Café y pastas para descubrir a Rosalía

El programa de educación de adultos cierra el curso mostrando a los alumnos la biblioteca

El acto también incluyó una visita a las dependencias de la casa de Goday.

El acto también incluyó una visita a las dependencias de la casa de Goday. / FDV

A. G.

Una veintena de mujeres, de entre 60 y 80 años de edad, participa desde el pasado mes de septiembre en el programa de educación para adultos que A Illa lleva implementando desde hace 27 años. El programa no solo se centra en cuestiones educativos, sino que ayuda a estas mujeres a superar muchos de sus miedos y a impulsar sus ganas de aprender después de gran parte de su vida sin poder tener acceso a ese proceso. La última sesión de este programa se celebró ayer en la biblioteca, realizando una de las acciones que más le ha gustado a la quincena de mujeres que conforman los dos grupos del programa: la de leer.

En torno a un café, unas pastas y un bizcocho elaborado por unas participantes, las participantes en el programa descubrieron la poesía de Rosalía de Castro, aprendieron a utilizar la biblioteca y a descubrir que todos esos libros que se guardan en su interior tienen una historia que están dispuestos a contarla para quien quiera leerlos. De la mano de Ángela Blanco, la bibliotecaria de A Illa, y de Pascua Suárez, la responsable del programa de educación para adultos, también pudieron ver los libros firmados por Neira Vilas, autor de “Memorias de un neno labrego”, libro que muchas de ellas quieren comenzar a leer.

Un momento del café con pastas en la biblioteca de A Illa.

Un momento del café con pastas en la biblioteca de A Illa. / FDV

Aunque esta visita a la biblioteca fue la última actividad del curso, lo cierto es que volverán a repetir el próximo año, pero en esta ocasión, para utilizar el aula de informática y desarrollar competencias en las nuevas tecnologías. Esas aulas servirán para que puedan moverse con cierta seguridad por el mundo informático y pierdan el miedo que puede atenazarlas a ser víctimas de una circunstancia adversa, enseñándoles como deben evitarlo.

El programa también es clave para que estas mujeres estén en contacto con la realidad que les rodea para que sigan siendo autónomas, y sobre todo, les ofrece la posibilidad de socializar y de participar en actividades diferentes, “viendo que hay cosas, en el día a día, por las que se pueden alegrar”, explica Suárez. No ha sido la única actividad que han desarrollado en las últimas semanas ya que todas ellas también participaron en un viaje a Santiago a recorrer la catedral.

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