El turista lector de las playas mecas
Durante el verano, los turistas usan más la biblioteca de O Grove que sus habitantes

Varias de las últimas novedades añadidas a la biblioteca de O Grove. / Marta Abal
Marta Abal
Además de playas y gastronomía, los veraneantes también encuentran en O Grove un espacio para la lectura. De hecho, desde la Casa da Cultura Manuel Loureiro Rey afirman que la mayoría de usuarios que utilizan el servicio de la biblioteca son turistas y, sobre todo, las personas que vienen a veranear a sus residencias en San Vicente y A Toxa.
En invierno, los mecos no suelen encontrar tiempo para pasarse a coger un libro, pero en la temporada estival, con el trabajo, el calor y las muchas opciones de ocio la cantidad de usuarios locales se reduce más. En cambio, los forasteros amantes de la lectura tramitan su propio carné de la biblioteca de O Grove y vuelven a usar el servicio cada año.
Aún así, el edificio no es muy utilizado como espacio para pasar el tiempo. Como señala el personal, en los meses veraniegos es muy caluroso y la gente prefiere coger los libros y leer en la playa. En invierno, esto cambia, porque aunque hay mucha humedad, trabajadores y estudiantes acuden a leer, trabajar y hacer los deberes. La Casa da Cultura es un sitio de paso para niños y adolescentes entre la escuela de música y los pabellones.
Sobre la adecuación de las instalaciones, ya está aprobada y presupuestada una obra para cambiar el tejado, pero aún no tiene fecha de ejecución. La renovación se debe a las humedades y goteras que se producen en los meses fríos.
En cuanto a la lectura infantil, en verano, los más pequeños solo visitan la biblioteca por alguna actividad de los campamentos. Son sus padres los que se suelen acercar a coger los libros, porque el horario es de 9.00 a 14.30 horas.
Catálogo de libros
La sección para niños es una sala entera que incluye colecciones clásicas y novedades. La biblioteca tiene en cuenta las peticiones de los usuarios a la hora de ampliar su catálogo, con subvenciones de la Xunta. El propio personal selecciona los títulos y los adquiere en las librerías locales. Actualmente, tiene mucha demanda el género del manga, así que la Casa da Cultura se centra en conseguir más de estos ejemplares.
En general, en la biblioteca suele haber un ambiente tranquilo y sin problemas. Hay salas destinadas al estudio, exclusivamente, por lo que en ellas se puede buscar el silencio absoluto en caso de que algún grupo de estudiantes esté trabajando en las salas principales.
Los libros se devuelven en buen estado, a no ser que se trate de ejemplares muy antiguos y usados, que acaban deteriorándose. Las bibliotecarias señalan que, alguna vez, un usuario derrama algo sobre un libro por accidente, por ejemplo; pero siempre vuelve con un ejemplar nuevo para entregar a la biblioteca. Sin embargo, hay quienes son más cuidadosos y quienes lo son menos.
A mayores, sobre el uso que se les da a los libros, hay algunos que ya están olvidados. Las enciclopedias, que siguen en las estanterías de la sala de lectura adulta, prácticamente no se usan. Algunas están desfasadas, pero su abandono se debe mayoritariamente a la mayor facilidad que ofrece la búsqueda en internet.
Los “ebooks” llevan varios años guardados en cajas, sin demanda
En la península meca se le da bastante uso a las plataformas online de “e-books” integradas en la red de bibliotecas públicas. Los estudiantes de instituto suelen acceder a eBiblio o a GaliciaLe para coger prestados los títulos de lectura obligatoria en sus clases, cuyos ejemplares físicos pueden ser más escasos o convertirse en un gasto a mayores. Además, eBiblio dispone de audiolibros, un formato que gana cada vez más popularidad globalmente y que desde la casa de la cultura grovense aseguran que tiene muchos usuarios locales. No obstante, los libros electrónicos entregados a la biblioteca municipal no tienen mucha demanda. Muchos usuarios de la red de bibliotecas públicas ya disponen de lectores de “e-books” o prefieren el teléfono móvil, y acceden a los libros digitales de préstamo por sus propios medios. Los lectores de libros electrónicos disponibles para préstamo llevan “abandonados” en sus cajas,en un despacho, varios años. No pueden colocarse expuestos en las salas por seguridad, para evitar robos.
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