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Un primer mes como socorrista superado con nota

El santiagués Raúl Seoane comenzó en julio en la playa de Compostela

Raúl Seoane durante una jornada en la playa de Compostela. | // FDV

Las primeras veces siempre tienen la capacidad de permanecer en la mente. El primer empleo, también. La vocación y el interés, en muchos casos, suele prevalecer por encima de las altas temperaturas o la responsabilidad de solventar situaciones comprometidas. En este sentido, Raúl Seoane (Santiago de Compostela, 21 años) reúne es uno de los socorristas que han comenzado a ejercer bajo el sol agotador de la playa de Compostela (Vilagarcía).

Residente en la capital gallega, acude desde hace años a Vilagarcía, donde veranea. Ese vínculo con la ciudad, así como la finalización del ciclo de Guía en el Medio Natural y de Tiempo Libre que se imparte en Silleda, fueron los grandes detonantes para que se lanzara a esta aventura que comparte con otros doce compañeros. “Finalicé el Grado Medio, en el que teníamos la materia de Socorrismo y, además, llevo años veraneando en Vilagarcía. Aprovechando esto, estuve pendiente de cuándo se sacaran las convocatorias para anotarme”, explica durante uno de los dos días de descanso de los que dispone.

Una vez superadas las pruebas físicas y técnicas holgadamente, el pasado 1 de julio se incorporó a su puesto en la playa de Compostela junto a los demás socorristas. El buen ambiente con los compañeros es, precisamente, una de las claves para aguantar las ocho horas diarias que van desde las 12.30 hasta las 20.30 horas y que, en muchos casos, superan los 30 grados de temperatura.

Veo que los bañistas, en general, son muy educados con nosotros. La jornada es distinta porque tienes que estar vigilando en puesto mientras los demás compañeros están de patrulla, pero al final hay que estar atento y tener buen ambiente con los demás socorristas para no perder el gusto por el trabajo. Nos llevamos todos muy bien, y eso es importante”, destaca Seoane.

Sobre los desafíos, Seoane ya tuvo el pasado mes su primera prueba de fuego solventada con nota tras recibir el aviso de dos mujeres que se estaban ahogando. “Al ser la primera vez te agobias un poco al no saber qué te vas a encontrar. Al final pasa a ser una actuación real y lo tomé con decisión y con la mayor calma posible. Fui con un compañero y cuando nos vieron se tranquilizaron. Les ayudamos y todo salió bien”, sentencia.

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