mirador de lobeira

Cuando peligra el sueldo

Cuando peligra el sueldo

Cuando peligra el sueldo / Antonio Touriño

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Las elecciones del domingo tuvieron un efecto electroshock que dejó a todos los grupos de Vilagarcía como en un coma profundo con ideas tan sui generis como que Ana Granja plantee negociar con BNG o IU; que Xabier Rodríguez Paz llame a consultas a la asamblea para saber si pacta o no; que Juan Fajardo también muestre su cara amable para integrar un gobierno; o que Alberto Varela permanezca missing.

Los ciudadanos han hablado alto y claro en las urnas. Por una parte decidieron poner fin a la mayoría absoluta del PSOE para favorecer una coalición con el BNG; y por otra, dar respaldo al PP para que sea una oposición fuerte, no en vano superó en número de votos (38) a los socialistas.

Y aunque es cierto que aún quedan dos semanas para la formación de las corporaciones locales, parece evidente que este paréntesis debería emplearse para iniciar el mandato muy preparados y con una hoja de ruta perfectamente trazada.

Que habrá cosas innegociables es evidente pues el PSOE tiene un programa para cumplir, pero a lo mejor a alguien le tocará decir que con menos privilegios que hasta ahora, para no romper la baraja.

No está mal recordar que hace cuatro años, en virtud de una mayoría absoluta incontestable de 12 sobre 21 concejales, siete de ellos fueron liberados total o parcialmente; dos más que en 2015.

Y como bien recordó una de las formaciones políticas que recibió el respaldo de los vecinos, la partida salarial de los políticos de Vilagarcía supone la nada desdeñable cifra de un millón de euros al año. No estaría mal bajarla un poquito.

Pero para ello, el BNG también tendrá que hacer su propia reflexión y poner sobre la mesa si su apoyo se basará en tenencias de alcaldía o concejalías liberadas, o si bien les prestará respaldo de una forma más altruista, es decir negociando proyectos que hasta ahora salían casi sin debate. Y a lo mejor también jugar ese papel de mediador para que Esquerda Unida no les ponga trancas en las ruedas, ¡quién sabe!

Y al PP le toca trabajar y convertirse en un grupo fuerte de la oposición que realmente cumpla con sus funciones de control minucioso del gobierno, pues para ello cuenta con nueve concejales, algunos con veteranía suficiente y otros con capacitación adecuada, para poner negro sobre blanco pues representan a un tercio de la población.

Ana Granja no puede jugar en esta ocasión un papel menor en Ravella al liderar un grupo de nueve concejales y a la vez al formar parte del partido que gobierna la Xunta y, en breve, la Diputación de Pontevedra.

Las bazas son realmente muy importantes para conseguir, entre todos, que Vilagarcía mejore sus comunicaciones, cuente con mayor infraestructura empresarial y deje de perder servicios a cuentagotas.

Ponerse de perfil ante la declaración en las urnas de los ciudadanos podría ser un error garrafal para la octava ciudad de Galicia (excluyendo a Narón por su configuración de ciudad dormitorio).

Toca que haya un Gobierno muy serio y dialogante pero también, enfrente, una oposición que ejerza como tal y busque el lado positivo en su actuación.

A lo mejor también podrían merecerse un sueldo.

Suscríbete para seguir leyendo