Las orcas vuelven a dejarse ver en las Rías Baixas

Fueron descubiertas ayer, a la altura de Corrubedo (Ribeira)

El BDRI garantiza que son las mismas que estuvieron en Arousa y Ons durante las últimas semanas

Orcas identificadas en las Rías Baixas.

Orcas identificadas en las Rías Baixas. / BDRI

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Arousa

Hace apenas veinte días se adentraron ocho orcas en la ría de Arousa. Entre ellas, un macho, una hembra de casi medio siglo de vida y otra de apenas diez años.

Días después de ser identificadas por el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), asentado en O Grove y dirigido por Bruno Díaz López, las mismas orcas fueron vistas nadando y alimentándose en Ons.

Pues bien, o no se han ido lejos o ya han regresado, puesto que algunos de esos cetáceos estaban entre los siete localizados ayer, de nuevo por el BDRI, a la altura de la costa de Corrubedo (Ribeira).

Bruno Díaz las detectó al regresar del golfo Ártabro, dado que las rías de A Coruña y Ares-Betanzos también están entre las zonas estudiadas por el BDRI.

Incluso aclara que “dos de ellas se dirigieron rápidamente hacia un velero al que pudimos alertar a tiempo, y dado que realizó una rápida maniobra de virada las orcas desistieron y no llegaron a interactuar con la nave”.

El propio Bruno Díaz explica que esta vez los animales estaban “más agitados” que cuando se adentraron en Arousa hace tres semanas, “por lo que estuvimos guardando las distancias de forma prudente, evitando molestarlas y observando cómo se alimentaban”.

Dicho lo cual, pide a la flota, y especialmente a las embarcaciones de recreo, que extremen las precauciones, ya que “estas orcas se encuentran a gusto en las Rías Baixas y es muy probable que vayan a permanecer por aquí durante un tiempo”.

Como ya indicaba hace días en FARO, cuando el BDRI se hace eco de la presencia de las orcas alude a una proliferación de mamíferos marinos que en las últimas semanas ha permitido a su equipo estudiar “numerosas ballenas que se alimentan en aguas gallegas”.

“La presencia de rorcuales comunes y aliblancos, además de las ballenas azules que nos visitan cada año –remarca Bruno Díaz–, está estrechamente ligada a la alta productividad de los océanos causada por el afloramiento costero”.

Un fenómeno natural que, como se ha explicado en otras ocasiones, “enriquece nuestras aguas y conduce concentraciones significativas de krill del Norte a lo largo de nuestra costa”.

Ese alimento, sus depredadores y todo tipo de nutrientes llegan a introducirse en las rías gallegas, lo cual propicia el acercamiento de las ballenas e incluso da lugar a incursiones como las protagonizadas por las orcas.

A este respecto, el BDRI sostiene que “este año las concentraciones de plancton se encuentran en zonas más cercanas a la orilla, permitiendo que muchos barcos vean a estas majestuosas criaturas con frecuencia”.

Para añadir, en referencia al avistamiento y estudio de las orcas, mediante el que fue posible identificar siete de los ocho ejemplares que hace tres semanas se introdujeron en Arousa, que “es increíble descubrir más sobre estas majestuosas criaturas, sus estructuras familiares y sus movimientos”.

No cabe duda, y así lo entiende el propio Bruno Díaz, que “un mejor conocimiento de la especie nos ayuda a comprender mejor su ecología”.

Unas referencias a estos “gigantes oceánicos” y a la necesidad de aprender a “coexistir con ellos de manera equilibrada”, que también se escuchan entre los participantes en las expediciones de Iniciativas Tradicionales Marítimas (Intramar), la empresa que sustenta las rutas en busca de aves pelágicas y mamíferos marinos que se llevan a cabo a bordo del pesquero reconvertido en aula de naturaleza flotante “Chasula”.

Con puerto base en Tragove (Cambados), la embarcación que patronea Isidro Mariño ha permitido a sus tripulantes descubrir de nuevo la entrada de las orcas en la ría de Arousa –como ya sucediera el verano pasado–, al igual que los ha dejado disfrutar de la presencia de diferentes tipos de ballenas en la plataforma continental, más allá de la isla de Sálvora.

En sus últimas singladuras, ornitólogos, biólogos, conservacionistas y amantes de la naturaleza en general no solo avistaron las aves pelágicas de costumbre, junto a otras inmersas ya en la migración otoñal o postnupcial, que las lleva desde sus zonas de cría a los cuarteles de invierno, sino también a los majestuosos cetáceos.

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