La Castellana sigue el rumbo hacia el centenario con nuevo timón
La Castellana, uno de los comercios más emblemáticos de Vilagarcía, cierra una etapa. La de la familia de Esther Vilas, quien tomó el relevo de su madre para, tras 84 años, ceder la gerencia del negocio.
Cuando el próximo 31 de diciembre Esther Vilas baje la persiana de La Castellana por última vez, cerrará también un capítulo imborrable de la historia comercial de Vilagarcía. A sus más de 80 años, la segunda generación de esta tienda de textiles para el hogar y ropa laboral dice adiós a su vida profesional tras décadas de dedicación. Pero lejos de ser el fin, La Castellana reabrirá el 20 de enero, con César Cardalda como nuevo gerente, garantizando la continuidad de un negocio que es parte del alma de la ciudad.
La Castellana, ubicada en la céntrica calle Padre Feijóo, ha sido durante 84 años un referente para particulares, empresas y hoteles que confiaban en su calidad y cercanía. Fundada por Araceli, madre de Esther Vilas, en 1940, el negocio resistió guerras, crisis económicas y cambios generacionales. Sin embargo, cuando Esther anunció su retirada, el futuro del comercio se tornó incierto.
Fue entonces cuando César Cardalda, empleado del negocio desde hace nueve años, decidió asumir el reto. Para él, La Castellana es más que un trabajo: «Esther y yo llevamos aquí desde niños. Este negocio es una extensión de nuestras vidas», explica. Su decisión también representa un relevo generacional simbólico, ya que César toma el testigo no solo de Esther, sino también de su propio padre, Manuel, quien se jubiló tras décadas trabajando en el negocio.
Aunque César tiene grandes aspiraciones, como llevar La Castellana al centenario, asegura que no planea cambiar lo que ha hecho del comercio un éxito durante tanto tiempo. «La Castellana tiene una esencia única con la que se identifican nuestros clientes, que abarcan generaciones, desde bisabuelos hasta nietos. Solo haremos un lavado de cara muy sutil, respetando aquello que nos ha hecho sobrevivir», afirma.
Para César, la clave del negocio radica en la conexión con los clientes, quienes no solo compran productos, sino que establecen un vínculo emocional con el lugar. Esa misma conexión es la que Esther valora más al despedirse: «He conocido a abuelos, padres, hijos y nietos. Decir adiós es triste, pero también bonito. La Castellana queda en muy buenas manos».
En el edificio que alberga La Castellana se respira historia. Esther Vilas muestra con orgullo la licencia de apertura firmada por su madre, quien llegó desde Castilla para abrir el negocio en 1940. Desde entonces, el comercio ha sido un pilar para familias y empresas de Vilagarcía, suministrando desde textiles para el hogar hasta ropa laboral para negocios locales.
Aunque el adiós de Esther Vilas marca el final de una era, el inicio de la gestión de César Cardalda trae consigo ilusión y compromiso. Su objetivo es mantener la esencia que ha caracterizado a La Castellana, adaptándola a los nuevos tiempos sin perder su identidad.
Con su historia, calidad y cercanía como pilares, La Castellana se prepara para seguir siendo un referente en Vilagarcía, demostrando que un negocio puede resistir al tiempo y reinventarse sin renunciar a sus raíces.
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