Los barcos de pasaje, abanderados de una desestacionalización imposible

En temporada baja llegan turistas a los catamaranes, pero no tienen dónde ir

Buena parte de los comercios, hoteles y restaurantes están cerrados en destinos como O Grove

Turistas durante un almuerzo a bordo del restaurante marinero «Fly Delfín», la semana pasada .

Turistas durante un almuerzo a bordo del restaurante marinero «Fly Delfín», la semana pasada . / M. Méndez

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Arousa

De un tiempo a esta parte se habla mucho, cada vez más, de la ansiada desestacionalización turística. Diferentes ayuntamientos, la Mancomunidade do Salnés y Mar de Santiago, por ejemplo, insisten en ello, apostando por generar alicientes con los que atraer visitantes en temporada baja.

Se trata de conseguir que O Salnés no sea un destino turístico preferente durante el verano o, gracias a la Festa do Marisco de O Grove, hasta octubre.

Lo que se quiere, apostando por la ornitología, los barcos de pasaje, las aguas termales de A Toxa, el contacto con la naturaleza, el enoturismo y tantos otros proyectos y potencialidades, es «llenar los huecos libres» entre noviembre y carnaval o Semana Santa.

Pero, visto lo visto durante las fiestas navideñas, eso de la desestacionalización está demasiado verde aún. Incluso parece una utopía, a tenor de las quejas y lamentos de muchos de los ciudadanos que visitaron la comarca en las últimas semanas y se toparon muchos menos alicientes de los que desearían.

Especialmente sangrante resulta el caso de O Grove, junto a Sanxenxo el municipio turístico por excelencia de la comarca cada verano.

El tirón de los catamaranes

En otoño e invierno puede decirse que el meco toma la delantera y es uno de los más destacados de Galicia, tanto por la celebración de la Festa do Marisco como por su afamada gastronomía, las jornadas de exaltación del centollo y, sobre todo, por el tirón que ejercen los barcos de pasaje.

Así es. Estas naves no solo surcan la ría en temporada estival, sino que algunas lo hacen durante todo el año, salvo que las condiciones meteorológicos y oceanográficas resulten inasumibles.

Lo que se ha visto en las Navidades es que ciudadanos de Portugal, de diferentes puntos de Galicia, Andalucía, Cataluña, Extremadura, Castilla y otras regiones de España acudieron a la villa meca para subirse a esas embarcaciones y maravillarse con la ría.

Surcaron sus aguas, conocieron el funcionamiento de las bateas, saborearon mejillones a bordo e incluso dieron cuenta de suculentos banquetes, en el caso de aquellos que optaron por la opción de navegar en barcos con «restaurante marinero» como el «Fly Delfín», de Cruceros do Ulla.

Los consultados, entre ellos ciudadanos de Cartagena, Barcelona y Ferrol, indicaban que «un paseo de dos horas por una ría tan maravillosa como esta, con degustación a bordo de mejillones, ostras, arroz de mariscos, postres y vinos, por solo 40 euros, es algo que no se encuentra en ninguna otra parte». De ahí que se mostraran encantados con el precio, las vistas y todo cuanto encierra la experiencia de surcar la rica ría arousana.

Queda claro que el problema no está en el mar, sino en tierra firme, dado que esos mismos turistas, y tantos otros, se encontraron en sus paseos por O Grove con una desangelada imagen, ya que, como lamentaban la semana pasada, «la mayor parte de los comercios, hoteles y restaurantes están cerrados».

Sin tren turístico

«Ni siquiera hay tren turístico, que otros años sí hemos utilizado para recorrer O Grove y A Toxa», apostillaban otros visitantes.

No les faltaba razón, dado que los barcos de pasaje parecen los únicos empeñados en perseguir una desestacionalización que, tal y como están las cosas, se antoja del todo imposible.

Una mujer fotografía A Toxa desde el «Fly Delfín». |  M. Méndez

Una mujer fotografía A Toxa desde el «Fly Delfín». | M. Méndez

Estos catamaranes no dejan de atraer visitantes en temporada baja, pero la oferta de municipios como O Grove y de toda la comarca no puede limitarse a estas embarcaciones.

No parece tener sentido atraer turistas si antes de subirse al barco o cuando descienden del mismo no tienen dónde comer o alojarse.

Es ésta una reflexión que hacen los propios armadores y algunos de los hosteleros que sí operan en esta época del año.

«Es lógico que todos cerremos en algún momento por vacaciones o descanso, pero no tiene sentido cerrar dos, tres, cuatro o incluso cinco meses seguidos», reflexionan.

A su juicio, lo que se consigue es «ofrecer una pésima imagen tanto de O Grove como de A Toxa y de toda la comarca».

Lo que quieren decir es que atractivos como los propios barcos de pasaje, el Acuario O Grove, la Ruta da Pedra, el casco histórico de Cambados, la naturaleza, Xiabre, el Parque das Illas Atlánticas, Carreirón y el enoturismo «no solo deben tener respaldo de las administraciones públicas, sino que requieren de nuestra implicación desde el sector privado», espetan diversos empresarios vinculados al turismo en Arousa.

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