O Salnés, el valle de los pazos gallegos
En los nueve municipios de la comarca arousana se levantan más de medio centenar de casas señoriales, con importantes jardines botánicos abiertos al público
Un imponente 'castillo' azul en el corazón de las Rías Baixas esconde la mejor bodega de Galicia, según la revista Viajar

Conjunto monumental de Vista Alegre, en Vilagarcía, con su nueva iluminación / Noé Parga
Contra lo que pueda parecer, y pese a ser hoy el menos poblado de la comarca de O Salnés, el Concello de Meis es el que alberga mayor número de pazos. A través de sus siete parroquias se contabilizan en su suelo once construcciones señoriales, entre pazos y casonas blasonadas. Seis de ellos están enclavados en la parroquia de Paradela, la más fecunda de toda la comarca saliniense: son los de A Moroza, As Quintáns, Casal do Río, Pompeán y dos en el lugar de Señoráns. Destaca sobre todo en esta parroquia de Paradela el pazo de A Moroza, una construcción del siglo XVI, dispuesta en L, en la que sobresale su torre en un lateral, su fachada con gárgolas, y que además cuenta con capilla, palomar, hórreo y jardín anexos.
De los once pazos meisinos destaca también el de A Saleta, uno de los más reconocibles hoy dentro y fuera de la comarca. Enclavado en la parroquia de San Lourenzo de Nogueira, posee en sus 20.000 metros cuadrados uno de los jardines privados más importantes de España, de estilo inglés, con 2.000 ejemplares de árboles y arbustos, 800 especies y más de 230 variedades de camelia, que es la flor que viste este pazo.
Meis guarda también en Paradela sus dos pazos del lugar de Señoráns, uno de ellos, el de Señoráns de Arriba, cuyos orígenes se remontan al siglo XII y que conoció una importante reforma en el siglo XVII. Lo hizo antes de llegar a nuestros días reconvertido y vinculado a las bodegas de Rías Baixas, desde 1989 de manos de la que fuera presidenta del Consello Regulador de la denominación de origen, Marisol Bueno, y que fue quien empezó marcando una tendencia emergente hoy, ya que varias firmas vitivinícolas han adquirido pazos -o lo están haciendo- para vincular su imagen al vino. Además, en Meis hay que mencionar igualmente los pazos o casonas solariega blasonadas de Caticovas (en San Tomé de Nogueira) y A Piolla (San Vicente de Nogueira).
Cambados
Cambados es el segundo municipio de la comarca arousana por número de pazos, contando diez construcciones entre pazos y casas solariegas. A su archiconocido palacio de Fefiñáns, con su icónica plaza que es imagen emblemática de Cambados y comarca, y declarado «Bien de Interés Cultural» en 2012, se añaden diez construcciones más.
Entre ellas, el pazo de Torrado, construido en el siglo XVIII, y en el que Joaquín Antonio Torrado, casado en Cambados con María Francisca Feijóo, fijó su residencia, siendo él alcalde durante la invasión napoleónica y habiendo liderado a inicios del siglo XIX la resistencia a los franceses en la comarca. A ellos, Cambados suma los pazos de A Calzada (o Pazo de Bazán), cuyo origen se remonta al siglo XVII y que hoy Parador Nacional de Turismo; el de Hospital Real, o Pazo de Moltó, que albergó en su día el Hospital Real de la villa, donde eran tratados los contagiados de peste; el de Montesacro, reconvertido en asilo de ancianos hasta su reciente cierre; los de Fajardo y Ulloa y, fuera del centro urbano, en Castrelo, los pazos de As Quintáns (nombre repetido en otros dos ayuntamientos, Meis y Sanxenxo), A Barca y Serantellos (desaparecido como tal y propiedad hoy de los padres Salesianos).
Sanxenxo
Por su parte, en Sanxenxo, tercero en esta relación, contabiliza nueve pazos a lo largo de sus siete parroquias. La localidad de Padriñán alberga los de Miraflores y Padriñán. El primero, erigido en la ladera del mirador Ventureira, parte de una torre del siglo XVII, a la que un siglo después se le agregó la edificación de dos plantas, conformando el pazo cuya imagen llega a hoy. Adquirida en la segunda mitad del siglo XIX por la familia Pardo Bazán, este de Miraflores fue lugar de residencia de estío de la escritora Emilia Pardo Bazán en sus años de infancia, y cuyos recuerdos aparecen evocados en su obra literaria.
Mientras, el pazo de Padriñán, construido en la primera mitad de siglo XVIII, tiene un origen vinculado a la historia de un vecino de esta parroquia que, según le leyenda, participó en la conquista del Imperio Azteca por las huestes de Hernán Cortés, llegando este a ser nombrado virrey de Nueva España. A su regreso a tierras sanxenxinas, y con la riqueza obtenida en México, mandó construir este pazo, razón por la que, según la leyenda, pasó a ser también conocido como «pazo del Virrey».
De gran riqueza son también los dos pazos de O Revel en Vilalonga, dos construcciones palaciegas que remontan sus orígenes al siglo XVI, y que cuentan con una ermita de por medio. Uno de ellos, reconvertido hoy en hotel, en manos de la familia Ansorena; y el otro, con la ermita en su propiedad, en el haber de la familia Velón. Sanxenxo completa su elenco de pazos con los de Duques Patiño (título concedido por Felipe V, el primer Borbón), con planta en forma de escuadra en el centro de Padriñán; Sear (parroquia de Bordóns); Dorrón; De la Maza (Nantes) y Quintáns (Noalla), este último adquirido a inicios de este siglo por el concello de Sanxenxo.
Vilagarcía
Le sigue Vilagarcía con ocho pazos. En pleno centro urbano cuenta con el de Vista Alegre, que remonta sus orígenes al siglo XV, cuando García de Caamaño decidió erigir una torre en este enclave, desde la que otear burgo y puerto. Aquella fue la edificación precedente al pazo que le siguió, mandado construir en el siglo XVI por Rodrigo de Mendoza Sotomayor y Caamaño. Junto con iglesia y convento, conforman un conjunto declarado «Monumento Histórico-Artístico», único del municipio con esta distinción.
Añadido, Vilagarcía alberga siete pazos o casonas señoriales más, todas ellas blasonadas, que son las de Sobrán, O Rial (San Martiño de Sobrán), A Golpelleira (en A Torre), Pardiñas (Vilaxoán), Freixeiro (Cornazo) y A Laxe (Arealonga). El de Rubiáns es también muy conocido en toda la comarca y fuera de ella por su rica historia, por sus laureados vinos y, sobre todo, por sus espectaculares jardines, que albergan una de las mejores colecciones de camelias de Galicia.
Ribadumia y Vilanova
Por su parte, Ribadumia y Vilanova cuentan con siete pazos cada uno. Por antigüedad, el de Barrantes que alberga bodega de la denominación de origen Rías Baixas, remonta sus orígenes al siglo IX, si bien su imagen actual viene legada por la profunda remodelación del siglo XVIII. Su gestión, desde el siglo XVI, está en manos de la familia Conde de Creixell.
En Ribadumia se encuentran también los de Sisán y A Pedreira (este último impulsado por Juan de Oubiña Mariño en la segunda mitad del siglo XV), ambos en Sisán, junto con los pazos de Quinteiro da Cruz (con orígenes datados en 1790), O Casal (que figuró en su día como casa de la Inquisición), y dos más en Lois.
Y, añadido, el de Pazo do Monte, en O Couto, conocido por el episodio de la muerte violenta de su propietario y cacique José Fariña Varela, acaecido en 1914 a manos de su criado, Manuel Souto Pájaro, de 21 años y natural de Beseño, en Touro. Terrenos y pazo fueron adquiridos en 2017 por la firma Mar de Frades para su explotación vitivinícola en el marco de la denominación de origen Rías Baixas.
A estos pazos más reconocibles, también pueden añadirse dos casas blasonadas, estas de carácter más modesto, como son las de Outeiro y Munilla, enclavadas ambas en la parroquia de San Clemente de Sisán.
También son siete los pazos y casonas blasonadas asentados en el concello de Vilanova. Quizás el más reconocible, el de Baión, construcción actual de 1920, pero que responde en origen al antiguo pazo de Fontán, y que incluso en referencias bibliográficas lo retrotraen al siglo XV a una casa-torre en manos del linaje de los Soutomaior. Adquirido en su día por Laureano Oubiña y su esposa, el pazo fue comprado a la postre en subasta por las bodegas Condes de Albarei que explotan hoy edificio y finca, y elabora con sus uvas un preciado vino de pago.

Lareira de O Cuadrante / Iñaki Abella
Añadido, Vilanova cuenta en su suelo con los pazos de Rúa Nova y O Colexial, ambos en la parroquia de András. Y en Caleiro, con el pazo de Vista Real (cuyo origen data del siglo XVIII, que tuvo su fama por los Charlines y que el Concello adquirió a la Audiencia Nacional) y la Torre Miranda (o Torre de Crespo), con presencia en esta última de linajes como los Osorio, Caamaño o Sotomayor, entre otros. A ellos pueden sumarse las antiguas casonas blasonadas de Cabido (en Baión) y O Cuadrante, residencia en su día del escritor Ramón del Valle Inclán, adquirida a finales del siglo XX por el Concello de Vilanova y convertido ahora en museo.
Meaño y O Grove
Meaño y O Grove, por su parte, son los municipios arousanos con menos construcciones de este tipo. El primero cuenta, como más preciado, el pazo de Lis (en As Covas), casona partida por herencia en el seno de la familia entre los hijos de Esperanza de Salazar y de Lis y Manuel Calviño Covas. En Padrenda suman la casona solariega de Zárate (reconstruido en el siglo XVIII, si bien respetando la estructura original), y en Dena la de Seixiños.
Finalmente, O Grove cuenta con el pazo de O Sineiro, enclavado en la parroquia de San Martiño. Responde a una casona que remonta sus orígenes a la segunda mitad del siglo XVII, cuando descendientes del pazo de Pías en Nigrán, mandaron construir este de O Grove. A la postre, su vínculo fue fundado por el sacerdote Pedro Lores Correa, doctor comisario de la Inquisición, descendiente por parte materna de los Gómez de Cutián.
Finalmente, puede mentarse en la península grovense la casona de A Atafona, que se corresponde con la rectoral de San Martiño de O Grove, y que llega legada de una antigua casa solariega del siglo XVII.
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