A Illa destila elegancia y tradición en honor a San Xulián
A Illa ha vuelto a cumplir con la prórroga festiva a la que invita San Xulián después de las celebraciones navideñas. En el día de más elegancia de la localidad, la alegria desbordante, unida a la más solemne tradición, volvió a tomar las calles.
Cada 7 de enero, A Illa prolonga las celebraciones navideñas con la festividad de San Xulián, el patrón del municipio. Una fecha señalada que combina devoción, tradición y desenfreno, y en la que los vecinos, fieles a su cita anual, convierten las calles en un escenario de elegancia y alegría desbordante. Este año, pese a una meteorología adversa, la fiesta cumplió con las expectativas y dejó momentos para el recuerdo.
La jornada comenzó con el recogimiento característico de los oficios religiosos. A las 12.00, la parroquia de San Xulián celebró su misa solemne, con una asistencia nutrida de fieles. Las campanas de la iglesia llamaron a los vecinos a rendir homenaje al santo en una ceremonia que, pese a las inclemencias del tiempo, no perdió su solemnidad.
Sin embargo, la lluvia obligó a cancelar la tradicional procesión por las calles principales, privando a los asistentes del emblemático desfile con la talla del santo. Como alternativa, el párroco David Álvarez acogió a los vecinos en la guardería Sonrisas y Lágrimas, donde se compartieron momentos de convivencia alrededor de una degustación de callos. Esta reunión, instaurada hace apenas dos años, ya es una tradición que refuerza los lazos comunitarios entre los habitantes de A Illa.
El 7 de enero en A Illa tiene un código de vestimenta no escrito pero estrictamente respetado. Los hombres lucen trajes y corbatas impecables, mientras que las mujeres deslumbran con vestidos y conjuntos elegantes, todo acompañado de peinados cuidados y perfumes escogidos para la ocasión. Es la manera de mostrar respeto a San Xulián y de otorgar a esta fecha el carácter especial que merece.
Con la misa como primer acto, la efervescencia festiva fue ganando intensidad. Familias y grupos de amigos comenzaron a llenar las calles, transformando el municipio en un auténtico desfile de elegancia.
El mediodía trajo consigo uno de los momentos más esperados: el vermú. En los bares de A Illa, mayores y jóvenes se mezclaron en un ambiente animado, donde los brindis y las tapas compartieron protagonismo con los cantos de taberna. Estas canciones, transmitidas de generación en generación, son una banda sonora única que da identidad a esta festividad.
La tradición del vermú es especialmente valorada por los mayores, quienes encuentran en este espacio su momento de mayor disfrute. Mientras tanto, los jóvenes reservan su energía para las horas más avanzadas del día, cuando la fiesta se torna más frenética.
La hora de comer es otro punto clave en el día de San Xulián. Muchas familias y grupos de amigos tienen reservas en los restaurantes locales desde semanas antes, mientras otros optan por comidas caseras. En cualquier caso, la sobremesa es el verdadero protagonista, un espacio donde las risas, las anécdotas y los brindis preparan el terreno para el resto de la jornada.
Conforme avanza la tarde, los detalles del protocolo inicial comienzan a relajarse. Las corbatas se aflojan, las camisas salen del pantalón y los abrazos se vuelven más efusivos. La música, que comienza con los tradicionales cantos de taberna, cede terreno a las listas de reproducción modernas, marcando un cambio de ritmo en la celebración.
Con la llegada de la noche, la fiesta alcanza su punto álgido. Los bares y locales de A Illa se convierten en el epicentro del desenfreno, donde los más jóvenes despliegan toda su energía. Las calles vibran al ritmo de la música, y el espíritu de camaradería y diversión se extiende hasta altas horas de la madrugada.
Aunque históricamente esta era una festividad que solo celebraban los hombres, en la actualidad las mujeres tienen un papel igual de destacado, participando activamente en todos los momentos del día, afortunadamente. Además, cada vez son más los visitantes de municipios vecinos que se unen a la celebración, atraídos por la fama de la hospitalidad y la diversión sin límites de A Illa.
La intensidad de la fiesta es tal que el 8 de enero ha ganado un apodo propio: el «día do can». En esta jornada, las calles de A Illa presentan un aspecto desértico, reflejo del merecido descanso de los vecinos tras los excesos del día anterior. Es un momento para recuperar energías y, sobre todo, para recordar y comentar las anécdotas de una festividad que, como cada año, deja huella.
San Xulián es mucho más que una fiesta: es un símbolo de identidad para A Illa. La combinación de tradición, elegancia y desenfreno hace de este día una fecha única, donde el respeto por el pasado se entrelaza con la alegría del presente. En cada canto, en cada brindis, se reafirma el compromiso de una localidad que, año tras año, demuestra que la esencia de San Xulián está más viva que nunca. Y después del día más desértico del municipio, el patrón ya manda invitación para 2026.
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