Una yubarta y 900 pardelas baleares en las Rías Baixas

Ver tantos individuos de la amenazada ave y a la ballena jorobada es algo excepcional

Las ballenas –incluida la jorobada y un rorcual aliblanco–, delfines comunes y pardelas fueron los grandes protagonistas de la última expedición a bordo del «Chasula».

Las ballenas –incluida la jorobada y un rorcual aliblanco–, delfines comunes y pardelas fueron los grandes protagonistas de la última expedición a bordo del «Chasula». / Xabier V. Pumariño / Birding.gal

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La pardela balear, única ave marina endémica de España, cría en las islas de las que recibe su nombre y realiza largos desplazamientos que pueden llevarla hasta el Atlántico, el Cantábrico o el Noroeste de África.

Esto permite que en ocasiones esta especie altamente amenazada –se estima una población de apenas 3.000 parejas reproductoras– sea vista a la altura de las Rías Baixas, mar adentro.

Lo habitual es contar algún individuo solitario o, como mucho, un puñado de ejemplares. Lo que resulta excepcional es detectar un grupo de casi 900 pardelas baleares en la costa gallega.

Desde Cambados

Y sucedió la semana pasada, como suele ser habitual, gracias a las expediciones que se llevan a cabo en el aula flotante de naturaleza que es el «Chasula», patroneado por Isidro Mariño y puerto base en Tragove (Cambados).

Atónitos, quienes se encontraban a bordo pudieron maravillarse con el «furabolos das Baleares», que es como se conoce en gallego a la pardela «Puffinus mauretanicus».

Y si este no fuera, por sí solo, todo un acontecimiento para los amantes de la naturaleza –que lo es–, los afortunados tripulantes del «Chasula» se toparon también ese mismo días con quince ballenas, medio centenar de delfines comunes y seis mulares o arroaces.

Dicho así puede no llamar la atención, ya de un tiempo a esta parte estos mamíferos marinos son ya habituales en las Rías Baixas. Lo llamativo es que junto a los trece rorcuales comunes avistado se encontraba un rorcual aliblanco y también una ballena jorobada o yubarta, cuya presencia en la costa gallega ya no es tan frecuente.

No es de extrañar la satisfacción mostrada por los responsables del programa Chasula Aves y de la plataforma Birding.gal, quienes no dudan en definir esa jornada de «observaciones extraordinarias» como «memorable» e «inolvidable».

La jorobada

Un día «que realmente va a ser muy difícil de olvidar tras la cercana observación de la yubarta, una especie muy poco común en esta área, y la localización de las pardelas baleares».

En este caso, aclaran que «después de una temporada en la que la especie se dejó ver en números muy bajos», detectar de golpe casi 900 individuos en las Rías Baixas «es algo insólito, ya que supone una fracción muy significativa de la población mundial de esta amenazada especie».

Lo mejor de todo es que la presencia de las pardelas baleares «fue constante» durante la singladura del «Chasula», ya fuera volando en dirección Sur o bien alimentándose en la zona de observación.

La misma en la que se detectó la presencia de medio millar de alcatraces atlánticos, lo cual es un dato esperanzador, después de que su población se haya visto mermada en los últimos años debido a la fuerte presencia de influenza aviar en los países nórdicos, donde tienen sus zonas de cría.

Respecto a las demás especies avistadas desde el «Chasula» –una treintena–, cabe destacar a las pardelas capirotadas (30 ejemplares), las sombrías (3) y las pichonetas (65).

No faltaron a la cita un paíño europeo, el charrán patinegro (12) ni los cormoranes (135).

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