Fue de madrugada y a pesar del ruido que tuvo que hacer al caer, nadie lo escuchó. No fue hasta la mañana de ayer cuando una mujer perteneciente a la parroquia de Santa Baia de Arealonga, en Vilagarcía, se percató de que una piedra de considerables dimensiones se había caído del alero del campanario norte. La piedra se precipitó sobre un banco que había en el lateral de la nave de la iglesia y a las puertas del centro parroquial, dejando una considerable cantidad de restos, que fueron los que llamaron la atención de la mujer.
De forma inmediata se alertó al Servizo de Emerxencias Municipal, que acudió a Santa Baia de Arealonga, en pleno centro de la ciudad, que desplazó hasta el lugar a varios operarios con la autobomba urbana ligera, la autoescalera y un vehículo de mando, procediendo a acordonar toda la zona para evitar que otro desprendimiento pudiese causar una tragedia. Los operarios realizaron una minuciosa comprobación del estado de la fachada, mirando primero el estado del alero del que se había caído la piedra. Todo apunta a que el problema lo causó la vegetación que nace en esa zona, que habría erosionado la cimentación de la piedra provocando que esta se cayese al vacío. Además, en el lugar en el que se encontraba el sillar, los miembros de Emerxencias han descubierto una importante grieta que alcanza la balaustrada del campanario, lo que indica que esta zona estaría sufriendo una considerable degradación.
Sin embargo, no sería la única sorpresa con la que se encontraron en la inspección. Pocos minutos después, los dos integrantes del Servizo de Emerxencias que se encontraban en la autoescalera descubrían que la cruz que coronaba la fachada de Santa Baia, justo encima de la puerta principal de acceso, estaba totalmente suelta y con un tremendo riesgo de precipitarse al vacío.
Los dos miembros del Servizo de Emerxencias municipal procedieron a la retirada de la cruz, un elemento bastante pesado que bajaron con el camión autoescalera después de desencajarla del lugar en el que se encontraba. Todo el entorno de la iglesia, situada en la plaza de España de Vilagarcía, ha quedado totalmente acordonado para que se proceda a una inspección más minuciosa sobre el estado de la fachada. Esa inspección, que deberá ser acometida por el Arzobispado de Santiago, de la que depende la iglesia, ya que es apreciable en toda la fachada la presencia de vegetación que puede acabar dañando las estructuras, como ha ocurrido en esta ocasión.
Preocupa también la existencia de esa grieta en la zona del campanario norte ya que podría acabar provocando nuevos desprendimientos, e incluso, el colapso del propio campanario.
Desde la parroquia reconocían ayer que la iglesia sufre comprobaciones periódicas de su estado y que la última de ellas se realizó hace tan solo unos meses, cuando unos técnicos de Patrimonio acudieron a Santa Baia con un dron y estuvieron precisamente comprobando el estado de la fachada, las cubiertas y de elementos como los dos campanarios. Durante esa inspección no habrían detectado ningún problema grave por eso la caída de esta parte del alero ha resultado toda una sorpresa. La propia parroquia también comunicó lo sucedido a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia y reconocían ayer que, afortunadamente, la caída se registró en horario nocturno, ya que si lo hubiese hecho a la luz del día “podía haber provocado una tragedia”.
Un problema más común de lo que parece
Aunque pueda sorprender la aparición de vegetación en edificios como la iglesia de Santa Baia de Arealonga, lo cierto es que es un problema más común de lo que parece, un problema que viene provocado por la falta de cuidados que permite a determinadas plantas enraizar sobre el mortero y el cemento, elementos que acaban levantando, antes de dañar la piedra o, en este caso, acabar provocando su caída. En otras iglesias también se han registrado problemas de estas características, como cuando en el campanario de Cálago llegó a nacer un árbol que hubo que eliminar antes de que pudiese ocasionar daños irreparables al emblema de Vilanova. Estas situaciones se solventarían con un pequeño mantenimiento una vez al año.
Un templo de estilo barroco construido en el siglo XVII sobre los restos de una antigua capilla
La iglesia más céntrica de Vilagarcía es uno de los elementos patrimoniales más importantes del municipio y su existencia es citada en todas las guías turísticas de la ciudad. De estilo barroco, la actual nave fue construida en el siglo XVII, supuestamente sobre los restos de una capilla cuyo origen se desconoce, aunque se sabe de su existencia al haber sido citada en un documento de 1142. La iglesia, tal y como hoy se conoce, comenzó a construirse en 1566 a raíz del testamento de Rodrigo de Mendoza, abad nacido en Vilagarcía que deja en su testamento dinero para reedificar la iglesia. No sería hasta un siglo más tarde cuando Fernando de Andrade y Sotomayor, arzobispo de Santiago, ordenó ampliar la iglesia parroquial en la que él mismo había recibido su bautismo. Hasta que se desecaron las marismas, estuvo unida al convento de Vista Alegre por un puente, del que todavía se conserva un pequeño tramo en el río de O Con. Se trata de un templo austero con una pequeña portada que encierra una puerta adintelada dentro de pilastras y un frontón partido, coronado por otro frontón curvo, que acoge una hornacina con la imagen de la santa. A ambos lados, los escudos de la casa de Vistalegre, de similar factura a los que figuran en el pazo y el convento del mismo nombre. De cruz latina, la nave principal, de cuatro tramos, guarda ciertas similitudes con la de la iglesia de San Martín Pinario. Con dos capillas laterales, una de San Miguel y otra del Rosario, la primera destaca por su conjunto escultórico y la segunda por su monumentalidad, que recuerda a la de la capilla del Cristo de Burgos, en la catedral de Santiago, en cuya traza se basó la vilagarciana.