonio Touriño

La celebración de FITUR en unos días debería servir para la creación de un foro de debate sobre el exhaustivo control vía satélite al que se somete a los turistas cuando llegan a las zonas que eligen para su descanso.

El rastreo de los teléfonos por las compañías debería tener unos límites muy estrictos para preservar la intimidad de las personas, de las familias o de los grupos de amigos que se van de viaje.

Los datos que proporcionan los móviles son demasiado exhaustivos para que no se considere una invasión de la esfera privada, con las consecuencias que ello pueda tener para cada uno.

Cierto que, por el momento, no se han revelado públicamente aspectos que contravengan la tan manida Ley de Protección de Datos, pero sí generalidades que permiten atisbar situaciones como mínimo incómodas.

Que a la Mancomunidade do Salnés, a la Diputación y a otras instituciones les proporcionen una mansalva de datos sobre quienes están viajando por la provincia es, como mínimo, preocupante; pues denota que esa es solo una ínfima parte de la información con la que cuentan.

Empieza a asustar la IA aplicada al turismo. Que Orange sepa que un vecino de Sarria está cruzando el puente de Cabanelas en ese mismo instante, debe como mínimo llamar a la reflexión.

Claro que son contundentes los datos que se ofrecen cada campaña de verano. Saber que el crecimiento turístico es de un 10 o un 15 por ciento anual proporciona un dato superinteresante para el sector, pues hasta no hace muchos años ese crecimiento no se conocía con la inmediatez actual y, por tanto, resultaba inviable darle una respuesta.

Pero lo de ahora, que a golpe de un «click» se pueda saber cuánta gente está de compras en Rey Daviña o de visita en el monasterio de Armenteira, tampoco invita a pensar nada bueno sobre las consecuencias.

Quizás haya que buscar un término medio para que las compañías de telefonía móvil mantengan esa cierta discreción y que no revelen a quienes corresponden los números de teléfono, porque ya sabe el sexo, la edad e incluso la afinidad de los que viajan.

Pero como está claro que la propuesta en absoluto va a ser tenida en cuenta pues tampoco está mal aconsejar a los turistas que apaguen sus móviles cuando viajen a fin de mantener a las compañías a raya.

Al menos sería muy útil a la hora de preservar nuestra intimidad apagar el icono de «ubicación» que facilita el rastreo de todos los movimientos. Y es que no todo puede valer como argumento para que nos vigilen como la facilidad de rescate en caso de accidente automovilístico, lo único que parece sensato.

Apagar el teléfono para descansar de verdad es un apriorismo. Es necesario recuperar el teléfono fijo, porque así todos ganaremos seguridad.

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