Dolores Bóveda Ríos “Loliña” falleció a los 90 años de edad y hoy a mediodía será enterrada en su Carril, el mismo al que dio fama y renombre mundial con los fogones de su restaurante como atractivo para los más paladares más selectos.
Su madre María y su padre Manuel regentaban el Bar Loliña desde 1933, nombre elegido en homenaje a su recién nacida. El mismo lugar que luego, bajo la dirección de la propia Loliña, se convertiría en sinónimo de la excelencia gastronómica con el producto elegido y la sapiencia en su elaboración que aportaba la mano de su cuñada Marité Maneiro.
Tal fue la buena fama que grandes personalidades quisieron disfrutar de aquellas recetas que, en tiempos en los que internet ni se contemplaba, pasaban de boca a boca con la misma efectividad que cualquier app o red social.
Toreros, políticos, deportistas o gente de la farándula. Cualquiera que fuese el gremio, todos añadían un plus a su visita a Galicia siempre que dispusiesen de una mesa en el local a las puertas de los viveros de Carril y su isla de Cortegada. Un establecimiento que cerró sus puertas cuando la edad hizo mella y que hoy despide a su alma máter.
