Las conserveras multiplican los pedidos de mejillón

El buen momento en que se encuentra lanza la campaña de industria

La del mercado de fresco también se anima, gracias a Italia

El sector mitilicultor aspira a mejorar los pobres resultados de 2023

Descargas de mejillón para el mercado de fresco en el muelle de A Illa de Arousa.

Descargas de mejillón para el mercado de fresco en el muelle de A Illa de Arousa. / Adrián Irago

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Arousa

La campaña de industria o de transformación está en marcha en los muelles gallegos. Cocederos y conserveras han aumentado el ritmo de pedidos de mejillón, aprovechando que, como se indicaba hace días, el molusco parece haber alcanzado su momento óptimo en cuanto a rendimiento.

Con la campaña de fresco lanzada hace semanas, es decir, con las descargas intensificándose para las depuradoras y el consumidor final, tanto en España como en Francia e Italia, ahora los sacos que se descargan para ese mercado empiezan a compartir protagonismo en los puertos con las barcadas, que es como se define el cargamento de mejillón que llega en la cubierta de los barcos auxiliares de acuicultura a granel.

"Está en carne"

“El mejillón está en carne”, insisten los bateeiros. “De ahí que estén aumentando los pedidos de fresco, sobre todo los que llegan de Italia, y que también empiecen a aumentar los de industria”, añaden.

El objetivo es tratar de mejorar los malos resultados del año pasado, cuando se enviaron al mercado 178.065 toneladas de mejillón (119 millones de euros) de las que 141.140 toneladas (79%) se destinaron a fresco.

Esto quiere decir que se limitaron al sector industrial o transformador las 36.925 toneladas restantes, con una facturación media de 0,55 euros por kilo y unos ingresos de 20,3 millones de euros.

O lo que es lo mismo, solo el 21% del mejillón producido en Galicia el año pasado, cuando su calidad era muy inferior a la que presenta actualmente, acabó en las industrias, lo cual obliga a muchas a recurrir al envasado de molusco foráneo, sobre todo del popular “chorito” o mejillón de Chile.

La caída en la producción para industria fue entonces del 38% respecto al año precedente, lo cual se explica, al menos en parte, por las condiciones del molusco durante buena parte del año, con “rendimientos escasos, tallas pequeñas y porcentajes de descuento elevados”, esgrimen en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia.

El mismo balance de 2023 refleja que el mejillón tipo “lacasito”, llamado así por su reducido tamaño –entre 50 y 70 piezas por kilo–, supuso 93.565 toneladas (63 millones de euros), mientras que el mediano se quedó en 32.446 toneladas (24 millones de euros) y del “grande” únicamente se despacharon 15.129 toneladas (12,4 millones de euros).

Evidentemente, tales registros se quedaron muy lejos de los marcados en 2022, un año histórico para el sector en el que se vendieron 220.000 toneladas de “oro negro” de batea, por importe de 151 millones de euros.

Ni que decir tiene que tanto el sector productor como el depurador y el transformador desean recuperar esa senda, y de ahí la importancia del momento actual del mejillón.

A la espera de ver cómo evolucionan las ventas en los cuatro últimos meses del año, que son siempre la pieza clave del balance final, en el sector sostienen que la “difícil situación” que arrastra la mitilicultura gallega desde el verano de 2022 “no parece corregirse”.

Así lo entienden al menos en el Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia, sabedores de que 2023 “marcó el mínimo histórico de producción en los últimos 30 años”.

Una “mala situación de la producción que, traducida a términos de facturación, supuso –a pesar de la subida de precios– una diminución de la cifra de negocios de casi el 21% respecto del año anterior”.

Situación que preocupa en todas las rías gallegas, pero de manera especial en la de Arousa, donde “la producción media por batea fue de 52.223 kilos”, es decir, “19.000 kilos menos que la media de los últimos veinte años”, esgrimen en la DOP.

Menor afloramiento costero

Lo cierto es que después de un pésimo 2023, son muchas las dudas que asaltan al sector mitilicultor en esta recta final de 2024.

Descargas de mejillón para fresco, en A Illa.

Descargas de mejillón para fresco, en A Illa. / Arián Irago

Con la esperanza de que la producción tienda a recuperarse, todos miran de reojo a las causas que provocaron el descenso del año pasado, y que, en cierto modo, se repiten en el actual.

La principal es, quizás, el bajo afloramiento costero, “lo cual se traduce en poco alimento para el mejillón”, explican en la DOP.

Otra de las razones de la pérdida de productividad es la temperatura del agua, “más elevada de lo que suele ser habitual”.

No engordó

Esto hizo que el año pasado el mejillón “no engordara ni creciera como era de esperar, y tras los desoves no consiguió recuperarse y se debilitó”, explican en Mexillón de Galicia.

Donde también saben que lo que sucede actualmente a la mitilicultura gallega ya lo padecieron los productores de Francia, Holanda e Italia en el pasado.

“Llevan años sufriendo mortalidades y caídas de producción muy preocupantes por causas que aún hoy no están del todo claras”, esgrime la DOP.

Como ejemplo, las mortandades masivas de 2014 en Francia, las de Países Bajos desde 2016, las que se registran desde primavera de 2023 en el Adriático o las acaecidas en Cataluña, Suecia y Noruega.

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