El Partido Popular ha querido ser el primero en mover ficha en lo referente a la composición del futuro gobierno de Vilagarcía. El escenario de empate técnico a 9 concejales entre populares y socialistas obliga a encontrar aliados. Una cuestión en la que Ana Granja se niega a tirar la toalla acerca de un improbable pacto con las otras fuerzas de la izquierda con representación, Esquerda Unida-Vilagarcía en Común y BNG.
En la mañana de ayer, la líder de la fuerza más votada el pasado domingo estableció conversación telefónica con Juan Fajardo y Xabier Rodríguez Paz para establecer una hoja de ruta y exponer las líneas maestras de una negociación, si es posible, o recibir la negativa a tender puentes de algún tipo.
Ninguno de los posibles aliados se reunirá con el Partido Popular sin antes conocer el parecer de su militancia. En el caso de Juan Fajardo, el lunes es cuando se producirá el cónclave de su formación para luego sentarse a la mesa con Ana Granja. Esa fue la contestación que recibió el Partido Popular a su invitación formal a buscar puntos de encuentro para el futuro de Ravella.
También desde el BNG, pese a su negativa hecha pública de facilitar un gobierno del PP, la deferencia a la llamada del Partido Popular también se ha mostrado en la respuesta de Xabier Rodríguez Paz, a la espera de escuchar primero a los miembros de su partido antes de establecer una fecha para el encuentro.
En el Partido Popular apelan a dejar las siglas a un lado y buscar un consenso por “el beneficio de la ciudad, porque es lo que Vilagarcía quiere y lo que ha decidido”. Añadió la propia Ana Granja a la hora de explicar su ofrecimiento a la concordia que “nosotros sabíamos que la ciudadanía quería un cambio y el 28 de mayo lo confirmamos. Por sentido común, y respeto a la decisión de los votantes, debemos gobernar”.
En la misma línea, desde la fuerza más votada apuntan que ese hecho supone que “Vilagarcía nos ha encomendado una gran responsabilidad y ahora pasa por tratar de llegar a acuerdos con otros partidos. No creemos que vaya a ser difícil porque muchas de nuestras propuestas coinciden”.
Ni siquiera ve el PP como algo irreversible la postura manifiesta del BNG de pactar un gobierno popular. “Entendemos que quizá haya sido un poco precipitado porque quizá lo primero es abrir un diálogo en beneficio de la decisión adoptada por los vilagarcianos, sin olvidarnos que hablamos siempre en clave municipal”, dice Granja.
Por otra parte, en el PSOE existe el pleno convencimiento de que el mayor voto que suman entre las fuerzas de izquierdas será lo que dictamine la futura Alcaldía. Alberto Varela tiene claro que cualquier otra posibilidad sería ir contra natura a la espera de sentarse a hablar con el BNG, que sería la fuerza que le daría la llave a revalidar gobierno aunque en coalición. Un acuerdo que incluya también a Esquerda Unida se mueve ahora en el marco de una difícil hipótesis.
Del mismo modo, dejan claro en el PSOE que los tiempos de la conversaciones los marcarán ellos.