Sorprenden a dos buzos dedicados al erizo con 115 kilos ilegales
Ya habían descargado sus capturas legales y fueron a recoger los salabardos que escondieron entre matorrales
Uno es un furtivo reincidente, muy conocido en la cofradía y la Xunta

Un vigilante de la cofradía de O Grove durante las descargas legales que se efectúan en Pedras Negras. / M. Méndez
La campaña del erizo de mar ha comenzado el martes con muy buenas noticias, pues como ya se indicaba ayer, hay producto en abundancia y de calidad.
Pero también con noticias pésimas y un enfado generalizado, tanto en el sector extractivo como en el seno de la cofradía de pescadores, tras constatarse que la pesca ilegal y el furtivismo siguen siendo un problema grave.
Baste como ejemplo el caso de dos de los buzos con permisos en regla y autorizados para la explotación de erizo que fueron sorprendidos por los guardapescas de la cofradía San Martiño cuando trataban de introducir en los canales clandestinos de comercialización nada menos que 115 kilos de erizo ilegal.
Una cantidad considerable, teniendo en cuenta que el total obtenido legalmente por la flota el martes fueron 720.
Sus "compañeros" los critican
Los propios buzos de O Grove autorizados para esta campaña dieron cuenta ayer de la interceptación de estos «compañeros» furtivos, a los cuales criticaron con dureza por el «enorme daño que están causando» al conjunto del sector y al equinodermo.

Salabardos repletos de erizo ilegal, escondidos entre la maleza. / FdV
Un enfado que se hace extensivo a las empresas comercializadoras que compran producto –en este caso erizo– a sabiendas de que es de procedencia ilícita.
Apreciación en la que coinciden en el seno de la cofradía, donde además confirman que uno de los individuos «sorprendidos in fraganti» con erizo ilegal «tiene numerosos antecedentes por los mismos motivos, sobre todo por la captura y distribución ilegal de navaja y vieira, e incluso estuvo inhabilitado judicialmente, durante un periodo de dos años».
Pero este reincidente ha vuelto a hacerlo, esta vez junto a su compañero de embarcación, que es una de las autorizadas por Mar para la actual campaña del erizo.
Todo sucedió el martes al filo de las once de la mañana, cuando los guardapescas de la cofradía observaron, desde tierra firme, cómo una de la lanchas que se encontraban en la zona autorizada de extracción, en la costa de San Vicente de O Grove, la abandonaba para adentrarse en una pequeña cala cercana a Foxos, escondida en medio de grandes rocas.
Pesaje en Pedras Negras
Minutos después la misma lancha salió de la zona y se dirigió al puerto de Pedras Negras, donde se realiza el control y pesaje de capturas cada mañana de actividad.
En ese pesaje se comprobó que los dos tripulantes, muy conocidos en O Grove, la cofradía y la Xunta, habían alcanzado el cupo establecido para la jornada, lo cual significa que habían tenido una buena mañana.
Se habían excedido en unos kilos del peso máximo autorizado, pero eso es algo que puede pasar con frecuencia y se soluciona, como en esta ocasión, devolviendo al mar ese erizo excedente.
Hasta aquí todo normal, por lo que esos dos tripulantes abandonaron Pedras Negras y se dirigieron por tierra, en un vehículo, a la misma cala en la que habían estado una hora antes con su embarcación.
Lo que no sabían era que los guardapescas los habían estado observando, y que tras acercarse a ese recóndito lugar se habían topado los sacos repletos de erizo ilegal.
Razón por la cual decidieron esconderse y esperar para ver qué ocurría. De ahí que los vigilantes del pósito sorprendieran in fraganti a los dos individuos cuando tras pesar sus capturas legales en Pedras Negras llegaron en coche a la cala para recoger también los sacos de red que allí habían escondido, en medio de la maleza.
Eran media docena de sacos que se conocen en argot marinero como «salabardos» y fueron decomisados y trasladados a la lonja, donde se pesaron y se comprobó que, como se decía antes, eran 115 kilos de producto ilegal.

Descargas legales de erizo en Pedras Negras. / M. Méndez
Acto seguido, y dado que aún estaba vivo, los guardapescas devolvieron el erizo al mar, en una de las zonas habituales de explotación.
Ni que decir tiene que la hábil maniobra de los vigilantes ha permitido identificar a los responsables directos de ese alijo y abrir contra ellos la correspondiente acta de denuncia o infracción por furtivismo.
Un atestado que se hace extensivo a la embarcación –también protagonista de episodios de furtivismo anteriores– y su armadora, que es mujer de uno de los furtivos sorprendidos «con las manos en la masa». Mejor dicho, con erizo ilegal en la mano.
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