Un grupo organizado de furtivos esquilma desde hace un mes los bancos marisqueros de Vilaxoán

La Agrupación de a Pie organiza turnos voluntarios de vigilancia, pero resultan infructuosos para frenar los robos

Las mariscadoras de Vilaxoán realizaron ayer una limpieza de algas en la playa de O Rial.  | // IÑAKI ABELLA

Las mariscadoras de Vilaxoán realizaron ayer una limpieza de algas en la playa de O Rial. | // IÑAKI ABELLA / Anxo Martínez

Las mariscadoras de Vilaxoán denunciaron ayer públicamente que desde hace un mes sufren robos sistemáticos de marisco en algunas de sus concesiones, principalmente las de Borreiros, Corón, Punta do Marqués y O Rial. Los autores son, según la presidenta de la Agrupación de a Pie, entre cinco y seis personas que actúan de forma coordinada. “Unos se dedican a controlar dónde estamos nosotras y los vigilantes, y cuando nos ven lejos los demás aprovechan para bajar a las playas”, advirtió Lourdes Corvo en una conferencia de prensa convocada en la playa de O Rial.

El tractorista se dirige a la zona de trabajo de las mariscadoras, para cargar más algas.   | // IÑAKI ABELLA

El tractorista se dirige a la zona de trabajo de las mariscadoras, para cargar más algas. | // IÑAKI ABELLA / Anxo Martínez

Fue a principios de marzo cuando las mariscadoras de Vilaxoán detectaron los primeros episodios de furtivismo, “aunque quizás ya llevasen más tiempo bajando a mariscar”, advierte la presidenta de la agrupación, y vicepatrona mayor de la Cofradía. Pero lo que empezó como un disgusto puntual, pronto adquirió una dimensión mucho mayor. Cuando comprobaron que los furtivos actuaban de forma organizada, y que mostraban un comportamiento desafiante y abiertamente agresivo entendieron que se enfrentaban a un problema de gran calado. Fue entonces cuando se acordó reforzar la vigilancia que estaba haciendo la empresa privada con turnos voluntarios formados por las propias mariscadoras.

Desde hace unas semanas, las mariscadoras refuerzan el control de las playas acudiendo a vigilar en horas robadas a su tiempo libre o a la familia. Horas que suman a las vigilancias convencionales, a las limpiezas y a las jornadas de marisqueo. “Esta situación nos está acabando con la salud”, asegura un miembro de la directiva.

Pero ni siquiera este mayor control sobre las playas ha logrado frenar completamente a los furtivos. Lourdes Corvo afirma que ya los han sorprendido tratando de extraer almejas a plena luz del día y que han tenido más de un encontronazo con ellos. El viernes, sin ir más lejos, cuando las mariscadoras terminaron de trabajar a la una de la tarde fueron a echar un vistazo por el entorno del antiguo campo de fútbol de O Rial y descubrieron con asombro multitud de zonas de arena levantadas. Ellas habían estado mariscando entre Borreiros y Corón, y, mientras tanto, los furtivos actuaban en otra playa, a apenas 300 metros de distancia siguiendo la costa.

Además, las trabajadoras están preocupadas puesto que, según ellas, los presuntos furtivos se muestran desafiantes y amenazadores, hasta el extremo de que una de las integrantes de la Agrupación ha presentado una denuncia en la Guardia Civil por supuestas amenazas.

“Ellos no tienen nada que perder –advierte Lourdes Corvo–, y así nos lo dicen. Saben que como mucho se enfrentan a una sanción administrativa, y que además no van a pagar la multa porque son insolventes”. Un compañero suyo añade que “nosotros estamos en desventaja con respecto a ellos”. “Si ellos nos amenazan o nos agreden, es posible que no les pase nada, pero si nosotros tenemos la mala suerte de que ellos lleven un golpe entonces a lo mejor sí que nosotros nos podemos meter en un buen lío”.

“Ya nos lo dicen cuando nos encontramos con ellos, que no les podemos tocar”, añade otra directiva de la Agrupación. De hecho, si sorprenden in fraganti a uno de los furtivos escarbando en su playa tiene que ser el vigilante quien acuda a incautar el marisco. Si no llega a tiempo, lo más probable es que el infractor se lleve el botín sin que ellas puedan hacer nada.

Por ello, cansadas de esta situación, hicieron público lo que están padeciendo, para que las autoridades competentes (Guardia Civil, Consellería do Mar...) les echen una mano. “Les pedimos que vigilen más las zonas de marisqueo y que tengan una mayor presencia en las playas”, apunta Corvo, así como leyes más duras contra los furtivos.

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Las mariscadoras de Vilaxoán están cansadas por el sobreesfuerzo que está suponiendo para ellas sumar las vigilancias obligatorias a las voluntarias, pero no piensan en rendirse. “Lo que no vamos a dejar es que nos roben nuestro pan”, asevera con contundencia Lourdes Corvo. Recuerdan que, “el marisco no nace en la playa sin más”, sino que ellas lo siembran y cuidan durante meses con vigilancias y limpiezas no remuneradas –como la de ayer, la primera que hacen este año–, y advierten que los furtivos ponen en riesgo la economía de 70 familias de Vilanova y Vilagarcía. Por ello, piden también a los consumidores que eviten comprar almejas robadas, ya que “hay furtivos porque alguien les compra el marisco”. Además, avisan de que consumir bivalvos que no han pasado antes por una depuradora puede ser peligroso para la salud. También recuerdan que el robo de marisco no solo es un fastidio para el presente, sino que hipoteca los próximos meses, “porque llevan de todo, grande, pequeño, les da igual”.

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