Las toallitas de baño se han convertido en uno de los grandes problemas del alcantarillado de cualquier municipio, un problema que acostumbra a invertir unos cuantos miles de euros para retirarlas de la red. Ese es el caso de A Illa de Arousa, donde, al año, se destinan más de 80.000 euros a la eliminación de estos elementos que acababan dañando los motores de los pozos de bombeo.
Para proteger esos pozos, los operarios del municipio han ideado un sistema consistente en la instalación de una rejilla antes del pozo de bombeo para garantizar que las toallitas húmedas se quedan en esa zona y puedan ser retiradas sin provocar averías en los motores. Manuel Suárez, edil de Servizos de A Illa reconoce que las toallitas se han convertido “en uno de los principales problemas de la red, ya que su masiva presencia, provoca que los motores,,aún utilizando este método de producción, tengan una vida mucho más corta que en condiciones normales”.
Las rejillas se retiran cada tres semanas para evitar que puedan tupirse y colapsar el sistema ya que, aunque en muchos envases las denomina como biodegradables, “no lo son y acaban creando una pasta durísima que es muy difícil de eliminar”. A Illa, y el resto de municipios de la comarca, llevan años sufriendo la problemática de las toallitas. En el caso del municipio isleño se llegó a poner en marcha una campaña de concienciación para que no se arrojasen por el inodoro, pero la campaña no acabó de cuajar, ya que los problemas persisten y no tienen visos de solucionarse. Pese a ello, Suárez no duda en reclamar, una vez más, la colaboración ciudadana, “pedimos que los vecinos colaboren porque haciendo un uso adecuado de las toallitas, es decir, no arrojándolas al inodoro, el Concello podría ahorrarse mucho dinero, calculamos que entre la mitad y dos tercios del coste que tiene en estos momentos la red, eso supondría la posibilidad de utilizar el dinero en otras cuestiones”.
Además de las toallitas, otro problema de la red es la gran cantidad de arena que acaba en el alcantarillado. Esa circunstancia se ha solucionado con la instalación de una especie de balsa de decantación, llamada arenero, en el que acaba acumulándose todo ese material para ser retirado después de una forma sencilla.