Comerciantes, hosteleros y agentes inmobiliarios de la comarca de O Salnés, al igual que muchos vecinos que buscan vivienda y no la encuentran, aplauden la nueva norma de habitabilidad establecida por la Xunta para permitir la ocupación de bajos comerciales que, por distintas razones, están sin servicio.
Viejas tiendas que permanecen cerradas desde hace años, locales planteados por las constructoras para fines comerciales que jamás han encontrado comprador, negocios de hostelería que han dejado de funcionar y otros muchos ejemplos explican el por qué del aumento de consultas realizadas por los propietarios en los distintos municipios arousanos tendentes a acogerse a esa nueva norma.
Afean el entorno
“Son inmuebles que están parados y que únicamente nos generan gastos, además de afear el aspecto de edificios y calles enteras”, reflexionan algunos de los propietarios que ahora buscan acogerse a esa norma de habitabilidad.
Especialmente en localidades como Vilagarcía, donde hay un buen puñado de bajos comerciales que no han llegado a funcionar jamás, y en O Grove, donde se encuentran todo tipo de negocios que han dejado de tener actividad en inmuebles que solo suponen un gasto para sus propietarios.
“Estamos pagando impuestos por bajos que no usamos desde hace décadas y que nadie quiere para montar una tienda o un restaurante, ya sea porque no están bien ubicados para eso o por otras razones”, explican los propietarios de algunos de esos inmuebles.
Vistas privilegiadas
Sin embargo, sí pueden servir como vivienda, en algunos casos incluso con el atractivo de tener vistas privilegiadas, estar pegados al mar o situarse en zonas recientemente peatonalizadas.
José Besada, el presidente de Empresarios Grovenses de Bens e Servicios (Emgrobes), conoce bien la situación de algunos de esos establecimientos en desuso que aspiran a ser vivienda.
"Una forma de ayudar"
“Los hay que llevan veinte o treinta años sin funcionar, acumulando polvo y generando gastos a sus dueños, por lo que poder habilitarlos ahora como viviendas es una forma de ayudar a sus propietarios”, reflexiona el máximo responsable de la patronal meca.
“Conozco distintos casos, y es evidente que la gente está encantada con esta posibilidad, ya que hay negocios que no funcionan y que, con esta norma, pueden generar unos ingresos importantes a sus dueños”, sentencia.
José González Benavides
Algo en lo que coincide plenamente el empresario grovense José González Benavides, que explica la situación de esos bajos diciendo que se trata de “un auténtico lastre” para sus dueños, por lo que poder venderlos o alquilarlo para que sean usados como vivienda “puede dar de comer a mucha gente”.
Habla con pleno conocimiento de causa, ya que este conocido hostelero, que regenta el restaurante Herlogón, es también propietario de uno de esos bajos que están parados desde hace un par de décadas, antiguamente ocupado por una de las tiendas de moda más reconocidas de Galicia, Toxa Piel.
Hay bajos que llevan veinte o treinta años sin funcionar, acumulando polvo y generando gastos a sus dueños, por lo que poder habilitarlos ahora como viviendas es una forma de ayudar a sus propietarios
El empresario indica que ese local, que usa como trastero, no tiene salida comercial, “pero sí enormes posibilidades como vivienda”.
570 euros el metro cuadrado
Es un bajo de 258 metros cuadrados que se sitúa en la avenida del Teniente Domínguez, es decir, la calle de entrada al corazón de O Grove y a la isla de A Toxa.
Situada a escasos cien metros del puente que conduce a este territorio insular, esta vieja tienda cuyas paredes fueron blindadas para evitar los butrones que practicaban quienes hace décadas se dedicaban a robar prendas de piel tan costosas como las allí expuestas, se vende ahora a un precio de 570 euros el metro cuadrado.
"Una buena oportunidad"
De ahí que Benavides lo considere “una buena oportunidad para montar una vivienda en un pueblo turístico tan importante como el nuestro; más aún teniendo en cuenta que este bajo tiene fabulosas vistas hacia la isla de A Toxa y acceso directo al mar por su fachada trasera”.
El suyo no es el único bajo con posibilidad de ser habitado en esa fachada litoral de O Grove desde la que se observan los bancos marisqueros de A Vía.
Y tampoco es el único lugar del municipio meco en el que hay viejos bares, restaurantes y comercios que ya no tienen salida comercial posible y aspiran a ser habitados.
“También es una forma de complementar la escasa oferta de viviendas existente actualmente en muchas localidades”, explica la administradora de fincas Alejandra Fuentes.
Cima Inmobiliaria
Desde la inmobiliaria Cima, que tiene su sede en Vilanova, esta experta confirma que “cada vez son más los propietarios o promotores que se interesan pos el cambio de uso de los bajos comerciales”.
Cita como ejemplo dos casos concretos en Vilanova donde ya se están haciendo obras para convertir bajos en vivienda y añade que “hay otros muchos en la misma situación en Vilagarcía y otros municipios de la comarca”.
Asambleas vecinales
De ahí que en muchas comunidades de propietarios “se estén celebrando reuniones para autorizar esos cambios de uso, ya que hay Concellos que piden ese acuerdo antes de conceder la licencia, al igual que hay entidades bancarias que solicitan este trámite como paso previo a la concesión de una hipoteca”, reflexiona Alejandra Fuentes.
Hace días ya se explicaba en FARO que la flexibilización de requisitos para permitir la reconversión de bajos comerciales en vivienda puede suponer de forma inmediata la transformación de 2.000 locales vacíos en Galicia.
"Degradación del entorno"
La norma aprobada por el Consello da Xunta trata de paliar la “degradación del entorno” en zonas con muchos locales de este tipo vacíos, tal y como en su momento explicó el presidente Alfonso Rueda.
Cabe recordar que solo pueden acogerse al cambio bajos con más de 40 metros cuadrados de superficie y una altura de las ventanas de 1,8 metros respecto a la vía pública, aunque se podría autorizar menos distancia con el visto bueno de la administración autonómica.
También se rebaja de 3,2 a 2,5 la altura mínima de los bajos, mientras que la de los entresuelos pasa de 2,5 a 2,4, al tiempo que se permite instalar sistemas de ventilación autónomos, ajenos a la salida de humos del edificio.
El sector inmobiliario estima que Galicia cuenta en estos momentos con 7.000 bajos vacíos. Pero son muchos más, ya que a esa cifra hay que añadir los locales que no son anunciados a través de las inmobiliarias.