La crisis del marisqueo hace mella en el sector mar-industria
Talleres Castelo, que fabricaba maquinaria para conserveras desde 1960, cierra sus puertas
La escasez de producto en las rías alienta la importación, destruye empleo y cierra industrias
Pide que se evite el alarmismo al hablar sobre la calidad de las aguas en Arousa

Las instalaciones dee Talleres Castelo, en la carretera que une el centro de Vilagarcía con Vilaxoán, ayer. / Iñaki Abella

La pérdida de productividad que arrastran las rías gallegas, sobre todo en lo que respecta a bivalvos como la almeja y el berberecho –pero también en el cultivo de mejillón en batea–, está haciendo mella no solo en el sector primario, sino también en el depurador y transformador.
Dicho de otro modo, que la caída de producción, a la que también contribuyen las bajas ventas de pescados y mariscos que se derivan de una pérdida de confianza del consumidor, según alertan diferentes empresas comercializadoras, no solo supone una reducción de ingresos entre los mariscadores.
En realidad, es un mal que afecta a toda la cadena mar-industria y se traduce, en algunos casos, en una mayor importación de productos desde Portugal, Francia, Chile y tantos otros países competidores.
No cabe duda de que la crisis que atraviesa la producción de moluscos bivalvos es un problema para todos, y en nuestro caso se une a diferentes impagos y nos obliga a tomar la decisión de cerrar
En otros, las consecuencias son mucho más drásticas y se concretan en despidos o expedientes de regulación de empleo y en el cierre de no pocas empresas.
Se hablaba en FARO DE VIGO, no hace mucho, de que la crisis del sector obligaba a abandonar la rampa de O Cavadelo (Vilagarcía) a una conocida empresa dedicada a la construcción y reparación de bateas para el cultivo de mejillón y ostra.
No era otra que Naval Arousa S.L., dedicada al montaje de viveros flotantes para dar servicio a los productores de todas las rías gallegas. En 2019 se implantaba en la rampa vilagarciana y en menos de un lustro tenía que renunciar a esa concesión «porque suponía un canon de 18.000 euros anuales, el cual no podemos afrontar si no tenemos carga de trabajo», esgrimía el propietario, el isleño Álvaro Otero Dios.
Cerca de Ferrazo
Ahora puede añadirse que no muy lejos de ese lugar, a la altura de los depósitos de hidrocarburos de Ferrazo, cierra sus puertas Talleres Castelo, una firma con más de sesenta años de trayectoria dedicada a la construcción de maquinaria para la industria transformadora (conserveras y cocederos).
Con fecha de 9 de diciembre se inscribía en el Registro Mercantil de Pontevedra el cese o dimisión de Manuel Castelo Abuín como administrador único de esa firma, constituida como tal en febrero de 1984 y en la que ocupaba dicho cargo desde enero de 2011.
Una empresa que había fundado su padre allá por 1960 y que ahora se lleva por delante la citada crisis del sector, tal y como aseguraba ayer el propio Manuel Castelo, inscrito también el pasado mes de octubre como administrador único de Náutica Vilagarcía y que desde mayo de 2014 ocupaba idéntico cargo en Comercial Galega de Maquinaria Conservera S.A., constituida en 1998 y que, como Talleres Castelo, tiene su sede social en la vilagarciana avenida de Valle Inclán.
Lo que hace el Registro Mercantil ahora es anunciar la liquidación de esta empresa, «por insolvencia actual inminente», en base a un procedimiento concursal voluntario resuelto el pasado mes de septiembre en el Juzgado de lo Mercantil Número 1 de Pontevedra.

Las instalaciones de Talleres Castelo. / Iñaki Abella
Se acordaba así «la intervención o suspensión de las facultades de administración y disposición del concursado» y, en consecuencia, se ponía punto final a seis décadas de trayectoria.
«No cabe duda de que la crisis que atraviesa la producción de moluscos bivalvos es un problema para todos, y en nuestro caso se une a diferentes impagos y nos obliga a tomar la decisión de cerrar», detalla Castelo.
«Esto no daba para más»
Añade que «esto no daba para más, pues el enorme bajón de la producción marisquera reduce la carga de trabajo de las empresas transformadoras y afecta a negocios como el nuestro, que elaborábamos maquinaria específica para el procesado de esos moluscos».
Un problema que no es nuevo y «se viene arrastrando desde hace años, por eso también se va reduciendo la plantilla en los diferentes negocios», reflexiona el empresario.
En la suya ese lento agonizar del marisqueo hizo que en los últimos tiempos ya solo quedaran cuatro trabajadores en la empresa, «pues como no había marisco fuimos perdiendo gente», reconoce y lamenta el propio Manuel Castelo cuando recuerda que en los tiempos de «vacas gordas» llegó a contar con una quincena de empleados.
Hay esperanzas, pero se pide contención en los mensajes catastrofistas
Ahora que se habla tanto de la pérdida de productividad de las rías surgen voces que invitan al optimismo y aluden a una inminente recuperación en los bancos marisqueros y las bateas de mejillón.
«Las cosas pueden cambiar y hay indicios que apuntan a un aumento de la producción de berberecho, almeja, mejillón y demás productos, pero de nada sirve que las cosas vayan a mejorar si nos estamos cargando la confianza de los consumidores con mensajes alarmistas», espetan en el sector comercializador.
Las fuentes consultadas sugieren que esos «mensajes a veces catastrofistas relacionados con la contaminación de bancos marisqueros, la presencia de microplásticos en el agua y los productos o sobre las supuestas amenazas de empresas como Altri y Cobre San Rafael deben terminar cuanto antes».
Y es que «en Galicia, y muy especialmente en Arousa, seguimos teniendo el agua con la mejor calidad del mundo, y si nos dedicamos a lanzar mensajes tremendistas y muchas veces infundados, lo que estamos consiguiendo es espantar al consumidor y animarlo a adquirir producto de Francia, Portugal u otros países», coinciden en señalar tanto dirigentes de cofradías como bateeiros y empresarios depuradores y conserveros.
Unos países, por cierto, «donde, en realidad, tienen una calidad muy inferior, tanto los propios moluscos como las aguas en las que se crían, pero de eso nadie habla".
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