El verano gallego disfraza de Navidad el precio del camarón
La demanda se multiplica, pero el preciado crustáceo escasea y se cotiza al alza en lonjas y plazas

Uno de los puestos de la plaza en los que ayer era posible adquirir camarón. / M. Méndez
El camarón común es una especie tradicionalmente cara, capaz de alcanzar precios casi prohibitivos en Navidad, y que también se cotiza al alza en los meses fuertes del verano.
Y el de julio, que acaba de terminar, no iba a ser una excepción, alcanzándose topes de entre 160 y 180 euros el kilo en las lonjas gallegas.
Esto se debe tanto a la importante demanda de este crustáceo, especialmente notable en los principales restaurantes y marisquerías de la comunidad autónoma, como a su, cada vez, más preocupante escasez.

Una ración de camarones en el restaurante A Solaina (O Grove). / M. Méndez
Medio mundo y nasas
Prueba de ello es que el mes pasado se subastaron en una veintena de lonjas gallegas 1.726 kilogramos (87.000 euros), y si bien es una cifra provisional que va a incrementarse –en cuanto se sumen la operaciones de primera venta correspondientes a los últimos días de julio–, no es menos cierto que el balance final se quedará muy por debajo de los 5.615 kilos (212.000 euros) con los que se completó julio de 2022.
Se trata, en consecuencia, de una notable pérdida de productividad sobre la que alertan los marineros encargados de su captura, ya sea con el arte conocida como medio mundo, el truel o bien mediante las tradicionales nasas de nécora y camarón.
“Es pequeño”
Uno de los naseiros consultados, el grovense Moisés Otero, confirma que “al igual que hay poca nécora este año, y de escasa calidad, también hay poco camarón, y suele ser pequeño”.
La consecuencia inmediata es que “se han disparado los precios, incluso más que en Navidad, lo cual, si bien aumenta los ingresos que obtenemos por kilo, apenas nos compensa, ya que la cantidad de producto que capturamos está siendo demasiado baja”.

El mercado municipal de abastos de Vilagarcía. / Manuel Méndez
“El que no hace mucho se pagaba a 60, ahora se cotiza a 160 o 170”, esgrimía ayer Moisés Otero, antes de largar sus nasas en las bateas de la ría de Arousa.
Una ausencia de camarón que se hace notar en las plazas de abastos, donde cada vez son menos los puestos de venta de este producto.
Nécora y pulpo
Ayer, sin ir más lejos, a eso de las diez de la mañana ya resultaba prácticamente imposible encontrarlo en el mercado municipal de Vilagarcía, donde la nécora oscilaba entre los 25 y los 50 euros y el pulpo, entre 13 y 15, en ambos casos dependiendo del tamaño.
En esta ayer concurrida plaza arousana –la lluvia desaconsejaba ir a la playa–, el poco camarón a la venta a primera hora se había vendido a precios de 50, 60 y 90 euros.
“Hay muy poco y está caro”, explicaban las pescantinas cuando los clientes les preguntaban por esta cotizada especie.
A Illa y O Grove
La misma que anteayer llegó a 156 euros en la lonja de A Illa y a 119 en la de O Grove, cuyos topes en julio estuvieron en 169 y 168 euros el kilo, respectivamente.
Y no fueron las mayores cotizaciones, ya que el camarón alcanzó los 180 euros en la lonja de Cangas.
Más “contenido” estuvo su precio máximo en Portosín (120), Vigo (112 euros el kilo), Cambados (110), Bueu (90) y lonjas como A Coruña, Marín, Aldán-Hío y Ribeira, en las que se situó por encima de los 80 euros.

Los vigilantes de la cofradía San Martiño descargan erizo de mar en la lonja. / Noé Parga
Dicho esto, hay que apuntar que el elevado coste del camarón queda también patente si se toma como referencia su precio medio en las “rulas”, ya que el mes pasado superó los 50 euros el kilo, frente a los 37 euros de cotización media marcada en julio de 2022.
En base a todo lo expuesto, procede resaltar que la lonja de A Illa de Arousa fue la que obtuvo los mayores ingresos del pasado mes de julio por la venta de camarón, en su caso con 214 kilos que generaron más de 22.000 euros.
Cangas y Vigo
Facturación que roza Cangas, después de despachar 382 kilos, y que supera los 13.000 euros de O Grove (199 kilos).
Como también los 10.000 euros ingresados en A Coruña (299 kilos), los más de 7.000 obtenidos en Vigo (135 kilos de camarón) y los cerca de 5.000 euros generados en Ribeira por 102 kilogramos de dicha especie; siempre según los datos provisionales en poder de la plataforma tecnológica Pesca de Galicia, dependiente de la Consellería do Mar.
Casi 50 millones de euros en poco más de dos décadas
Esas estadísticas en poder del departamento que dirige Alfonso Villares Bermúdez se remontan al año 2001. De las mismas se desprende que desde entonces se despacharon en las lonjas de la comunidad alrededor de 1.685 toneladas de camarón común, lo cual generó unos ingresos de más de 49 millones de euros.
Esto puede dar una idea de la relevancia de este crustáceo, capaz de generar más de 2 millones de euros anuales de forma ininterrumpida desde 2016, pandemia incluida.
Sin embargo, este año puede ser más flojo, después de que en los primeros siete meses del mismo se limitara su facturación a 415.000 euros tras la venta de algo menos de 10 toneladas, según los datos aún provisionales de Pesca de Galicia.
Nada que ver, por ejemplo, con los 768.000 euros (20 toneladas) correspondientes al periodo enero-julio de 2022.
Balance de siete meses
En lo que va de ejercicio destacan las 2,5 toneladas despachadas en A Coruña y las 2 toneladas de la lonja de A Illa, con facturaciones de 65.000 y 164.000 euros, respectivamente, mediante las que queda muy clara la importancia que dan los compradores al crustáceo descargado en el puerto arousano.
Atendiendo a los ingresos obtenidos, también cabe aludir a la “rula” de O Grove, con 56.000 euros desde el pasado 1 de enero (una tonelada de camarón vendida).
Por encima de los 38.000 euros logrados en Cangas (637 kilos), los 23.000 euros de la lonja de Vigo (593 kilogramos), los 22.000 de Ribeira (660) y los 11.000 euros conseguidos en Cambados con 692 kilos de la cotizada especie.

Jornadas lluviosas como la registrada ayer en las Rías Baixas (al menos en sesión matinal) contribuyen a animar y dinamizar las plazas de abastos.
Se vio, sobre todo, en localidades que en esta época del año están repletas de visitantes, como puede ser O Grove, y en otras como Vilagarcía, donde los martes son día de feria –como los sábados– y suele registrarse una afluencia de clientes mayor que cualquier otro día de la semana.
Y como llovía y muchos se quedaron sin opciones de playa y sin planes alternativos, numerosos turistas se sumaron a esos clientes habituales para dejarse ver por el mercado municipal y el mercadillo ambulante instalado en sus inmediaciones, ya fuera para comprar o, simplemente, para curiosear y entretenerse.
Algunos se interesaban por la popular “xoubiña do xeito”, ayer abundante en el mercado vilagarciano y con un precio medio de entre 12 y 15 euros el kilo.
Otros preguntaban por el marisco y se quejaban de los altos precios que alcanza, citando como ejemplo los 40 euros que les pedían en algunos puestos por la nécora o los más de 20 euros que costaba la almeja.
“Hay mucha gente, pero la mayoría no vienen a comprar, sino a pasear y mirar, porque lo que no hay es dinero”, explicaban diferentes pescantinas.
Las mismas que insistían en que “la crisis se está haciendo notar mucho, tanto en nuestros negocios como en los bares y restaurantes que nos compran la mercancía”.
Sea como fuere, de lo que no hay duda es de que la plaza de abastos de Vilagarcía presentaba ayer una imagen envidiable gracias a la multitud de personas que a lo largo de la mañana se pasearon por ella.
Y procede decir que el interés no solo estaba en los puestos de venta de pescados, mariscos y cefalópodos, que suelen ser los más frecuentados, sino también en los de congelados, bacalao salado, frutas, verduras y, por supuesto, los que ocupan las carnicerías.
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