¿Y tú, probaste la lamprea?
Algunos jóvenes no se atreven a catarla
Los pescadores de lamprea, tanto los que largan sus nasas desde embarcación, en Pontecesures, como los que explotan este recurso en las pesqueiras romanas, a la altura de Herbón, confirman que la lamprea vuelve a ser escasa este año.
Lo mismo explican en los diferentes restaurantes especializados en su preparación, donde también sostienen que la demanda de este cartilaginoso pez ya no es la que era.
"No comen lo mismo"
Sucede así, explican unos y otros, porque “muchos de los jóvenes de ahora no comen lo mismo que antes, prefieren otro tipo de platos y no se atreven a probar la lamprea cuando les dices que se cocina a la bordelesa”, es decir, en su propia sangre.
En Casa Farrucán, considerado uno de los templos gastronómicos de la lamprea, abundan en ello diciendo que “ahora hay mucha gente que no quiere ni probarla, sobre todo entre los jóvenes”.
Pero los que sí la prueban “no solo se quedan encantados con el sabor, sino que destacan la enorme calidad de las lampreas del Ulla”, explicaba ayer Pili Novo, que regenta Casa Farrucán junto a su esposo, Manuel Losas.
A orillas del Ulla
“Toda la lamprea que servimos nosotros es de ahí mismo”, presumía Pili Novo mientras señalaba al río Ulla, situado justo a la puerta de su restaurante, en la orilla perteneciente al Concello de Padrón.
Justo al lado están algunos de los pantalanes en los que amarran los valeiros, y en la orilla de enfrente, Pontecesures, donde la lamprea es la tarjeta de presentación.
“Es ahí donde la compramos”, insistía Pili Novo, antes de reconocer que “hay poca lamprea este año”. Como otros restauradores, que no dejan de telefonear a diario a los valeiros y titulares de las pesqueiras para encargarles lamprea, esgrime que está “llegando a cuentagotas”.
Casa Farrucán
Pero en Casa Farrucán no nos podemos quejar porque la tenemos siempre”, garantiza Pili Novo.
Y eso a pesar de su precio, ya que “sigue carísima”, indica. Y al decir “carísima” está hablando de comprarla ella a 60 o 70 euros por pieza, que es lo que suele pagar en lo que va de temporada, dependiendo del pescador que se la oferte y del día que tenga éste.
A ese alto precio hay que añadir los costes de preparación, de ahí que no cualquiera pueda acceder a este manjar, sobre todo teniendo en cuenta la crisis actual y el encarecimiento del coste de la vida.
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