Se necesitan, cuanto antes, campaneiros jóvenes para las iglesias de Catoira

Dolores Conde toca la campana en San Xosé Obreiro de Catoira. |  Iñaki Abella

Dolores Conde toca la campana en San Xosé Obreiro de Catoira. | Iñaki Abella

Antonio Touriño

Antonio Touriño

La misión de encontrar relevo a los actuales campaneiros parece casi imposible en Catoira, igual que en otros lugares de Galicia; pero la asociación no va a cejar hasta convencer a los jóvenes de que el «toque de campanas» no debe desaparecer.

Es un verdadero arte y requiere de muchas habilidades, desde básicos conocimientos del «repenique» para cada momento u ocasión. Ayer fue Dolores Conde Bouzas quien hizo de maestra de ceremonias y tiró de la cuerda para que sonara limpia la campana de la capilla de San José Obrero en la parroquia de Oeste.

«No es la primera vez que lo hago, pero lo cierto es que solo sé hacerlas sonar», explicaba a la vez que era seguida atentamente por otras vecinas de la parroquia como Trinidad Pérez que disfrutaba al máximo al recordar que su marido José Pérez Sumay fue campanero toda la vida.

Y por eso se sabe todos los acordes, desde cuando avisa de un difunto y da las claves de si es hombre o mujer, o cuando repican alegres por las fiestas de San Xosé del 1º de Mayo ora salen las imágenes en procesión.

Pero también cuando tocan al ritmo de una canción como la que parece decir «Cuando José baila nun pé» o advierten de un peligro en la localidad. Por algo, hace dos años, el toque de campanas fue declarado patrimonio inmaterial de la humanidad.

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