A Illa prepara sus mejores galas para honrar a San Julián
El pequeño municipio alarga un día más la Navidad con una jornada festiva

Los trajes son obligados para la celebración del patrón de A Illa. / Noé Parga
A. G.
Cada 7 de enero, A Illa se echa a las calles, llueva, granice, nieve o haga sol, para honrar la memoria de su patrón, San Xulián. Lo hace luciendo sus mejores galas en una jornada maratoniana en la que la actividad pasa a vivirse en los establecimientos hosteleros desde prácticamente primera hora hasta bien entrada la madrugada.
Teniendo como origen una celebración religiosa, la parroquia de San Xulián tiene previsto celebrar una misa solemne a las 12.00 horas, oficio religioso que culminará con la celebración de la tradicional procesión por las principales calles del municipio, siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan. La procesión, si no hace acto de aparición la lluvia, recorrerá lugares como la avenida Castelao o la plaza de O Regueiro hasta su regreso a la iglesia parroquial.
Una vez finalizados los actos religiosos, la parroquia de San Xulián invitará a los vecinos a un pequeño ágape en el salón de actos de la Guardería Sonrisas y Lágrimas en el que no faltarán un condimento gastronómico clave en esta fiesta, los callos.
En el lado menos religioso del evento, es tradicional honrar al santo vestido de etiqueta, con traje y corbata en el caso de los varones y vestido en el de las mujeres. Todas las pandillas se unen en los bares para ir degustando pinchos, vinos y disfrutar de una conversación agradable con los amigos antes de ir a comer ya bien entrada la tarde. Por la noche continúa la fiesta hasta latas horas de la madrugada o hasta que el cuerpo aguante. Cada 8 de enero, los excesos que deja el patrón provocan que A Illa se convierta en un pueblo fantasma, prácticamente sin actividad alguna. Hace años, el patrón también era una fiesta exclusiva para los hombres algo que, afortunadamente, ha ido cambiando con el tiempo, participando abiertamente en su celebración las nuevas generaciones.
El patrón sirve como excusa a los isleños para alargar un día más la Navidad, convirtiéndose en una de las citas sagradas para cualquier vecino del municipio.
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