Rías Baixas comercializa 94.000 litros de Espumoso de Calidad

Es la producción estimada para las fiestas navideñas

La Denominación de Origen fomenta su consumo

Un acto promocional de los espumosos. |  Iñaki Abella

Un acto promocional de los espumosos. | Iñaki Abella

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La Navidad no solo es época de mariscos y villancicos. También lo es de albariño y espumosos como los que ofrece la Denominación de Origen Rías Baixas.

Este año con una campaña navideña que alcanza los 94.079 litros de Espumoso de Calidad, demostrando así que es una producción «con una sólida presencia en el mercado desde hace tiempo» y que «no deja de crecer».

Prueba de ello es que en la actualidad ya son 25 las bodegas que producen y comercializan el albariño de burbujas, despachado en todo el mundo con una treintena de marcas diferentes, pero todas ellas con el sello de calidad y diferenciación de Rías Baixas.

Una de las imágenes promocionales de Rías Baixas.

Una de las imágenes promocionales de Rías Baixas. / FdV

Una marca que este año ha superado ya las 125.000 botellas de ese espumoso elaborado con el método tradicional «Champenoise», que le confiere «una sensación cremosa», tanto si se trabajan variedades blancas como si se emplean las tintas.

Como ya se explicó en otras ocasiones anteriores, «en función de la cantidad de azúcar añadido se distinguen varios tipos de espumosos», que van desde el Brut Nature, sin azúcar añadido, hasta el Extra Brut, Extra Seco, Seco, Semiseco y Dulce.

En la Denominación de Origen Rías Baixas, que inició la comercialización de espumosos en 2012, consideran que este «producto consolidado» no puede faltar en las mesas durante las fiestas navideñas.

Puede recordarse que el complejo y laborioso método tradicional conocido como Champenoise empieza con la selección y recogida de la uva para elaborar el vino base, que es analizado por el Consello Regulador de la DO Rías Baixas y debe tener un grado alcohólico mínimo de 10% en volumen.

En este órgano, presidido por Isidoro Serantes, detallan que «este producto inicial suele contar con una acidez algo más elevada».

Al vino base se le añade un líquido que contiene levaduras y que contribuye a la formación de las características burbujas de los vinos espumosos, conocido como licor de tiraje.

Comienza entonces el período de rima, que es el tiempo mínimo de estancia del vino en botella –normalmente colocada en horizontal–, de al menos nueve meses. Es entonces cuando se produce una segunda fermentación para obtener una calidad óptima».

Explican en Rías Baixas que «durante este tiempo, los azúcares y levaduras se activan elevando algo el grado de alcohol, produciendo CO2 y llegando a una presión de entre 5 y 7 atmósferas».

Al mismo tiempo, se van creando en el interior de la botella las lías, es decir, los residuos que quedan tras el contacto de las levaduras y azúcares.

Transcurrido el período de rima llega el degüelle del espumoso, considerado «una de las tareas más delicadas» y que «consiste en la eliminación de las lías depositadas en el cuello de la botella, de modo que el producto final quede sin sedimentos».

Para el degüelle, las botellas se colocan boca abajo en una máquina, sumergiendo el cuello en agua glicolada: «una mezcla de agua y glicol etilénico que provoca la congelación de esa parte de la botella y, por ende, de las lías acumuladas en esta zona».

En el Consello Regulador esgrimen que «es entonces cuando se procede a quitar la chapa con la que se cerró el espumoso», lo cual hace que los sedimentos salgan disparados «y quede un vino espumoso limpio, con colores más brillantes y una presión de 3,5 atmósferas en su interior».

Hay que tener en cuenta que al efectuar el degüelle se produce una pequeña pérdida de líquido que se compensa con el licor de expedición, que viene a ser «el producto confiere no solo las características gustativas especiales del vino espumoso, sino que también le aporta una serie de azúcares».

Diferentes tipos

Es este un procedimiento vital, ya que el mismo condiciona el tipo de espumoso resultante, pues según la cantidad pueden ser desde Brut Nature, cuando no hay adición alguna de azúcar, hasta el espumoso Dulce, con una proporción de más de 50 gramos por litro.

El Extra Brut, por su parte, tiene menos de 6 gramos por litro, el Brut no llega a los 12, el Extra Seco ofrece entre 12 y 17, el Seco va de 17 a 32 y el Semiseco, entre 32 y 50 gramos por litro.

La vendimia para los espumosos de Martín Códax.

La vendimia para los espumosos de Martín Códax. / M. Méndez

Para garantizar que todo el proceso se ha desarrollado como manda el reglamento de la DO Rías Baixas, el Consello Regulador controla la producción de espumosos tomando hasta “seis muestras por partida o lote homogéneo para llevar a cabo el sistema de verificación y control correspondiente, que determina si el producto se puede calificar como vino espumoso Rías Baixas de calidad o no”.

Solo después, una vez superados todos los análisis, se procede al embotellado final y comercialización del vino espumoso Rías Baixas.

Nada que envidiar

Aunque también sean espumosos o espumantes –vino con gas carbónico natural–, los populares champán (champagne) y cava poco tienen que ver con el Rías Baixas Espumoso.

Las diferencias radican, sobre todo, en el tipo de uva utilizada, la zona de cultivo y el método de fermentación empleado. El champán, por ejemplo, es exclusivamente elaborado en la región francesa de Champagne y solo puede ser elaborado empleando tres tipos de uvas cultivadas allí, como son las pinot meunier, pinot noir y chardonnay.

En cuanto al cava y su Denominación de Origen, que se sitúa en la comarca del Penedés, entre las provincias de Barcelona y Tarragona, se elaborar con distintos tipos de uva, siendo las más utilizadas son la parellada, la xarelo y la macabeo.

Por último, decir que, como el champán y el cava, el Rías Baixas Espumoso se elabora siguiendo el método tradicional Champenoise y empleando cualquiera de las variedades blancas y tintas producidas en las subzonas de esta Denominación de Origen.

Es decir, las blancas albariño, treixadura, loureira, caíño blanco, torrontés, godello y ratiño galega, y las tintas caíño tinto, espadeiro, loureiro tinto, sousón, mencía, brancellao, pedral y castañal.

Es fruto de esa variedad y, sobre todo, de la influencia del albariño, cómo se logra un espumoso Rías Baixas, que goza ya «de gran fama como acompañante de aperitivos y cada vez es más recomendado y apreciado para su consumo antes o durante las comidas», explican en el Consello Regulador.

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