Por mucho que se hable de reducir la producción de papel para proteger el medio ambiente, de mantener limpios los pueblos y ciudades o de evitar el empleo de productos químicos y/o contaminantes, como los empleados para pegar la cartelería, los partidos políticos siempre destinan una buena suma de dinero a la propaganda electoral.

Aunque menos que en el pasado, siguen empapelando paredes, contenedores, farolas, papeleras, bancos y todo tipo de espacios situados en las diferentes vías públicas de cada localidad. Al igual que siguen enviando ingentes cantidades de publicidad por correo.

El paso del tiempo

El mayor problema es que, en muchos casos, esa propaganda queda ahí pegada hasta que el paso del tiempo y las adversidades meteorológicas se encargan de eliminarla.

Tras las elecciones municipales del 28M sucede algo así, aunque esta vez con el alivio que da saber que hay otra cita electoral, la de las generales del 23-J.

Claro que es una fecha por todos cuestionada, pero la ventaja de la misma es que con los nuevos carteles desaparecerán antes los viejos, colocados en la campaña finalizada el viernes pasado.

Un clavo quita otro clavo

De este modo, un clavo quitará otro clavo allí donde los partidos políticos no se encargan de eliminar los residuos que van dejando a su paso en cada campaña.

En O Grove, por ejemplo, formaciones como el BNG se encargan ya de retirar buena parte de la publicidad instalada para dar a conocer la candidatura a la Alcaldía encabezada por David Torres.

Simpatizantes del BNG retirando carteles en la calle de Castelao. FdV

Es una forma como otra cualquiera de dar ejemplo y ayudar a preservar el medio ambiente. Una loable acción que puso de moda hace ya muchos años el exconcejal Alfredo Bea, cuando dirigía al Partido Galeguista Demócrata y desde esta formación empezaron a presumir de erradicar la propaganda electoral de las calles una vez completada cada carrera hacia las urnas.

Ahora, como queda dicho, lo hacen el BNG y otras formaciones en diferentes localidades, lo cual es de agradecer.

Pero aún quedan restos que hay que eliminar, sobre todo si corresponden a grupos políticos que o van a estar presentes en la cita del 23J y que, en consecuencia, no tienen la oportunidad de tapar una foto con otra.