Cada verano, el marisqueo se ve obligado a convivir con la invasión de bañistas en las playas, una invasión que causa dos problemas que están provocando graves daños a la producción marisquera y a la economía de las mariscadoras: la aparición de los furtivos de bañador y la constante presencia de personas paseando sobre el marisco. Ambas situaciones demuestran lo que vienen denunciando desde hace años, especialmente desde A Illa, la difícil convivencia entre el marisqueo y el turismo de sol y playa.
La existencia de furtivos de bañador es una constante en lugares como A Illa desde hace mucho tiempo. Aunque las mariscadoras han organizado campañas de concienciación a pie de playa, con famosos como protagonismo, e incluso, organizan turnos de vigilancia para evitar que el marisco desaparezca de las playas. Así lo reconoce el patrón mayor de A Illa, Juan José Rial Millán, que califica la llegada del verano como “una auténtica pesadilla para las mariscadoras, porque ven peligrar su modo de vida y sus ingresos”.
Rial Millán señala que todavía “estamos decidiendo qué medidas vamos a implementar para evitar que los furtivos de bañador esquilmen la producción en playas como O Bao o Xastelas, pero mantendremos las de concienciación a pie de playa y la vigilancia de las mariscadoras”. Si eso no funciona, la intención es abrir expediente sancionador a todo aquel que “se pille retirando marisco de las playas porque ya estamos muy hartos de que todos los años suframos la misma situación y no siempre son personas de lugares muy lejanos y que desconocen que no se puede retirar marisco, sino que los hay de municipios limítrofes que saben perfectamente lo que hay”.
El patrón reconoce que la proximidad del verano “ya nos está dando miedo, pero esperemos que comience a metérsele en la cabeza a la gente que debe respetar el trabajo que realizan las mariscadoras”. Desde hace años, A Illa viene siendo escenario de enfrentamientos entre mariscadoras y furtivos de bañador que no dudan en amenazarlas cuando son descubiertos con almejas, en muchas ocasiones, con cantidades especialmente grandes y que no dan la talla mínima comercial. Incluso en alguna ocasión han tenido que enfrentarse a agresiones.
El otro problema es la presencia de miles de personas sobre los bancos marisqueros durante el verano, precisamente en el que la almeja desova y se encuentra más débil. Desde A Illa siempre han abogado por reclamar una solución a la amenaza que suponen cientos de bañistas pisando todo lo que está sembrado. “Resulta impensable para la gente que miles de personas se paseen por un campo sembrado, porque entienden que se va a dañar, sin embargo, esas mismas personas no se dan cuenta de que hacerlo sobre un banco marisquero ocurre lo mismo”, explicaba ayer una mariscadora. A Illa lleva años soportando esa situación sin que se busque una solución que beneficie a ambas partes, ya que siempre “somos nosotras las perjudicadas y no puede ser así siempre”.
A estos dos problemas se une la importante mortandad que han sufrido los bancos marisqueros en los últimos meses, una mortandad que se ha notado en toda la ría de Arousa.
Se rompen las negociaciones por la explotación de la hatchery de Punta Quilma
La Cofradía lleva años tratando de reflotar la hatchery de Punta Quilma, unas instalaciones que se crearon, hace ya más de treinta años, para surtir de marisco los bancos que gestiona el pósito. Sin embargo, las instalaciones de Punta Quilma siempre estuvieron lejos de obtener los resultados esperados, lo que llevó a la Cofradía a cerrar las puertas de la nave. Sin embargo, desde que se tomó esa decisión, el pósito siempre ha tratado de reflotarla sin éxito. La última ocasión en los últimos meses, cuando se llegó a un principio de acuerdo con una empresa dedicada a la producción de cría de bivalvos. Todo parecía estar encaminado pero, en las últimas semanas, la cosa se torció a causa de una serie de cláusulas del contrato que la empresa no quería incluir y que para la Cofradía eran prácticamente innegociables. El principio de acuerdo se rompió y ahora el pósito trabaja buscando otras empresas que quieran poner en marcha unas instalaciones que cuentan con todo lo necesario para impulsar un proyecto como este. Rial Millán explicaba ayer que “la Cofradía no puede arriesgarse a que nos pase lo que ocurrió con el anterior inquilino de esas instalaciones, que no cumpla con el acuerdo que teníamos y que nos resulte prácticamente imposible rescindir el contrato”.
El DOG fija la apertura de la veda del pulpo para le 3 de julio
El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicó ayer la resolución del Plan Experimental para la gestión del pulpo para la campaña 2023-2024. El cefalópodo se encuentra en estos momentos en veda, un período de recuperación biológica que se inició este mismo mes de mayo y que, según ola resolución del plan, se va a extender hasta el próximo 3 de julio, cuando vuelva a abrirse su captura y se encuentre de nuevo en lonja. Entre ese día y el 31 de agosto, la cuota máxima de capturas será de 35 kilogramos por barco y día, al cual se le añadirán 35 kilogramos al día por cada tripulante enrolado y a bordo, hasta un máximo de 240 kilos. En lo que restará de campaña, la cuota máxima será de 55 kilos por embarcación y día, al cual se le añadirán 55 por cada tripulante enrolado hasta un máximo de 380 kilos. En función de la evolución de la campaña y debido a circunstancias que lo justifiquen las cuotas máximos diarias de captura y desembarco podrán ser sustituidas por topes semanales, durante el tiempo en el que permanezcan vigentes las circunstancias que motivaron dicho cambio de topes semanales.