Mirador de Lobeira

¿La almeja está en peligro de extinción?

Antonio Touriño

Antonio Touriño

La riqueza productiva de la ría de Arousa está en evidencia. Cada año que transcurre se incrementa su debacle en una espiral infinita. El marisco ha emigrado a otras latitudes o sencillamente ha desaparecido sin dejar rastro, por lo que miles de puestos de trabajo están hundidos si nadie lo remedia, cosa que parece está cada año más cerca.

Cada campaña de libre marisqueo es peor que la anterior desde aquellos años, hace más de una década, cuando los biólogos alertaban de que estaban afectados por la agresiva Marteilia, un minúsculo parásito, un protozoo que esquilmó almejas finas, babosas, rubias y japónicas. No se le resistía ninguna.

De pronto dejó de hablarse del enemigo número uno del marisco arousano y hasta se dijo que ya no había ni rastro del mismo, pero la situación en absoluto fue a mejor. Y ahora parece que son los fangos y las algas las que ahogan el marisco o bien no lo dejan crecer para alcanzar una talla comercial que permita un buen arroz o un exquisito plato a la marinera.

También se acusa a las intensas precipitaciones de estos días, la elevada temperatura del agua, la contaminación que pueda llegar de las ciudades o polígonos industriales, sin olvidar los fitosanitarios.En suma, terroríficas amenazas para un sector que en gran parte se ha dado por vencido. Véase la comparativa de mariscadores que faenaban hace veinte años y los que lo hacen ahora; una cuarta parte quizás.

A saber un problema tan multifactorial que nadie parece capaz de determinar y por tanto si el problema no aparece con nombre y apellidos va a resultar muy difícil de resolver.

De momento quedan medidas paliativas, pero estas no pueden ser eternas. Las admnistraciones no pueden ser las paganinis de un problema grave que afecta a un sector económico como el de la pesca y el marisqueo. Cierto que tienen que ayudar a solventarlo y para ello se requiere una gran voluntad y mucho dinero para evitar que la ría de Arousa se convierta en una simple piscina de agua dulce y caliente.

Acudir siempre a los ceses de actividad para subvencionar a los mariscadores en absoluto es una solución razonable, tanto porque la ayuda suele ser miserable e insuficiente para las familias pero también por el elevado coste que supone tomar esta decisión.

El sector tiene que tomárselo en serio y las administraciones buscar las causas de la desaparición de este maná intrínseco de la ría de Arousa. Recordarán muchos de ustedes cuando hace cincuenta años había berberechos bajo la misma arena de las playas.

Pues bien, eso es lo que hay que recuperar, bien con dragados, con las bombas de oxígeno de las que se habla en las cofradías o con especies que sean algo más resistentes que las que habitualmente se siembran por millones y que nunca crecen.

Todo lo demás es un espejismo que conduce solo a que el próximo año siga cayendo la producción y por tanto el sector se encuentre ya en el abismo.

Y es que soluciones hay. Los parques de cultivo particulares consiguen hacer rentables sus explotaciones a pesar de que el hábitat en el que la almeja y el berberecho crece es exactamente el mismo. Hay, por tanto, algo que no cuadra. Y los biólogos saben qué es. Lo lógico es que se le explique al sector..., y a los ciudadanos que sostienen todo esto.

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